Marcela Ríos Tobar: “El régimen de Venezuela está buscando el aislamiento internacional para no ser cuestionado”

La directora para América Latina y el Caribe del Instituto Internacional para la Democracia y Asistencia Electoral analizó en diálogo con Infobae la situación en el país caribeño tras las elecciones del 28 de julio. “No se ha visto en un país democrático una situación como ésta”, afirmó

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Marcela Ríos Tobar analizó la situación de Venezuela tras las elecciones del 28 de julio

Pasaron tres semanas desde el 28 de julio, día en el que el Consejo Nacional Electoral (CNE) chavista proclamó ganador a Nicolás Maduro de las elecciones en Venezuela. En estos 21 días, sin embargo, las autoridades no brindaron ninguna prueba de la supuesta victoria del dictador. Por el contrario, fue la oposición la que publicó en internet las actas de cada mesa electoral que certifican una holgada victoria de Edmundo González Urrutia.

Lo que se vio en el país caribeño tras la jornada electoral fue violencia, represión y persecución por parte del régimen.

Ante este panorama, cada vez son más las denuncias de fraude y los llamados para que la dictadura chavista cese la violencia y reconozca la voluntad del pueblo venezolano expresada en las urnas.

Marcela Ríos Tobar fue ministra de Justicia y Derechos Humanos de Chile (2022-2023) y actualmente se desempeña como Directora para América Latina y el Caribe del Instituto Internacional para la Democracia y Asistencia Electoral (IDEA Internacional). La socióloga y politóloga dialogó con Infobae sobre el proceso electoral venezolano y la respuesta de la comunidad internacional.

Según opinó, lo ocurrido el pasado 28 de julio “es un quiebre a la integridad electoral”, y reconoció que “no se ha visto en un país democrático una situación como ésta”.

Sobre la dictadura de Maduro, señaló: “Es un régimen que se ve acorralado y que está buscando el camino, no solo del autoritarismo, sino del aislamiento de la comunidad internacional para no ser cuestionado y para no someterse a los estándares internacionales en todas las dimensiones”.

Asimismo, afirmó que “hay un atrincheramiento” y “violaciones a los derechos humanos constatadas”.

El dictador Maduro se proclamó
El dictador Maduro se proclamó ganador de las elecciones en Venezuela sin mostrar las actas electorales (EFE/ Miguel Gutiérrez)

-Ya pasaron tres semanas de las elecciones en Venezuela. Gran parte de la comunidad internacional no reconoce los resultados divulgados por las autoridades electorales chavistas, y cada vez es mayor la represión y persecución contra aquellas personas que se atreven a exigir que se respete lo expresado en las urnas. ¿Cuál es la postura de IDEA Internacional?

-Nosotros seguimos con mucha preocupación este proceso. Hemos estado pendientes desde antes de las elecciones. IDEA tiene un informe anual, el estado de la democracia anual, que ha venido monitoreando el estado de las democracias en toda la región. Y nuestra preocupación por Venezuela no es respecto de la última elección, sino que hace mucho rato que, de acuerdo a nuestras propias publicaciones, al informe de state of democracy assessment, que está disponible en nuestra página web, vemos que Venezuela ha tenido un deterioro paulatino en las cuatro dimensiones que nosotros evaluamos como parte del sistema democrático: representación, participación, elecciones y estado de derecho. Por supuesto que lo que ha ocurrido es un quiebre a la integridad electoral. Creo que los informes tanto de Naciones Unidas como del Centro Carter son claros en mostrar una visión del proceso. La participación de cerca al 59% es de las más altas de las últimas tres elecciones; antes habíamos tenido 46%-50%, y en ese 59% no se incluye a la diáspora venezolana, de alrededor de 4,5 millones de personas que pudiendo haber votado, no pudieron votar. A nosotros nos parece muy importante que esa confianza que fue depositada en ese proceso sea respondida, y para eso queremos seguir insistiendo en la importancia que tiene para Venezuela, para América Latina y para el mundo en insistir en que se entregue toda la información de las actas electorales, que pueda haber una evaluación, una confirmación imparcial. No solo por lo que eso puede representar para la comunidad internacional o para los otros organismos, sino sobre todo para el pueblo venezolano que ha confiado en este proceso y que tenía enormes expectativas en que una elección podría generar un camino pacífico de transformación de su país.

