Venezuela, entre la fe y la desconfianza: postales de la víspera de un día que puede ser histórico

Una recorrida por Caracas horas antes de que comience la elección

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Venezuela celebra este domingo unas elecciones en las que la oposición busca poner fin a 25 años de chavismo
Venezuela celebra este domingo unas elecciones en las que la oposición busca poner fin a 25 años de chavismo

Cerca de la plaza Las Delicias, en el barrio de Chacaito en Caracas, un joven se hace una foto junto a un mural colorido. Se ven los colores de la bandera venezolana, un sol radiante en el firmamento, y en negro tres taladros de perforación para extraer petróleo. Es una obra de arte que consagra el potencial fósil del país, la romantización del recurso que hace de Venezuela, aún sumida en la pobreza, un país infinitamente rico. El joven se saca la selfie y guarda el teléfono en el bolsillo. Sigue caminando calle abajo, llevando consigo toda una idea de país.

Una cuadra más allá una confitería centenaria de la zona tiene todas las mesas ocupadas. Hay actividad en la tarde del sábado. El que no está tomando un café está en algún mercado comprando provisiones. “Nadie sabe qué va a pasar y ya aprendimos que es mejor estar preparados”, dice un hombre que sale de un mercado a pocas cuadras de la confitería centenaria.

Hay mucha gente en la calle. Es el último día normal antes de que cambie todo, dice un farmacéutico. “Es que va a cambiar: si gana la oposición cambia, y si gana Maduro cambia. Este país no va a ser el mismo el lunes, solo que no sabemos por cuál de todos los motivos posibles no va a ser el mismo”. El hombre es amable y asegura que va a ir a votar temprano el domingo porque espera una gran fila de gente.

La mayoría de los venezolanos reconocen que no saben qué va a pasar este domingo
La mayoría de los venezolanos reconocen que no saben qué va a pasar este domingo

En el centro de Caracas hay un gran despliegue de fuerzas de seguridad. Ejército, Guardia Nacional, Polícia Bolivariana, Policía Municipal. Custodian los distintos edificios de gobierno y sobre todo uno: el Consejo Nacional Electoral. Allí será el centro de operaciones fundamental del día. Su titular, Elvis Amoroso, promete una elección limpia, pero su cercanía radical con el gobierno levanta sospechas. Detrás del CNE hay instalada una carpa enorme para periodistas. En los últimos días llegaron de a cientos y de todos los países. Hay más de mil acreditados para cubrir el centro de cómputos. Esta noche, cuando la intriga ya no pueda sostenerse, será el lugar donde estén puestos los ojos del mundo.

Es 28 de julio de 1954. Es una casita con pisos de tierra en una ciudad olvidada llamada Sabaneta. Es un día de calor en Venezuela y el presidente Marcos Pérez Jiménez ni se entera de que en el estado de Barinas está naciendo un tal Hugo Chávez Frías, hijo de Hugo de los Reyes Chávez y la señora Elena. La historia sabrá después que ese día estaba cambiando su curso.

Hoy es 28 de julio de 2024 y Venezuela sale a las calles a elegir a su nuevo presidente. La elección de la fecha fue decisión del gobierno. Si bien lo más sensato y habitual era coordinar los comicios para fin de año -y acortar así el tiempo de transición en caso de que la hubiera-, decidieron hacerlo en el día del nacimiento de Chávez. Si el destino sabe de simetrías, la política sabe de estrategías: algunos especulan con que en el cumpleaños 70 del comandante, la nostalgía podría dar un baño de votos.

Algunos venezolanos no ven al chavismo reconociendo una derrota en las elecciones de este domingo
Algunos venezolanos no ven al chavismo reconociendo una derrota en las elecciones de este domingo

Hay un hombre en Venezuela que hoy no va a votar ni a Maduro ni a Edmundo González Urrutia. Se llama Luis, vive en el populoso barrio de Petare y dice, convencido, “yo voto a Conde”. Conde, descubro de inmediato, debiera escribirse con mayúsculas porque no es el nombre de un candidato sino de un partido. CONDE, entonces: Confederación Nacional Demócrata. El hombre en la boleta es Benjamín Rausseo Rodríguez, su apodo es justamente “El Conde del Guácharo” (en referencia a sí mismo nombró con esas siglas a su frente electoral), y se trata de un humorista y empresario.

