Por cuestiones de seguridad María Corina Machado no puede revelar su ubicación. Tras el fraude electoral del 28 de julio, vive en la clandestinidad ante la persecución de la dictadura chavista, que constantemente amenaza con detenerla. Esa amenaza ya fue más allá, y en los últimos días agentes del régimen asediaron la residencia de su mamá, en Caracas. Horas después, la líder opositora venezolana habló en exclusiva con Infobae.
Al asedio a la casa de su mamá se le suma el que mantienen las fuerzas del régimen a la Embajada de Argentina desde el sábado pasado, así como las miles de detenciones arbitrarias, amenazas, hostigamientos, y resoluciones judiciales infundadas. “Hay que interpretarlo como lo que son: una muestra de debilidad de la tiranía, que tiene profundas tensiones dentro de los distintos grupos que la conforman”, afirmó la líder de Vente Venezuela sobre estos actos que forman parte de la escalada represiva del chavismo.
Pese a esto, María Corina aseguró que el próximo 10 de enero, cuando el ganador de los comicios de julio tiene que asumir la presidencia del país, “es un punto final de un período a partir del cual la situación cambia completamente para todos”. Edmundo González, quien se impuso en las elecciones con más del 70% de los votos y hoy está exiliado en Madrid por la persecución chavista, sostuvo que ese día estará en Caracas para jurar el cargo. Sin embargo, la oposición, y la comunidad internacional en general, saben muy bien que Maduro no tiene intenciones de ceder el poder.
“Maduro debería entender que su mejor opción es aceptar una transición negociada”, indicó la líder opositora, quien además pidió mayor celeridad a la Corte Penal Internacional (CPI) en su investigación sobre el caso Venezuela: “Los crímenes debidamente documentados se siguen cometiendo en Venezuela”, advirtió. Precisamente este es el reclamo por el que convocó para este domingo a todos los venezolanos a sumarse a una nueva protesta mundial contra la dictadura.
Durante la entrevista destacó la reacción de la comunidad internacional ante el fraude de Maduro, incluso de gobiernos de izquierda, pero pidió acciones más firmes y una mayor condena, como en el caso del asedio a la Embajada argentina en Caracas: “Hay que hacerle entender a Maduro que esto tiene consecuencias, que aquí no hay una situación de impunidad donde él cree que puede hacer cualquier cosa y no va a pasar nada”.
Se refirió, además, a la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos y cómo su influencia puede ayudar a terminar con la tiranía.
También contó cómo pasa sus días entre el trabajo incesante y la imposibilidad de tener contacto con sus seres queridos. “Hay momentos en los que me hace mucha falta la gente que yo quiero, la posibilidad de un abrazo, un beso, una caricia en físico”, reconoció, pero aseveró: “Son retos que te pone la vida, uno tiene que reinventarse (...) De Maduro vamos a salir, mi gran obsesión y desafío es el país que vamos a construir de las ruinas”.
-Pasaron cuatro meses desde el fraude electoral del 28 de julio. En el medio vimos miles de detenciones arbitrarias, represión. Lo primero que le quiero consultar es cómo está usted, sobre todo horas después del asedio a la residencia de su madre.
-Estamos trabajando sin descanso. Esto cada día adquiere más momentos y fuerza, están pasando muchas cosas dentro de Venezuela y también afuera. Eso nos tiene súper ocupados, trabajando con la gente y convencidos de que esto tiene un solo destino que será la libertad de Venezuela y el reencuentro de todas las familias en un país libre. Lo que estamos viendo es lo que habíamos advertido, que hay una relación directamente proporcional entre la debilidad del régimen y su violencia. Estos actos de las últimas horas contra la casa de mi mamá, contra la embajada de Argentina bajo protección de Brasil, las detenciones que han habido en los últimos días, las amenazas, las acusaciones más desorbitantes, hay que interpretarlo como lo que son: una muestra de debilidad de la tiranía, que tiene profundas tensiones dentro de los distintos grupos que la conforman y que entienden que el 10 de enero es un punto final de un período a partir del cual la situación cambia completamente para todos.