-Usted remarcó la importancia de la integridad democrática. En las últimas horas el chavismo planteó la posibilidad de reformar las leyes para impedir en el futuro las observaciones internacionales. ¿Qué piensa al respecto?

-Hoy día, este es un régimen de facto que no ha sido ratificado democráticamente. Nadie ha podido reconocer, con la excepción de muy poquitos países, el resto del mundo no reconoce el triunfo electoral de Nicolás Maduro. Por lo tanto, este es un gobierno de facto. Hemos visto que ha tomado decisiones que generan enorme preocupación; hay un atrincheramiento y violaciones a los derechos humanos constatadas; se ha manifestado el Alto Comisionado de Derechos Humanos, la Comisión Interamericana… O sea, acá hay una preocupación general de un gobierno que está persiguiendo a opositores y a las personas que protestan, y eso es altamente preocupante. Pero en la misma línea, creo que este anuncio de impedir la observación electoral es nuevamente un acto de un gobierno de facto, de un régimen que se ve acorralado y que está buscando el camino, no solo del autoritarismo, sino del aislamiento de la comunidad internacional para no ser cuestionado y para no someterse a los estándares internacionales en todas las dimensiones. Es una señal, a mi manera de ver, desesperada y que solo profundiza esta reacción de tratar de mantenerse en el poder a pesar de la opinión mayoritaria de los venezolanos, pero también de tratar de resistir toda solicitud de la comunidad internacional por transparentar el proceso. Recordemos que muchos países cuyas democracias funcionan bien no contemplan en su legislación contar con observaciones formales, por ejemplo Uruguay y Chile. Pero el que tú no invites una misión de observación no significa que en un país democrático no se deje participar a observadores, a visitantes internacionales. Todos los países democráticos invitan a personas que pueden ir a mirar o participar de sus elecciones.

-Procesos electorales anteriores en Venezuela también estuvieron marcados por denuncias de fraude. Pero la particularidad en los últimos comicios es que la oposición, pese a los obstáculos del régimen, logró obtener la gran mayoría de las actas electorales para poder demostrar su triunfo. El chavismo, sin embargo, decidió proclamarse ganador sin mostrar una prueba. Usted tiene una larga experiencia en procesos electorales. ¿Alguna vez vio algo igual a esto?

-No, yo creo que no hemos visto en ningún país democrático una situación como ésta. Creo que además es muy evidente que, en términos técnicos, el sistema electoral permitía realizar un proceso electoral transparente adecuado. El Estado de Venezuela ha construido un proceso técnico del cual se sienten muy orgullosos y del cual han dado muchas veces testimonios de los contra chequeos, de los mecanismos electrónicos, de la tecnología, a diferencia de otros mecanismos y de otros países donde existe voto electrónico. Lo que vemos es un proceso que en términos técnicos tenía las condiciones para funcionar bien y que en un momento las autoridades del país, las autoridades electorales, frenaron la transmisión de resultados y finalmente vemos un anuncio oral por parte de la Comisión Nacional Electoral sin entregar evidencia. Ese proceso, así como lo plantea también el informe de expertos de Naciones Unidas, es un comportamiento inédito. No es que haya habido irregularidades en el momento de votar; no se produjeron problemas para impedir necesariamente que las personas llegaran a sufragar, las que estaban inscritas en Venezuela por lo pronto, sino que se produce un problema en la transmisión y luego un intento de ocultar la evidencia de la votación.

-¿Ya a esta altura no resultaría sospechosa cualquier evidencia que pueda mostrar el chavismo?