“Él hace bromas y me da risa siempre y así ha ido creando empresas y creciendo y a mí me gusta, así que voto por él”, dice Luis, mientras se detiene justo delante de un semáforo que tiene, muy discreto, un cartelito que dice “Vote CONDE”. No obstante, todo se definirá entre Edmundo González Urrutia y Nicolás Maduro, pero hay también otros ocho candidatos marginales que tendrán su hora pequeña de gloria. Alguien los recordará, estos dos párrafos, cuánto menos.

Una periodista de un medio independiente en Venezuela abre su teléfono. Busca entre sus aplicaciones y abre una que le permite leer todos los portales que están bloqueados en Venezuela y a los que no se puede entrar a menos que uno use un VPN. Un VPN es una especie de puente virtual que le hace creer a tu internet que te estás conectando desde un país distinto del que verdaderamente estás. Para algunos es un recurso técnico de cierta complejidad pero en Venezuela es tan normal como el microondas. El medio de esta periodista fue bloqueado el lunes 15 de julio, a solo dos semanas de la elección.

Tras 11 años en el poder, Maduro busca otro mandato de seis años en Venezuela
Tras 11 años en el poder, Maduro busca otro mandato de seis años en Venezuela

En la redacción -donde trabajan 17 personas- tienen dos grupos electrógenos para cuando se corta la luz; un colchón, una hamaca y un sofá cama para cuando deben dormir ahí, varios chalecos antibalas y cascos de las época más duras de las protestas -que esperan no tener que volver a usar-, y una heladerita a la que le dicen “la cava”. Suelen llenarla de hielo y bebidas para mantener alta la moral y fresca la garganta. Van a estar muchas horas de guardia trabajando y si llegara a pasar algo extraño, tienen un segundo lugar preparado para escribir desde ahí. ¿Qué cosas podrían pasar? Un ejemplo: durante la cobertura de las primarias opositoras, en su redacción aparecieron de golpe varios oficiales del Servicio de Administración Tributaria para controlar la documentación del medio. Pudieron sortear el obstáculo.

Los 28 de julio de la historia son muchos. Hay un hilo secreto en todo si uno quisiera imaginarlo. Es el día en que Robespierre y la plana mayor de los jacobinos son decapitados en la guillotina en Francia, en 1794, luego de haber prometido una revolución justa. Es el día en que un adolescente sueco de 17 años funda una empresa icónica del capitalismo moderno que responderá al nombre de IKEA. Es el día, en 1951, en que se aprueba en Ginebra el Estatuto para los Refugiados y Apátridas, un documento para proteger a aquellas personas que deben irse de sus hogares por motivos de fuerza mayor. (Y es el día de 1983 en que curiosamente nace Juan Guaidó, pero también existen las casualidades).

El Cuartel de la Montaña, en el barrio 23 de enero, donde descansan los restos de Hugo Chávez
El Cuartel de la Montaña, en el barrio 23 de enero, donde descansan los restos de Hugo Chávez

En el barrio de Catia los autos avanzan lentamente. Después de Miraflores -el palacio de gobierno- la avenida gira a la derecha y hay cientos de personas caminando por las calles y haciendo compras en mercados. En lo alto, del otro lado de un claro, se ve el Cuartel de la Montaña, en el barrio 23 de enero, donde descansan los restos de Hugo Chávez. “Yo no imagino al gobierno aceptando una derrota justo en el día en que Chávez cumpliría 70 años”, dice la persona que conduce el auto. Es, como muchos, un escéptico. La ciudad misma parece descreer de su propia encrucijada: la única referencia a los comicios son unos carteles pequeños con la cara de Maduro que están en todas las avenidas. Por lo demás, la ciudad no está empapelada con grandes imágenes. Están estos cartelitos que, como hormigas, van haciendo su trabajo. Quién sabe qué trabajo sea ese.

A las once de la noche del sábado llegan imágenes a las redes sociales de personas sentadas afuera de las escuelas donde deben votar haciendo filas. Sucede en Maracaibo, en Valencia, en algunas otras ciudades más. Pasarán la noche ahí para evitar pasar el día, cuando el calor es más duro. Nelson, un taxista que dice que lo apodan “el escuálido”, asegura que irá a votar junto a su esposa a las cinco de la mañana. “Vamos a salir todos a votar hermano, todos. Esto ya está, ya los venezolanos perdimos el miedo. Vas a ver que desde la madrugada vamos a salir todos, porque van a haber filas enormes”, dice. Votará y se tomará el día libre. A la noche no va a trabajar, se lo pidió la mujer por miedo a lo que pueda pasar. Nadie sabe, pero para el día de mañana, sea que cambia todo o que no cambia nada, la historia de este país ya no será la misma.

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