El alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, insistió este sábado en que Nicolás Maduro no será un presidente “legítimamente electo” y, por lo tanto no será internacionalmente reconocido, a dos meses de las elecciones en las que se proclamó ganador por medio del fraude.
“Maduro no será un presidente legítimamente electo y, por lo tanto, no reconoceremos su legitimidad, no será internacionalmente reconocido. Será un presidente de facto, como ya lo es ahora, que controla el poder a través del Ejército y la Policía, controla el territorio, reprime a la disidencia”, aseguró el político en diálogo con France 24, en un momento en el que, por el contrario, el triunfo de Edmundo González Urrutia es cada vez más acompañado por la comunidad internacional.
Inclusive, aprovechó su intervención para denunciar los crímenes perpetrados por el chavismo, propios del manejo de una dictadura, y lamentó que, de momento, “hay más de 2.000 personas arbitrariamente detenidas después de las elecciones cuyos resultados seguimos sin conocer”. Inclusive, el último informe difundido por la ONG Foro Penal expuso que, de ellas, 1.723 están privadas de su libertad estrictamente por cuestiones políticas, lo que representa “el mayor número” de este tipo de encarcelamientos en el país en lo que va del siglo XXI.
No obstante, en el marco de la protesta mundial a la que María Corina Machado convocó, a 60 días de las elecciones, Borrell aseguró que hasta el 10 de enero -fecha prevista para la investidura- “queda un tiempo en el que hay que seguir trabajando y apoyando a la oposición”, tal como se ha estado haciendo, aunque lamentó que sea “sin esperanza ya de que consigamos una prueba que garantice un resultado electoral que, por lo que sabemos por los datos disponibles, no ganó Maduro”.
Los aliados de Occidente llevan semanas pidiendo al régimen el respeto a la voluntad popular que implica, principalmente, la presentación de las actas oficiales que expongan los reales resultados de los comicios y respalden, así, la victoria de uno u otro candidato. Estados Unidos fue uno de los últimos en alzar su voz esta semana cuando, por medio de su secretario de Estado, Antony Blinken, pidió nuevamente trabajar por una solución diplomática a esta crisis.
Durante un evento organizado especialmente para abordar la situación en la nación, en el marco de la Asamblea General de la ONU que se desarrolla en Nueva York, Blinken llamó a Maduro a entablar “un diálogo directo con la oposición democrática unida de Venezuela, que conduzca a un retorno pacífico a la democracia”.
“Estamos aquí unidos en el compromiso de defender los derechos humanos del pueblo venezolano y comprometidos a lograr un esfuerzo inclusivo, liderado por Venezuela para restaurar el futuro democrático de la nación”, dijo mientras aseguraba que tanto Washington como sus socios están “completamente dispuestos” a brindar su apoyo y trabajar por conseguir una solución satisfactoria para todas las partes.
Sin embargo, Blinken sostuvo que, para ello, es indispensable que el régimen ponga fin a la represión de las fuerzas de seguridad oficialistas, a la detención de políticos y manifestantes opositores pacíficos, y avance con la liberación de los injustamente encarcelados. “Debemos utilizar todas las herramientas a nuestra disposición para exigir cuentas a las personas que tienen la mayor responsabilidad por los graves abusos de los derechos humanos que se están cometiendo contra el pueblo venezolano, como ha hecho y seguirá haciendo Estados Unidos”, sumó al respecto.