El próximo domingo 28 de julio Venezuela vivirá una jornada clave. Las encuestas muestran unánimemente que el chavismo va camino a perder de manera contundente las elecciones y debería dejar el poder después de 25 años. Pero no será fácil. La oposición ha luchado incansablemente contra la maquinaria de Nicolás Maduro, que comenzó hace un año inhabilitando a María Corina Machado tras su contundente victoria en las primarias, lo que dio origen a la candidatura de Edmundo González Urrutia.
En el camino se han encontrado todo tipo de trabas: violencia, persecución, amenazas, sabotajes. La lista es larga cuando se trata de las acciones inconstitucionales de Maduro y su séquito para aferrarse al poder, aún a sabiendas de que ya no cuentan con el apoyo popular que le fue legado por Hugo Chávez.
Pese a todo lo ya visto hasta ahora, lo más grave parece no haber ocurrido en el camino de esta contienda electoral. Fuentes de Infobae dentro de la oposición de Venezuela explicaron que los peores escenarios aún se podrían ver, no solo en los días previos, sino el propio día de la elección presidencial.
Para el 28 de julio las inquietudes se multiplican. Estas son las seis principales preocupaciones:
Acceso de testigos a las mesas
La primera preocupación es que se impida el acceso de los testigos de la oposición a las mesas electorales, afirmaron las fuentes, subrayando la importancia de la presencia de observadores para garantizar la transparencia del proceso.
Desde principios de año, el antichavismo ha preparado el plan 600K, un proyecto para la supervisión ciudadana de los comicios en cada centro de votación. El comando de campaña de Edmundo González ya ha señalado que cuenta con los testigos necesarios capacitados para cubrir y defender el voto en la fecha de la elección. Pero su acción puede ser impedida incluso por los funcionarios militares que actúan bajo las órdenes del régimen y son los encargados de la custodia de todo el proceso.
Violencia en centros de votación
El segundo escenario que inquieta es la posibilidad de que se genere violencia en centros de votación tradicionalmente opositores, lo que podría reducir significativamente la participación en estas zonas. Ya es conocida la estrategia chavista de fraccionar los votos de la oposición a través de distintas formas para lograr que se reduzca en números totales para el conteo.
Horario de cierre
Otra preocupación crítica es que “a la hora del cierre saquen de la mesa a nuestros testigos y no tengamos acceso al acta”, explicaron las fuentes opositoras, lo cual podría comprometer la integridad de los resultados electorales.
Cortes de energía
Asimismo, sigue el temor por un posible “blackout” durante el cierre de las mesas, lo que impediría la totalización y transmisión de los resultados conforme a lo previsto. Desde la semana pasada, fuentes de Infobae dentro del ámbito militar venezolano han alertado acerca de un plan para afectar el frágil sistema eléctrico del país, lo cual ocasionaría demoras en el proceso comicial y afectaría también la transmisión de datos. Ello se suma al temor del antichavismo de que “generen un blackout al momento del cierre y no se haga la totalización y transmisión conforme a lo previsto”, señalaron. Esto podría prestarse además para entorpecer el normal desarrollo del proceso y extendiendo el tiempo de votación y afectando de alguna forma el resultado. Una forma más de desmotivar a los votantes y socavar la base electoral disidente.
Manipulación de resultados
La quinta de las inquietudes es que Elvis Amoroso, el presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE) conocido por sus vínculos con el chavismo desde sus inicios, manipule los resultados y anuncie datos falsificados, similar a lo ocurrido en el referendo celebrado a finales del año pasado sobre el conflicto desatado entre Venezuela y Guyana.
Pero, el escenario más grave para el que se prepara la oposición de Venezuela podría llegar incluso antes del día de la elección.
Intervención de la Justicia chavista
En el país, controlado por el régimen, existe la posibilidad de que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) emita una sentencia que anule la tarjeta electoral de la Mesa de la Unidad Democrática y al candidato opositor, Edmundo González Urrutia. “Eso sería algo muy grave que pudiera poner en riesgo la elección”, señalaron las fuentes de Infobae. Además, se teme que tal decisión pueda darse el viernes previo a las elecciones. Esta posible intervención judicial podría desestabilizar aún más el frágil proceso electoral.
Estos seis escenarios para antes y durante el 28 de julio son apenas la cabeza de la lista de preocupaciones de la disidencia venezolana, que se ha preparado enfrentando a una maquinaria sin escrúpulos negada a reconocer su fracaso. La oposición de Venezuela ha llegado a estos comicios en franca desventaja, ya que el chavismo controla desde hace años el poder electoral venezolano. Las últimas elecciones presidenciales fueron seriamente cuestionadas por la comunidad internacional; en 2019 fue tal el excesivo abuso de poder que Maduro quedó aislado de las grandes democracias mundiales y sus vínculos cercanos a regímenes como Cuba, Irán, Rusia, China y Nicaragua, se estrecharon.
Dentro de la oposición admiten que ciertas acciones, como la intervención militar para impedir la entrada de los testigos a los centros de votación, son difíciles de contrarrestar. “Bueno, ante la acción militar de fuerza que impida a un testigo entrar, ¿cómo te preparas?”, se preguntan. Por ello han sido enfáticos en el proceso de capacitación de testigos electorales y miembros de mesa. Para este equipo de voluntarios será vital que obtengan las actas de votación para respaldar los resultados auténticos.
A pesar de estos desafíos, dentro del antichavismo mantienen cierto optimismo y creen que, de darse la elección, y pese a todas las trampas tendidas por el chavismo, no habrá manera de desconocer el resultado dada la diferencia abismal con la que aventaja González Urrutia a Maduro. “Sinceramente, creo que eso igual no les dará para voltear la ventaja”, concluyeron.