-Yo sé que se ha planteado que a esta altura del partido, que políticamente quizás esto podría no tener sentido, a nosotros nos parece que el precedente que se instala para el resto de América Latina, para el resto del mundo, de convocar a un pueblo a expresarse democráticamente, tener al pueblo como protagonista con un alto nivel de participación, una participación pacífica, entusiasta, y que después tú digas “no, mira, nunca vamos a entregar la información, vamos a ahorrar este proceso y nada de lo que ocurrió ese día va a poder ser escrutado”, es una señal muy preocupante, una afrenta a la integridad electoral, que está tensionada en América Latina. Recordemos lo que ocurrió en Brasil, recordemos lo que ocurrió en Guatemala para el cambio de mando del presidente Arévalo; recordemos que muchos países, incluyendo en Estados Unidos, tenemos sectores políticos importantes que acusan fraudes electorales, incluso cuando no hay evidencia de fraude. Entonces no estamos en un momento donde en todas partes la integridad electoral sea respetada por todos los sectores, y sentar un precedente de esta magnitud, de cometer un fraude de esta magnitud, y no entregar ninguna evidencia y faltar a la confianza de los y las venezolanas nos parece extremadamente grave.

-¿Lo del 28 de julio ya se lo puede calificar de fraude?

-Sí, yo creo que todos los informes objetivos que tenemos muestran que no hay cómo verificar, no hay evidencia para verificar que el candidato que el Consejo Nacional Electoral ha definido como ganador haya ganado la elección. Porque no han sido capaces de presentar ninguna evidencia y la única evidencia que hay, que no es total, que presenta la oposición, o la observación que alcanzó a hacer el Centro Carter, que dice formalmente en su informe que no es completa, y el Comité de Expertos de Naciones Unidas también, manifiesta que ellos no tenían como objetivo verificar el resultado. Pero el punto al final del día es que no tenemos evidencia para que se haya tomado una decisión de ratificar un candidato, se ha buscado ratificar un candidato sin ninguna evidencia, y por lo tanto eso constituye un fraude.

Marcela Ríos Tobar analizó la respuesta de la comunidad internacional ante la crisis en Venezuela

-¿Qué reflexión le deja ver que gobiernos democráticos, principalmente puntualizaría en Brasil, Colombia y México, tomen una postura neutral ante una situación semejante, no solo hablando del fraude sino también de la represión ejercida posteriormente por el régimen?

-Yo creo varias cosas. Primero, esta crisis nos pone nuevamente en evidencia que en nuestra región tenemos mecanismos de gobernanza regional muy débiles, que no están legitimados por todos los actores, que necesitamos fortalecer nuestros espacios. El sistema interamericano debe tener la capacidad y la fortaleza para convocar a los actores, a todos los países. Creo que eso es una tarea para todos urgente, para los países de derecha, los países de izquierda. Creo que ha habido demasiados intentos de debilitar el espacio regional que se ha construido en América Latina, intentando crear espacios paralelos, esos intentos de generar espacios paralelos han fracasado y creo que lo que necesitamos hacer es volver a fortalecer a la OEA como nuestro único espacio de gobernanza regional. Me parece que eso es fundamental. Y si tuviéramos una gobernanza regional más fuerte, también la manera de que la región pudiera abordar estas crisis sería otra. Segundo, yo creo que en América Latina en general seguimos teniendo muchos dobles estándares de distintos sectores políticos, tanto de la derecha como de la izquierda, en materias de derechos humanos y democracia. La tendencia sigue siendo de defender o ser menos crítico con los países y con las situaciones cuando los gobiernos en esos países son afines ideológicamente y ser totalmente críticos cuando son del sentido contrario. Eso nuevamente muestra una debilidad respecto de las convicciones. También creo que solo condenar por parte de todos los países lo que está ocurriendo en Venezuela no va a generar cambios. Necesitamos que también se produzca diplomacia, también necesitamos actores que sean capaces de dialogar y que sean capaces de sentar a la mesa al gobierno de Venezuela y a la oposición. Tenemos mucha experiencia en nuestra región que muestra que solo con sanciones o solo con presión no se alcanzan objetivos. Tenemos países que pueden perdurar por décadas con regímenes autoritarios sin que la presión o las condenas internacionales tengan ningún efecto. Yo creo que lo que necesita el pueblo venezolano hoy día es nuevas estrategias. Yo esperaría en particular por parte de Brasil, y ojalá también de otros países como México, Colombia, pero también Chile o todos los países que puedan estar involucrados, en generar un espacio de diálogo y de entendimiento para poder conversar con el gobierno, con la oposición, y buscar mecanismos de salida, no solo respecto de las elecciones del 28 de julio, sino también sobre la crisis de violaciones a los derechos humanos que estamos viviendo hoy día y una potencial nueva ola o crisis de migración, que también puede ser uno de los efectos de esta crisis.

