Giuseppe Cipriani, nieto del cofundador del célebre Harry's Bar en Venecia (lugar que lo vio nacer), se convirtió en el nuevo dueño del emblemático Hotel San Rafael de Punta del Este. Junto a sus dos hijos, este italiano de indiscutido porte elegante y distinguido, lleva adelante el Grupo Cipriani y acaba de invertir 450 millones de dólares para desarrollar su nuevo emprendimiento, "Cipriani Ocean Resort & Club Residences", diseñado por el prestigioso arquitecto uruguayo Rafael Viñoly.
Este proyecto renovará al viejo Hotel San Rafael y, además, se construirán dos torres alrededor del edificio existente. "70 años después de su inauguración, vamos a imprimirle al San Rafael nuestro estilo de elegancia en la simplicidad, dándole vida a esta leyenda para que todos puedan apreciar un pedacito de historia", expresó Giuseppe Cipriani durante el corte de cinta en el exclusivo cóctel que se hizo en showroom de ventas, donde estuvo acompañado por el intendente de Maldonado, Enrique Antía. El fabuloso diseño de este complejo vanguardista fue aprobado en julio.
Giuseppe es fanático de Uruguay, al punto que reside una buena parte del año en ese país, y el resto lo reparte entre las principales ciudades del mundo, mientras maneja los exclusivos restaurantes que llevan su nombre.
Cipriani es una marca de hospitalidad internacional con restaurantes, espacios de eventos emblemáticos, residencias de lujo, hoteles y clubs por todo el mundo: Venecia, Nueva York, Miami, Los Ángeles, Las Vegas, Abu Dhabi, Hong Kong, Monte Carlo, Ibiza, Ciudad de México, Dubai, Riad… y la lista sigue. Los inicios de este legado familiar se remontan a 1931, cuando Giuseppe Cipriani, su homónimo abuelo, inauguró el famoso Harry's Bar en Venecia donde su padre aún reside y sigue trabajando con 86 años. Tres generaciones después, la familia Cipriani expandió el negocio y fundó una de las cadenas de hoteles más prestigiosas del mundo, además de abrir restaurantes de primer nivel en las principales ciudades.
Desde 1994 hasta 2001, Buenos Aires tuvo su Cipriani ubicado sobre la calle Posadas. Sin embargo, el restaurante cerró sus puertas. Pero ahora, su gran pasión por Uruguay, hizo que el empresario vuelva a apostar por Sudamérica y acaba de realizar la inversión más importante que tuvo Punta del Este. Con esa suma multimillonaria, el hotel será modernizado y acompañado por una estructura diseñada por Rafael Vignoli.
Ubicado en la Rambla Lorenzo Batlle Pacheco, entre la calle Mar del Plata y la calle Valparaiso, el hotel San Rafael marcó una época de esplendor en Punta del Este. Desde su apertura, en 1948, por sus lujosos pasillos y su espectacular casino desfilaron las figuras internacionales más importantes del mundo social, artístico, de la política, la realeza y la cultura.
Santina Manoukian de Merlo (conocida en Punta del Este como Yolanda) acaba de vender el Hotel San Rafael y estuvo presente en el cóctel, donde le contó a Infobae que se va feliz y que toda su familia también está contenta. "Crié a mis hijos adentro de este hotel, mientras trabajaba. Mis nietos también se criaron acá. Yo solo me quedé con un llavero y una medalla de una importante cumbre de presidentes que se hizo en el hotel. Mis hijos y mis nietos también se quedaron con algunos objetos de recuerdo. Lo que guardo adentro mío es tan grande que no preciso nada más. No hay ninguno de nosotros que sufra, estamos todos contentos", aseguró.
Santina recordó que por el Hotel pasaron las figuras más emblemáticas y eso le permitió conocerlas y continuar el trato en la actualidad con muchas de ellas: "Se alojaron todos los presidentes de América, los reyes de España, Pelé, jeques árabes, Rita Hayworth, Ava Gardner, la orquesta de Glenn Miller, Johnny Hallyday, Niki Lauda, Christopher Lambert, todos los actores argentinos, (Alberto) Olmedo venía mucho. Nos divertimos tanto acá… pero podría seguir horas contándote porque la lista es inmensa", expresó con orgullo.