-Aún así, el régimen intensifica la represión. De hecho, en los últimos días Edmundo González aseguró que el 10 de enero va a estar en Caracas para asumir la presidencia, y Maduro dijo que nunca va a entregar el poder. ¿Maduro está dispuesto a todo con tal de quedarse en el poder?
-Una cosa es que esté dispuesto a todo, y otra muy distinta es que sea capaz de hacerlo. Al final Maduro está en su punto de mayor debilidad en 25 años que ha tenido este régimen. Nunca había existido un grado de ilegitimidad tan profundo como el que hoy hay; como me decían expertos en estos días, es el fraude mejor documentado en la historia de la humanidad. No hay absolutamente nadie que dude de la victoria apabullante de la fuerza democrática por más de 40 puntos en condiciones absolutamente adversas, ilegales, corruptas, sucias, no libres. Esto, desde el punto de vista de lo que pretende hacer, es insostenible políticamente hablando, pero además desde el punto de vista económico el país ha entrado en una espiral terrible de caída en la economía, de subida de la inflación, de una situación insoportable para los sectores populares del país que son una inmensa mayoría. El 80% de los venezolanos viven en la pobreza. Desde el punto de vista institucional, las bases de lo que fue en algún momento, el soporte de este régimen, están crujiendo en el sistema judicial, en las policías, en las fuerzas armadas. Maduro está cada día más aislado frente, además, a una comunidad internacional que está actuando. Basta con ver lo que ha pasado en los últimos diez días en una coalición amplísima donde tenemos aliados importantísimos como Javier Milei o como Gabriel Boric, entonces te das cuenta que allí no es un tema ideológico, sino lo que está planteado es un tema de libertades esenciales, de la vigencia de la democracia y de la estabilidad política de la región tanto como un tema de seguridad hemisférica. Por lo tanto, Maduro tiene de aquí al 10 de enero un período, donde tiene ciertas condiciones que le son más favorables para aceptar los términos de una negociación y cuando llega el 10 de enero hay dos opciones: se juramenta Edmundo González como manda la Constitución y tenemos una gran victoria, o Maduro decide que extiende esto y se queda por la fuerza, con lo cual él tiene una gran derrota. Entonces quién está frente a la pared es Maduro, no las fuerzas democráticas. Nosotros vamos con todo adelante hasta el final.
-¿Esas divisiones de las que habla en el chavismo se profundizaron tras el 28 de julio?
-Ya son más que evidentes y tienen mucho tiempo, pero en el pasado ellos lograban disfrazarlas un poco. Que si había una lucha contra la corrupción y te sacaban a uno y te perseguían a otro; era una especie de depuración entre ellos. Esto es otra cosa. Esto lo vimos a gran escala el 28 de julio. En Venezuela hay un operativo que se llama el Plan República, que es un despliegue de decenas de miles de ciudadanos militares en todos los centros de votación del país, están dentro de los propios centros de votación y tienen la responsabilidad de preservar el material, la seguridad del local, etcétera. Recibieron órdenes de que no podían dejar entrar a nuestros testigos, que si estaban adentro que los expulsaran, y al final del día que no les entregaran las actas. La realidad es que nosotros recogimos el 85% de las actas. Y eso fue en buena medida por la cooperación que tuvimos de los efectivos del Plan República, que desobedecieron esas órdenes, lo que te demuestra que allí hubo una primera señal inequívoca de que las bases y los cuadros medios de las Fuerzas Armadas no están de acuerdo con un fraude monumental. Es más, quieren un cambio en la democracia. Y esto se ha ido manifestando en otras tensiones entre los grupos civiles y militares. Estamos hablando de un sistema de corrupción y del crimen, en el que se han robado todo. Se robaron el oro del Banco Central, se llevaron las reservas, se han robado la industria petrolera, han saqueado amplísimas zonas del país, las minas de oro, se robaron las prestaciones sociales de los trabajadores públicos, han expropiado empresas, confiscado activos… El país está prácticamente quebrado, tenemos una deuda de la República y PDVSA que es dos veces el producto interno bruto. Esta voracidad de estos grupos criminales hace que empiecen a enfrentarse ya de una manera pública, y se están metiendo presos entre ellos, han desaparecido gente, se acusan. Esta es la parte que se ve, pero en el fondo esto es un proceso que va desde las entrañas y que es autodestructivo, ellos mismos se están consumiendo entre sí.