-¿Qué opina sobre las propuestas del presidente Lula respecto a una repetición de las elecciones, o un posible gobierno de coalición? ¿No sentaría un mal precedente para la región, teniendo en cuenta que los venezolanos ya expresaron su voluntad en las urnas?

-Hay que valorar todos los esfuerzos que están haciendo distintos países para encontrar soluciones a la crisis en Venezuela. ¿Para qué una nueva elección? El 28 de julio hubo amplia participación ciudadana y un sistema electoral electrónico bien diseñado, el problema fue que las autoridades no cumplieron con estándares internacionales de integridad electoral, se designó un ganador sin evidencia y sin cumplir con la propia legislación electoral venezolana. Entonces, pedirle al pueblo venezolano que acuda nuevamente a las urnas sólo tendría sentido si es aceptada tanto por la oposición como por el gobierno; si se cumplen garantías que no se cumplieron antes, como que los comicios serán organizados por un ente efectivamente imparcial, con transparencia y trazabilidad de los resultados; y pero sobre todo, si hay certeza que los perdedores aceptaran el resultado. Convocar una nueva elección sin asegurar integridad electoral sería una señal muy negativa para la democracia en Venezuela y en América Latina. Sobre el acuerdo nacional, eso ya existió en Colombia y Venezuela. Pero en ambos casos se trató de partidos democráticos que se pusieron de acuerdo para gobernar juntos luego de que cayeron gobiernos autoritarios. Es un modelo que se ve muy difícil para la realidad de Venezuela hoy.

-Retomando lo que señalaba antes respecto a la necesidad de un diálogo. En el pasado ha habido varios procesos de diálogo entre el chavismo y la oposición, con mediaciones de gobiernos como Noruega, incluso por el propio Vaticano, que se retiró insinuando que si no había voluntad por parte del régimen no había mucho que hablar. ¿Cree que hay una verdadera voluntad del chavismo para sentarse a dialogar genuinamente para encontrar una solución a la crisis?

-Bueno, recordar que la elección del 28 de julio en última instancia es producto de la presión del proceso de diálogo y la firma de los acuerdos en Barbados. Si no hubiera sido quizás por esa presión no hubiéramos tenido este proceso electoral y estaríamos en el mismo punto que estábamos antes. Yo creo que hasta ahora por lo menos, el Gobierno no está mostrando disposición a volver a sentarse a dialogar. Todo lo contrario. Todas las medidas que está tomando son en sentido contrario. Pero creo que es la única salida que tenemos en la comunidad internacional y en quienes estamos comprometidos con la democracia es apostar al multilateralismo, apostar al diálogo, apostar a la búsqueda de acuerdos y apoyar a los actores internos. También a lo largo de la historia en América Latina, en Chile, Argentina, Uruguay, Brasil, tenemos historias dolorosas con las dictaduras y sabemos lo difícil que es empujar una transición a la democracia. Pero también sabemos que, si bien la comunidad internacional puede ayudar, puede cumplir un rol importante, estratégico, que para que una transición pueda ocurrir y sea exitosa también se requiere la voluntad mayoritaria de un pueblo. y yo creo que por lo menos una de las cosas que es distinta de esta vez respecto de otras ocasiones es que hoy día el pueblo venezolano ha sido protagonista, hay una voluntad de apostar pacíficamente a la vida institucional y yo creo que eso también es algo muy meritorio. Lo que sabemos hoy día es que mayoritariamente se volcaron a participar en esta elección y creo que eso también es una señal que tenemos que entender. Los actores externos van a ayudar, son importantes, pero acá van a seguir siendo protagonistas los y las venezolanas al interior de Venezuela y en la diáspora. Y tengo la confianza de que va a haber suficiente voluntad interna también para empujar un proceso para que las cosas no sigan siendo como hasta ahora.