El casino del San Rafael fue el primero que abrió sus puertas en Punta del Este y Giuseppe quiere volver a reabrir esa gran sala de juego, devolviéndole al Hotel San Rafael el esplendor de su mejor época. Además, el proyecto incluye -en una primera fase- 70 cuartos de hotel, 75 departamentos privados y una variedad infinita de amenities de primera categoría. Y por supuesto; contará con el emblemático restaurante Cipriani.
– ¿Cómo surgió esta inversión multimillonaria en el Hotel San Rafael?
Desde que vengo a Punta del Este, el hotel San Rafael es uno de esos lugares de los que siempre te acuerdas. Fue un ícono de Punta del Este, fue un lugar histórico: está lleno de historia. Me enteré que estaba a la venta en febrero de este año. Me acerqué a Santina, la dueña, y terminamos haciendo este negocio.
Después, empezamos a hablar con la Intendencia de Maldonado y la respuesta fue muy rápida. Trabajaron muy bien con nosotros, el proyecto se aprobó muy rápido. Punta del Este es, un poco el "The Hamptons" de los argentinos. Tenía miedo de trabajar en Uruguay, porque para mí es un lugar de descanso.
– ¿Por qué no invertir otra vez en Buenos Aires, después de la experiencia que tuvo con el restaurante Cipriani?
Estuvimos desde 1994 hasta 2001 con ese restaurante. Ahora no está la misma oportunidad. Esto para mí es un buen "deal" (en inglés, un buen acuerdo), porque está la oportunidad de tener la licencia del casino, que eso para mí es muy importante. El proyecto es muy importante, el arquitecto Rafael Vignoly hizo un gran trabajo. Con este gobierno se trabajó muy bien.
– ¿Cómo es un día en su vida?
El mayor tiempo de mi vida lo paso arriba de un avión. El año pasado volé 700 horas por trabajo. Siempre por trabajo. Tenemos restaurantes en muchos países, que no están muy cerca unos de otros. Entonces, hay que viajar mucho, porque tenemos restaurantes Cipriani en Dubai, Abu Dhabi, Riad, Mónaco, Londres, Ibiza, México, Las Vegas, Venecia, Nueva York… Los administro a todos y trabajo con mis dos hijos, de 28 y 30 años. Ya soy abuelo dos veces (risas). Mi padre sigue trabajando en Venecia y tiene 86 años.
– ¿Siente el peso de semejante legado familiar?
No hay tanto legado familiar. Lo que te enseñan y, aprendes rápido, es que se necesita trabajar, no hay otra forma. Si tu abuelo y tu padre trabajaron toda su vida, es difícil que no trabajes. A los 19 años me mudé a Nueva York. Empecé de muy joven a trabajar: al principio en gastronomía y, luego, en hotelería. Ahí empecé mi carrera.
Mis hijos trabajan mucho también, creo que somos algo raro porque ellos son la cuarta generación que trabaja en la firma. Es una cosa linda y estoy muy contento.
– Sé que es fanático de la velocidad y, también, de los animales.
Tengo 14 perros! (risas) 7 están en Punta del Este y corro dos campeonatos automovilísticos por año. Me gusta la velocidad. Esto me permite mantener una forma mental buena.
– ¿Dónde vive?
Vivo en Nueva York y en Punta del Este. Ahí tengo mis dos casas principales. Tengo una habitación en Dubai, donde tengo mi residencia. Este año, pasé 80 días en Uruguay, trabajé mucho en este proyecto de hotel. Me gusta mucho todo Uruguay, me encanta el país y la comunidad.
– ¿Qué hace en el tiempo libre?
No tengo mucho tiempo libre, por eso mi pasión es correr en automóvil y recibir a la gente.
– ¿Cómo le gustaría ser recordado?
¿Quién sabe?… no hay tiempo para pensar en eso. Es importante hacer las cosas bien en la vida. Si uno hizo bien las cosas, entonces, puede morir en paz.