-Más allá de esas divisiones internas, ¿hay sectores del chavismo que quieren un cambio? ¿Ustedes lograron abrir canales de diálogos con esos sectores?
-Por supuesto que sí, y desde antes del 28 de julio recibimos muchos mensajes. También hay temor porque es un régimen totalmente inescrupuloso y nos atacan a nosotros, pero se atacan entre ellos ferozmente. Entonces la gente tiene mucho miedo, mucho cuidado de cómo se aproxima. Yo te puedo asegurar, y lo digo con plena convicción, no ha empezado un proceso de negociación, lo que ya comenzó fue la transición. Lo ocurrido el 28 de julio es un antes y un después. Y lo importante es que entendamos que este esquema que Maduro quiere venderle a los pocos apoyos que le quedan de que se puede pasar la página, de que no importa todos los crímenes que hayan cometido, de que el mundo va a mirar para otra parte, que acuerdos pragmáticos… Eso no va a pasar. El mundo no va a mirar para otro lado. En primer lugar, porque los venezolanos que hoy somos una causa global organizada en todo el mundo no lo vamos a permitir, pero además porque Venezuela es hoy el conflicto más importante que tiene Occidente, es donde confluyen una serie de dramas, de problemas graves, desde la migración, el funcionamiento de redes del crimen organizado, la presencia creciente de agentes de Irán, de Rusia, de grupos terroristas, más una crisis no solamente ecológica por el ecocidio que están haciendo en el territorio venezolano, y la demanda energética global, la cual Venezuela simplemente se ha colapsado, pero se puede convertir en el gran actor. Esto es prioritario para los países de la región, y es un problema prioritario en términos de sus propios intereses, no solamente un tema de orden humanitario o de vigencia de libertades democráticas.
-Usted recién hablaba de un tema que preocupa mucho a los países de la región, como es la migración que, incluso, fue uno de los ejes de la campaña en EEUU. Hoy en día hay más de 8 millones de venezolanos en diferentes partes del mundo, y se espera que si Maduro se mantiene en el poder a partir del 10 de enero, esa cifra aumente considerablemente. ¿Cree que este es uno de los principales motivos por los cuales los países de la región podrían aumentar su presión para que haya un cambio?
-Absolutamente. Además es uno de los temas que ha hecho que el caso venezolano sea un caso bipartidista, abordado de manera conjunta por las dos cámaras y por los dos partidos en Estados Unidos. Obviamente el tema migratorio es una prioridad para nosotros porque nos estamos desangrando, se nos están yendo nuestros jóvenes, esto es una tragedia. Pero por otra parte, el efecto desestabilizador y la presión que tiene en la región. Aquí hay que entender varias cosas. Uno: la migración en Venezuela ha sido una política del régimen, no ha sido una consecuencia no deseada; ha sido intencional. Para Maduro la migración es una forma de válvula de presión en las tensiones sociales internas. Por otra parte, es una forma de debilitar las estructuras de lucha política porque son los primeros a los que persiguen, a los venezolanos que están más activos. Y también es una forma de dividir a la familia, y con eso ellos buscan hacer a la gente más frágil, más débil. Y desde luego, un arma de desestabilización política que han usado otros regímenes alrededor del mundo. Ahora, paradójicamente, estos más de 8 millones de venezolanos que tenemos afuera también se han convertido para nosotros en una fuerza poderosísima porque han convertido a Venezuela en una causa global. ¿Cuántas causas hoy en el mundo te sacan gente en quinientas ciudades en un mismo día? El domingo estamos convocando movilizaciones en todas partes del mundo, este primero de diciembre, exigiendo que la Corte Penal Internacional se pronuncie y actúe en el caso Venezuela 1. Volviendo al tema migratorio, la gente se va cuando siente que no hay futuro en su país. Una madre agarra su niño pequeño, se lo echa encima, y se va a caminar ocho países cruzando el Darién, donde sabe que lo más probables es que en esa selva la roben, la violen, la maten, y corre el riesgo porque siente que aquí no hay futuro para su hijo. Entonces, si queremos resolver el problema de la migración, no solo hay que ir a la consecuencia, hay que ir a la causa y la forma más sencilla, rápida, de que se resuelve la migración venezolana es una transición a la democracia. No solamente se van a parar los flujos migratorios, sino que van a revertir el sentido, va a haber millones que van a regresar.
