Brasil, Colombia y México, tres de los países con mejores relaciones con Venezuela, le exigieron a Nicolás Maduro “hacer públicos los datos” de las elecciones presidenciales del domingo pasado.
En un comunicado, las tres naciones sostuvieron que siguen “con mucha atención el proceso de escrutinio de los votos y hacemos un llamado a las autoridades electorales de Venezuela para que avancen de forma expedita y den a conocer públicamente los datos desglosados por mesa de votación”.
En tanto, los gobiernos de Lula Da Silva, Gustavo Petro y Andrés Manuel López Obrador reiteraron que “las controversias sobre el proceso electoral deben ser dirimidas por la vía institucional. El principio fundamental de la soberanía popular debe ser respetado mediante la verificación imparcial de los resultados”.
“En ese contexto, hacemos un llamado a los actores políticos y sociales a ejercer la máxima cautela y contención en sus manifestaciones y eventos públicos con el fin de evitar una escalada de episodios violentos”, agregaron los tres países.
Al mismo tiempo, los Gobiernos llamaron a los actores políticos a actuar con “la máxima cautela y contención” durante las protestas para evitar “una escalada de episodios violentos”, después de que se reportaran al menos 11 muertos y cientos de detenidos.
“Mantener la paz social y proteger las vidas humanas deben ser las preocupaciones prioritarias en este momento”, reza el comunicado conjunto.
El presidente de Brasil ha mostrado un claro descontento ante la situación política en Venezuela. Fuentes anónimas del gobierno han revelado a la prensa que Lula considera que Maduro ha incumplido de manera sistemática sus promesas de transparencia electoral.
Lula, en declaraciones realizadas la semana pasada, subrayó la importancia de la legitimidad de los procesos electorales al afirmar que “Maduro necesita aprender: cuando ganas, te quedas; cuando pierdes, te vas y te preparas para disputar otras elecciones”.
En un claro gesto de insatisfacción, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil ordenó al embajador brasileño en Caracas que no asistiera a una ceremonia organizada por el Consejo Nacional Electoral de Venezuela para certificar los resultados de las elecciones del domingo. Según informaciones oficiales del Gobierno venezolano, Maduro obtuvo el 51,2% de los votos, mientras que el principal candidato de la oposición, Edmundo González, alcanzó el 44,2 por ciento.
El gobierno brasileño, a través de un comunicado emitido por la cancillería, pidió una “verificación imparcial de los resultados”, destacando la importancia del “principio fundamental de la soberanía popular”. “Brasil espera, en este contexto, la publicación por el Consejo Nacional Electoral de los datos desagregados por mesa de votación, paso indispensable para la transparencia, credibilidad y legitimidad del resultado de la contienda”, señaló el comunicado gubernamental.
En tanto, López Obrador esta semana llamó a que se complete el conteo de votos para poder conocer el avance del proceso legal de las elecciones. “Nosotros vamos a esperar el resultado, ya cuando se haya llevado a cabo el recuento, ver cuál es el proceso legal y entonces vamos a pronunciarnos”, declaró el mexicano.
Asimismo, hace algunas horas, el canciller de Colombia, Luis Gilberto Murillo, expresó en la red social X que “la comunidad internacional y el pueblo venezolano esperan que prevalezcan la transparencia y las garantías electorales para todos los sectores”. Murillo subrayó la importancia de despejar cualquier duda sobre los resultados electorales y resaltó que “esto implica que los observadores y veedores internacionales presenten sus conclusiones sobre el proceso”. En su mensaje, Murillo hizo un llamado para que se proceda con el conteo total de los votos y su verificación y auditoría independiente cuanto antes.
Finalmente, el ministro del Gobierno colombiano aseveró que los resultados deben “contar con toda la credibilidad y legitimidad posibles para bien de la región, y sobre todo, del pueblo venezolano”.
El descontento de Lula con la situación en Venezuela se inscribe en un contexto más amplio de expectativas de la comunidad internacional para que las elecciones en la nación sigan procedimientos democráticos y transparentes. Sin una verificación imparcial, la relación bilateral entre países y la credibilidad del proceso electoral venezolano podrían verse seriamente afectadas.