(Corresponsal en Caracas) La capital venezolana vive momentos de alta tensión a medida que las fuerzas armadas y los motorizados invaden el centro de la ciudad, generando temor entre los ciudadanos por posibles enfrentamientos cuando se den a conocer los resultados de las elecciones presidenciales.
El régimen del dictador Nicolás Maduro ha convocado una movilización hacia el Palacio de Miraflores, lo que ha intensificado la presencia de motorizados en la zona central, que se perfila como el epicentro de potenciales enfrentamientos y violencia.
María Corina Machado, líder de la oposición, ha instado a los testigos electorales a permanecer en los centros de votación hasta obtener las actas en sus manos, sin llamar a manifestaciones en las calles.
En cada calle y rincón de la ciudad prevalece el escepticismo respecto a que el régimen reconozca los resultados electorales.
El panorama en las calles de Caracas es, además, desolador. Sólo se observan motos y algunas camionetas, mientras que las señales de tránsito y la dirección de las calles son ampliamente ignoradas. Gradualmente, el centro de la ciudad se llena de fuerzas armadas, con camiones de la policía y de la Guardia Nacional.
Las conversaciones entre los ciudadanos están dominadas por la noticia del fallecido en Táchira, que actúa como un recordatorio sombrío y genera incertidumbre sobre las acciones a seguir. La duda sobre si salir o no a las calles parece ser la preocupación predominante en la mente de todos los caraqueños en este momento crítico.
Más temprano, la oposición venezolana denunció que militares del régimen de Maduro se negaban a cerrar algunos centros de votación y que, además, le impedían la entrada a los testigos.
Uno de los casos ocurrió en el Colegio San José de Tarbes, en El Paraíso, un barrio al oeste de Caracas, donde hay más apoyo al chavismo.
Tras los reclamos de la ciudadanía, los militares finalmente accedieron y cerraron las mesas. Sin embargo, los testigo esperaban que los dejaran entrar para poder fiscalizar el proceso.
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