-¿Le preocupa la falta de avances en el proceso que lleva adelante la Corte Penal Internacional?
-Absolutamente. En el caso de Venezuela hay pruebas en abundancia, los casos están debidamente documentados, es un proceso que tiene muchísimos años y que no se justifica que exista tanta celeridad en otros casos y no en el caso venezolano. De allí que se está dando toda esta movilización de los venezolanos alrededor del mundo y aquí en Venezuela, pero también que varios de los estados que fueron quienes propusieron y se adhirieron a la investigación estén tan activos, incluyendo el caso de Argentina. Es un momento en el cual nosotros le pedimos a todos los Estados democráticos del mundo que forman parte del Estatuto de Roma, que van a estar presentes la semana que viene en La Haya, en la Asamblea de Estados Partes, que eleven su voz por Venezuela, este es el momento de actuar, no es después, es ahora. Porque aquí hay algo; esos crímenes que están debidamente documentados y que fueron los que sustentaron la apertura de una investigación se siguen cometiendo mientras tú y yo estamos hablando. Hay niños presos, torturados, acusados de terrorismo, les han hecho sentir a sus madres que los iban a liberar y no los liberaron, hay mujeres que han sido detenidas solamente porque fueron testigo en el proceso electoral, o porque protestaron pacíficamente al día siguiente de la elección, y han sido objetos o víctimas de abusos sexuales de todo tipo, debidamente documentados al extremo, que la propia misión de verificación de los hechos de las Naciones Unidas ha calificado estos actos como crímenes de lesa humanidad. Si queremos detener estos crímenes que se siguen cometiendo hoy, hay que hacerle sentir a los perpetradores que van a ser responsables frente a la justicia internacional, y eso envía una señal inmediata que inhibe de futuros crímenes.
-¿Cómo cree que puede impactar la llegada de Donald Trump a la presidencia de EEUU, teniendo en cuenta además que tendrá como secretario de Estado a un funcionario como Marco Rubio, que conoce al detalle todo lo que pasa con las dictaduras latinoamericanas? ¿Tuvo contacto con alguno de ellos tras las elecciones de Estados Unidos?
