El dictador Daniel Ortega finalmente participó en la controvertida toma de posesión de Nicolás Maduro, en la sede del Parlamento de Venezuela en Caracas. Además, una delegación nicaragüense integrada por al menos 16 representantes estuvo presente en la ceremonia.
La vicepresidente y portavoz oficialista Rosario Murillo había anunciado que Ortega no estaría presente. Según lo reportado, Murillo destacó que el equipo de funcionarios nicaragüenses sería liderado por Orlando Tardencilla, ministro asesor de Políticas y Relaciones Internacionales. “Contentos y orgullosos de compartir estos momentos históricos en las luchas de los pueblos de nuestra América”, expresó la funcionaria.
Murillo también enlistó a los miembros de la delegación, destacando la presencia de figuras como la ministra de la Mujer, Lucien Guevara; el co-secretario de Economía Creativa, Luis Morales; y las diputadas Loria Raquel Dixon y Amada Pineda. También se confirmó la asistencia de diplomáticos como Gadiel Arce y la embajadora en Caracas, Daisi Torres. “Mañana estaremos en la juramentación solemne de nuestro querido compañero, camarada, hermano Nicolás Maduro Moros”, añadió Murillo en sus declaraciones citadas por la fuente.
El respaldo político de Ortega a Maduro sigue siendo público y evidente. En días previos a la toma de posesión, Ortega y Murillo enviaron una carta al mandatario venezolano en la que reiteraron su apoyo a lo que calificaron como “un momento histórico crucial”. La misiva fue enviada en un contexto de amplio rechazo internacional hacia la reelección de Maduro, caracterizada por acusaciones de fraude y represión. Según la información recabada, esta misiva contrasta con la postura asumida por diversos países del ámbito internacional que reconocen al líder opositor Edmundo González Urrutia como presidente legítimo de Venezuela.
Por su parte, la situación interna en Venezuela continúa generando preocupación. Según medios locales, el partido opositor Vente Venezuela denunció un intento de secuestro contra su líder, María Corina Machado, durante una concentración pública en Caracas. En un video difundido posteriormente, Machado aseguró que logró escapar ilesa del incidente y afirmó que seguiría adelante con su lucha por la restitución democrática en el país.
En este escenario, la toma de posesión de Maduro sigue siendo motivo de divisiones políticas a nivel regional. Las delegaciones confirmadas para asistir provienen de países como Bolivia, Brasil, Cuba, Honduras y México. Aunque los gobiernos de la región han adoptado diferentes posturas ante la controversia, la presencia de figuras clave como Ortega ha quedado limitada a representantes indirectos en medio de presiones internacionales crecientes.
El acto simbólico en el Parlamento venezolano ha sido duramente criticado por la oposición, liderada por González Urrutia, quien expresó su intención de regresar al país pese a las amenazas legales en su contra. Según medios regionales, la juramentación de Maduro genera un terreno fértil para la confrontación política y inestabilidad, dado que amplios sectores en la comunidad internacional consideran ilegítima su presidencia después de un proceso electoral denunciado como fraudulento.
En resumen, aunque Ortega y Murillo reafirman su alianza política con Maduro, su decisión de no asistir personalmente a un evento de tal magnitud refleja las crecientes complicaciones diplomáticas y los riesgos políticos asociados. Al mismo tiempo, la situación en Venezuela continúa tensándose, con la oposición enfrentando obstáculos e intentos de silenciamiento. La evolución de ambos regímenes sigue siendo observada de cerca a nivel internacional.