El domingo 5 de enero de 2025, en el marco del segundo domingo del Tiempo de Navidad, el Padre José Luis Lofrano, párroco de la Iglesia María Auxiliadora de Boleíta, en Caracas, ofreció una homilía en la que relacionó sus vivencias en la antigua Alemania Oriental con su percepción de la realidad que enfrenta Venezuela en la actualidad. A través de su mensaje, el sacerdote buscó conectar una experiencia histórica personal con un llamado a la esperanza y la fe.
Lofrano recordó un viaje realizado a finales de los años ochenta, cuando fue invitado por el Senado de Berlín para aprender alemán durante tres meses. Describió cómo este viaje lo llevó a cruzar la República Democrática Alemana (RDA), controlada por la entonces Unión Soviética. “Teníamos que cruzar la famosa Alemania democrática. Y digo famosa porque ni era democrática ni era Alemania”, comentó.
En su relato, explicó las estrictas medidas de seguridad impuestas en la RDA. Narró cómo el autobús en el que viajaba tuvo que detenerse por una necesidad del grupo, siendo escoltados hasta un restaurante considerado “zona neutral”. Resaltó que, por tener pasaporte venezolano, fue el único pasajero que no fue inspeccionado, mientras que un compañero filipino, actualmente obispo en Filipinas, fue sometido a un exhaustivo registro en el que incluso le arrancaron la fotografía de su pasaporte.
Lofrano también relató las limitaciones vividas en Berlín Oriental, donde los visitantes no podían llevar libros ni permanecer más de un día, además de estar obligados a gastar una suma fija de 32 marcos. “Había espejos arriba, abajo y a los lados; todo estaba controlado”, rememoró.
“Es horrible”
El sacerdote utilizó estas memorias para expresar su impresión sobre el contexto actual de Venezuela. “Es horrible venir hasta acá y encontrar la calle llena de soldados y encapuchados con pasamontañas negros. Es horrible sentir que regresé a la Alemania Oriental”, afirmó, en referencia a la presencia de fuerzas de seguridad de la dictadura de Nicolás Maduro en las calles, a pocos días de la jura presidencial en Miraflores.
También reflexionó sobre el peso de las experiencias vividas: “La desgracia de un ser humano es toda su historia. La va a cargar siempre. Nadie me la puede quitar, ni siquiera el Alzheimer, porque uno recuerda lo viejo y no lo contemporáneo”.
Un mensaje de fe y esperanza
A pesar de esta comparación, el mensaje central de su homilía estuvo marcado por el llamado a la esperanza que surge de la figura de Jesús. Reflexionó sobre el evangelio del día, subrayando el significado de que el Hijo de Dios “puso su carpa, su tienda entre nosotros” y “nos inyectó gracia”. Enfatizó que el verdadero propósito de la vida cristiana radica en mirar más allá de las dificultades inmediatas.
“Esta no es la realidad que Dios quiere, ni la zozobra, ni la angustia, ni el dolor, ni esa sensación trágica de caminar como si no pudiéramos hablar. La verdadera vida es la del Hijo de Dios”, aseguró.
Lofrano destacó que Jesús no vino a salvar con palabras vacías, sino con acciones. “Él vino y dio su vida. Nosotros somos seguidores de alguien que tuvo la esperanza en sus manos y podía haber evitado todo lo que sufrió, pero no lo hizo. Lo asumió”, indicó.
El sacerdote instó a los fieles a enfrentar los desafíos con determinación. “Asumamos, como decimos en criollo, nuestro gallo muerto, y tenemos que echar hacia adelante, porque solo de esa manera se hace la esperanza hasta el final”, expresó.
Repercusión del mensaje
El mensaje eclesiástico resonó profundamente entre los asistentes, quienes viven en un país marcado por tensiones sociales, económicas y políticas. El video fue compartido miles de veces y se viralizó a las pocas horas.
A través de sus palabras, Lofrano combinó su experiencia histórica con un mensaje espiritual, ofreciendo a los fieles un aliento en medio de las adversidades.
La homilía del 5 de enero, ofrecida en vísperas de la solemnidad de la Epifanía del Señor, buscó recordar a los creyentes el poder de la fe para trascender las dificultades humanas y conectarse con la esperanza divina. “Sigamos su ejemplo, levantemos la mirada y avancemos, porque solo así llegaremos al verdadero horizonte que Dios quiere para nosotros”, concluyó.