-Nosotros hemos tenido contacto con ambos partidos a lo largo de todo este proceso, antes, durante, y después del 28 de julio. Desde luego, tanto Mike Waltz, que ha sido designado como consejero de Seguridad Nacional, y Marco Rubio, como secretario de Estado, son dos personas que conocen al detalle lo que ocurre en América Latina y en particular el caso venezolano, muy ligado al tema cubano y nicaragüense también. El tener por primera vez un secretario de Estado de origen hispano, yo creo que también es una señal importante para toda la región de la importancia que va a tener en esta nueva administración. Yo estoy convencida que además en el caso de Venezuela se alinean todos los intereses. Hay quienes han pretendido crear como una contradicción entre la transición democrática y los intereses de política interna de los Estados Unidos, eso es absolutamente falso. Si hay un caso donde todo se alinea es Venezuela. ¿Queremos resolver el problema de la migración? Hay que lograr una transición y que salga Maduro del poder. ¿Queremos resolver el tema energético y que Venezuela pueda tener enormes inversiones con Estado de Derecho con respecto a la propiedad privada, apertura de mercado? Hay que lograr la salida de Maduro y la transición democrática. ¿Queremos que pueda haber vigencia de los derechos humanos, que exista respeto, que existan libertades, que se desmonten los grupos criminales? Hay que sacar el crimen organizado del poder, que es lo que está en Venezuela. Yo siento que por primera vez los intereses de todos los actores, acreedores, empresas de energía, gobiernos de izquierda, gobiernos de derecha, actual administración en Estados Unidos, la que viene, y desde luego los venezolanos, están todos alineados. Por eso Maduro está absolutamente solo, aislado, frágil. Es un sistema tambaleante y que no tiene otra opción. Por su propio bien, debería entender que su mejor opción es aceptar los términos de una transición negociada. Si se aferra al poder por la fuerza, vendrá una etapa muchísimo más dura, muchísimo más difícil para Maduro y su régimen a partir del 10 de enero. Si se juramenta Edmundo, tremenda victoria; lo prohíbe Maduro y pretende extenderlo, gran derrota para Maduro. Eso es lo que va a ocurrir. Cualquiera de esas dos cosas el 10 de enero.
-A la luz de lo que fue la respuesta de Maduro tras el fraude electoral, ¿no teme que se aferre al poder incrementando la represión?
-Yo te diría, ¿qué tanto más puede recrudecer de lo que estamos viviendo ahorita? Aquí no hay un solo periodista que se atreva a hablar; aquí han perseguido sacerdotes por haber oficiado misas por los presos políticos; todas las personas que tuvimos una responsabilidad relativamente importante en el proceso del 28-29 de julio, están o exiliados o asilados, o escondidas, o presas. Mira lo que está ocurriendo en la Embajada de Argentina. Esto es una cosa inconcebible que viola por supuesto la Convención de Viena, la Convención de Caracas. Además es una ofrenda no a uno, sino a dos países: Argentina y Brasil. Y yo realmente quiero pedirle a los gobiernos de América Latina que se manifiesten de forma absolutamente firme sobre esto, porque al final el asilo es una de las instituciones que han sido sagradas en América Latina. Maduro les cortó la luz, no les deja que les llegue agua, no permiten las visitas, tienen un asedio permanente, es un esquema de terror rodeando la Embajada. Esto es una ofrenda a la Argentina y a Brasil. Y es un momento donde hay que hacerle entender a Maduro que esto tiene consecuencias, o sea que aquí no hay una situación de impunidad donde él cree que puede hacer cualquier cosa y no va a pasar nada. Sí va a pasar, tanto fuera como dentro del país.
-¿Cómo están los opositores asilados después de una semana de asedio? ¿Cree que en parte también se debe a una respuesta de Maduro al gobierno de Lula, que no sólo no reconoció su triunfo en las elecciones sino que recientemente impidió el ingreso de Venezuela a los BRICS?
-Puede ser, no quiero especular. Lo que creo que es para ellos es un gravísimo error. Enfrentarse a Lula de esta manera, que al fin y al cabo es un gobierno democrático, donde había cierta afinidad ideológica y que le podía mantener vínculos, comunicaciones, interlocución. Quién ha ido rompiendo todos estos vínculos ha sido Maduro. Primero no le atendía el teléfono a Lula, después lo insultan, lo atacan, lo injurian, atacan la Embajada que Brasil está protegiendo. Toda una secuencia de agresiones a Brasil, y Brasil además tiene un servicio Exterior muy profesional, y frente a este tipo de agresiones es una falta de respeto. Yo creo que Maduro está cometiendo un error garrafal, cuando se ha ido aislando del mundo democrático que le quedaba, y solamente se ha aferrado a Irán, Rusia, Siria, Bielorrusia, Norcorea… Además, cada uno de estos países tienen sus propias dinámicas y sus propios problemas hoy en día; no son países que van a arriesgar sus recursos o sus relaciones políticas para salvar un paria como lo que se ha convertido Maduro hoy, porque no es solamente corrupto, dictador, que pretende hacer un fraude, además es un criminal de lesa humanidad. Entonces no es el que quieren tener cerca. De modo que el régimen sigue cometiendo errores, ahora yo sí creo que es hora de que la comunidad internacional y sobre todos los países de América Latina condenen con muchísima firmeza frente a lo que está ocurriendo en la Embajada de Argentina en Venezuela.