Ríos Tobar consideró fundamental reforzar
Ríos Tobar consideró fundamental reforzar el sistema interamericano para hacer frente a regímenes como los de Venezuela (EFE/ Bienvenido Velasco)

-Como decía anteriormente, el diferencial de estas elecciones con relación a las anteriores fue el trabajo de la oposición para garantizarse el acceso a las actas. Luego de los comicios se llegó a insinuar que los propios militares habrían permitido que los testigos de mesa se llevaran esos registros. ¿Cree que esa voluntad interna de la que usted habla también se puede estar expresando en el seno del Ejército?

-Yo creo que eso puede ser parte. También creo que la oposición había inscrito, según sus propios reportes, observadores en más de 30.000 lugares de votación. Y también tanto el informe del Centro Carter, como el informe de Naciones Unidas, dan cuenta de que en muchos de los lugares de votación estaba contemplado y se logró que pudieran tener copia de las actas de las mesas. Eso no ocurrió en todas partes, hubo obstaculización para que eso ocurriera en todos los lugares de votación, pero sí se logró en gran parte de las casillas, y es probable también que quizás funcionarios del mismo sistema, personas que estaban en las mesas como funcionarios a cargo del proceso, o los propios militares, hayan entregado actas a la oposición de manera anónima. Creo que todas esas vías ciertamente ocurrieron y permitieron verlas. Hemos tenido cierta controversia por personas que dicen que las actas pueden ser falsificadas. Vuelvo a citar al Centro Carter y Naciones Unidas: en ambos casos manifiestan que es extremadamente difícil poder falsificar las actas que tenían todo un proceso de contra chequeo, y que es posible verificar la autenticidad de las actas que están en el sitio que ha proporcionado la oposición. Creo que hubo un proceso que originalmente estuvo diseñado para dar garantías de la votación, seguramente pensando que el gobierno tenía la tranquilidad de que iba a ganar la elección. Y la oposición, además, a través de los acuerdos de Barbados, había pedido un conjunto de garantías para que este proceso pudiera ser fiscalizado. Entonces vemos que la sociedad venezolana sí estuvo altamente movilizada e involucrada. Por eso también me parece tan importante que se siga pidiendo desde todos los actores que este proceso pueda concluir y que se pueda verificar la evidencia final, que se haga una una auditoría a las actas que estén disponibles, aunque no sean todas, pero por lo menos que haya una auditoría a la información que está disponible para que los y las venezolanos tengan una devolución de este proceso que ellos iniciaron y en el que ellos estuvieron estuvieron involucrados.

-Para terminar. ¿Después de todo lo analizado sobre la situación en Venezuela, se puede concluir que lo que estamos viendo son señales de un régimen que lo que busca es perpetuarse en el poder?

-Sí. Yo creo que acá hay medidas desesperadas de un régimen, de un líder y un grupo importante de apoyo al interior del Estado, que están buscando desesperadamente mantenerse en el poder sin necesariamente guardar la compostura respecto de lo que son los espacios internacionales que todos nos hemos dado para poder ayudar en los conflictos y en dirimir discrepancia, y por eso también quiero volver a insistir en el tema del doble estándar. Muchas veces vemos ataques a los órganos internacionales desde un sector u otro, dependiendo de los intereses particulares, pero cuando atacamos a los espacios de gobernanza multilateral que hemos construido, estamos debilitando los únicos espacios que tenemos para actuar en estos momentos. Nosotros, en cada uno de nuestros países, podemos enfrentar crisis y necesitamos poder tener algunos espacios para recurrir, ya sea a nivel de los ciudadanos individuales, como es el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, por ejemplo, que hemos construido como los Estados a través de todas las instancias multilaterales que nos hemos dado. Lo que hay que seguir haciendo es buscar el diálogo, buscar mecanismos de sentar a la mesa los actores, y también hacia adelante poder fortalecer tanto al Sistema Interamericano, como al Sistema de Naciones Unidas para que pueda actuar en este tipo de circunstancias.

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