-Durante la conversión me mencionó varias veces al gobierno de Milei. ¿Cómo es su relación con el presidente argentino desde su llegada al poder, y cómo ve el accionar del Gobierno frente a la crisis venezolana?
-Yo le estoy muy agradecida a la Argentina y voy a empezar por el pueblo argentino, por la forma en que ustedes han recibido a mis compatriotas. Tú hablas con los venezolanos que están en Argentina y sienten que es su segundo país, y eso se los agradezco en el alma. Pero sí les digo que yo me los quiero traer pronto de vuelta. En segundo lugar, estoy muy agradecida con el gobierno del presidente Milei, desde el asilo en la Embajada a lo que ha sido todo el apoyo en sus posiciones internacionales, en los canales que nos ha abierto, y desde luego las acciones de la propia justicia argentina. Esto lo vemos también en el Congreso donde hay distintos partidos políticos, algunos afines o no al oficialismo, pero que entienden que lo que está ocurriendo en Venezuela va mucho más allá de una posición ideológica. Y eso es lo que nosotros hemos buscado, que en todos los países la causa venezolana sea una causa de la Nación, en este caso de la Nación Argentina, no solamente por un tema de Justicia, de derechos humanos, sino también por los propios intereses de Argentina. De modo que yo siento que el presidente Milei ha sido un champion de esta lucha, pero también lo ha sido Gabriel Boric, y Luis Lacalle, y Santiago Peña, el presidente Mulino, el presidente Chávez de Costa Rica, y el presidente Álvarez de Guatemala, y el presidente de Ecuador. Creo que hemos logrado ir construyendo una enorme coalición basada en los valores republicanos que están hoy siendo absolutamente violentados y destruidos en Venezuela.
-A usted el régimen la acusó de traición a la patria, insinuaron con hacer un juicio en su ausencia, está inhabilitada, asedian la casa de su mamá… ¿Cómo pasa sus días? ¿Tiene miedo? ¿A qué se aferra en los momentos más difíciles?
-Yo los paso trabajando desde que abro los ojos tempranísimo hasta que los cierro tardísimo. Nunca me imaginé que iba a tener más trabajo después de ganar una elección, estas son las cosas que pasan en Venezuela. Es un trabajo súper demandante, porque paso de hablar con un jefe de Estado a reunirme con un grupo en Tucupita, y después hablo con un sindicalista, después con un canciller, después con una ONG, después tengo que dar una conferencia, después una entrevista, y luego hablar con un grupo de mujeres. Esto es permanentemente sin tener un minuto. Siento que en estos cuatro meses hemos logrado muchísimo. A veces uno siente esa impaciencia de que terminen de resolverse los proceso, pero aquí vamos un día a la vez, viendo esto en perspectiva, dónde estábamos hace cuatro meses y dónde estamos hoy, en términos de cómo hemos ido cercando al régimen, cómo se ha ido aislando y cómo nosotros hemos ido logrando más apoyos. Claro que hay momentos en los que me hace mucha falta la gente que yo quiero, la posibilidad de un abrazo, un beso, una caricia en físico. He reflexionado mucho sobre esto, yo creo que estos también son retos que te pone la vida, uno tiene que reinventarse. Yo soy buena en contacto con la gente, a mí eso es lo que me gusta hacer, recorrer el país, hablar con la gente, verlos a los ojos. He tenido que mejorarme, superarme y reinventarme por los medios que hoy dispongo. Pero esto es lo que hay, y hay que aprovecharlos. Yo no paso el día lamentándome, yo paso el día actuando para cambiar la situación. ¿Hay momentos de tristeza? Desde luego. Cuando hablo con las madres de los presos políticos, con las esposas de mis amigos secuestrados, con la gente que ha tenido que irse, con los que están escondidos y tienen miedo. Hay que llamar, dar fuerza, y obviamente esos son momentos donde el corazón se te estruja porque es una situación injustificable bajo todo punto de vista. Pero yo creo que estos son periodos también de crecimiento personal, tú aprendes a valorar como nunca cosas que antes las dabas por sentado, y también empiezas a darte cuenta de que hay cosas que podías valorar mucho que ya no valoras tanto.
-Para terminar, durante la campaña recorrió por varios meses casi todo el país y encabezó multitudinarias manifestaciones. Imagino, además, que por día debe recibir miles de mensajes en sus redes sociales. ¿Hay alguna imagen, situación, persona, o mensaje que la haya marcado particularmente?
-Son miles y miles de momentos, en los que la gente se me acercaba y me decía cosas al oído. Desde los chiquitos hasta hombres fuertes que se me ponían a llorar aquí como si fueran un bebé. Al final Venezuela necesita eso, abrazarte duro y mirarnos a los ojos y volver a confiar en unos y otros, que eso fue lo que logramos, por eso esto es un movimiento que ha calado tan hondo. Por eso yo siempre digo que de Maduro vamos a salir, mi gran obsesión y desafío es el país que vamos a construir de las ruinas, porque pocas veces una sociedad tiene la posibilidad de construir todo un marco y un sistema institucional desde cero. Tremenda responsabilidad.
Hay dos momentos que quiero compartir. Como no teníamos plata en la campaña, no teníamos afiches de los candidatos, cada quien hacía lo suyo con lo que tenían, desde un periodico hasta una cartulina. Yo me paraba y desde el camión donde yo estaba los leía. Y en un acto gigantesco, había como 20.000 personas, el acto más grande que hubo por no sé cuántos años, entre los letreros vi uno que me marcó, porque decía “María Corina, tú eres la mamá de Venezuela”. Estaba lejísimo, lejísimo, y yo empiezo a decir “yo quiero aquel, mándenme aquel afiche”, hasta que fue pasando de mano en mano, hasta que llegó. Y esa sensación de la maternidad, de la protección que te da la maternidad y que el país necesita. Y la vivencia que tuve, que te quería contar, fue con una niñita. Yo estaba llegando a la última gira en el Zulia por carretera, pasando por un pueblo que se llama Palmarito, en el estado Lara. Cuando ya nos estamos montando en el carro, yo veo que entre la gente así apartando hay una muchacha que me abraza las piernas. La voy a ver y está llorando, y le digo “mi amor, ¿por qué estás llorando?, no llores”. Y me dice: “No María Corina, yo estoy llorando de felicidad. Tengo cinco años que no veo a mi papá, y mi papá va a volver cuando tú ganes, y tú vas a ganar”. Yo en ese momento sentí una responsabilidad tan grande… Esa niñita lloraba de la ilusión, tendría 12-13 años, no venía a su papá desde los 7. En los momentos de dificultad, de angustia, de dolor, yo pienso en ella, en esta niña, y en los miles de venezolanos que están allí confiando que su vida depende de que hagamos esto bien, y lo vamos a hacer bien por ellos, por nosotros, por todos los venezolanos. Venezuela va a ser libre, va a ser próspera y va a ser una tierra donde todos vamos a ser iguales ante la ley, donde va a existir generosidad, solidaridad, respeto, donde van a venir enormes inversiones, y donde vamos a vivir bien y dónde vamos a tener a nuestros hijos de vuelta en casa.