Faltan doce días para que los venezolanos se acerquen a las urnas para definir quién será el próximo presidente. Unos 21.000.000 de ciudadanos están habilitados para votar al candidato que mejor consideren, tanto dentro como fuera del país. Pero cinco millones de ese total no podrán hacerlo porque el régimen les impidió inscribirse en el extranjero. Sólo pudieron actualizar sus datos 69 mil del total que compone la diáspora en todo el mundo. Sumado a la abstención promedio histórica, se espera que sean 12 millones los que sufraguen.
La carrera, de acuerdo a las últimas encuestas, parecería definida. Edmundo González alcanzaría el 58 por ciento de los votos, mientras que Nicolás Maduro conseguiría apenas un 14 por ciento de apoyos, de acuerdo a un sondeo hecho por ORC Consultores. De respetarse la voluntad popular, la derrota del chavismo sería absoluta, inapelable e histórica.
Sin embargo, es difícil imaginar que el régimen actúe con fair play ese día y respete la sacrosanta institución del voto. La dictadura inspirada en Hugo Chávez realizará todo tipo de trampas y maniobras para evitar que el tsunami de boletas en su contra lo ahogue.
“En principio, antes del 28 de julio la mayor amenaza es la inhabilitación de la tarjeta de la Mesa de la Unidad Democrática o la del propio Edmundo González”, explica Jesús Delgado, director de la ONG Transparencia Electoral. Eso representaría un escándalo internacional que acarrearía un mayor aislamiento, algo que nunca le preocupó demasiado a Miraflores. Sus socios, Rusia, China, Irán, Cuba y Nicaragua, lo cobijarán y atenderán sus argumentos y necesidades, llegado el caso. Eso sí, será difícil para Lula da Silva, Gustavo Petro y AMLO justificar ese hipotético golpe contra la democracia.
Sobre qué pasará ese domingo, Delgado dice que se verá lo mismo de siempre: “Intimidación, amedrentamiento para que la gente no vaya a votar, acarreo de votantes, uso de los recursos estatales, transportes. También se espera que en zonas rurales haya entrega de dádivas, bolsas de comidas, etcétera”. Pero las cuentas no le cierran al chavismo. Se calcula que la diferencia entre González y Maduro será de alrededor de tres millones de votos. Con el fraude clásico no alcanzará, si es que González continúa en las papeletas.
Es por eso que para ese día se pronostican, también, otras irregularidades y estafas. Un dirigente opositor señaló en off the record que se esperan apagones en gran parte del territorio venezolano para impedir que la gente pueda trasladarse o incluso votar. También se cree que podrían producirse actos de violencia en los diferentes centros de sufragio. ¿Con cuánta fuerza de choque cuenta la dictadura? ¿Los motorizados siguen con Maduro? ¿A quién recurrirá el régimen para esos mandados?
Ese mega apagón disruptivo al que todos temen -y esperan- serviría a Maduro para justificar sus denuncias recientes y manipular los datos. El dictador de Caracas advirtió hace unos días que la oposición estaría planeando un fraude digital. El planteo es inverosímil: el universo en su conjunto sabe que el control de las urnas electrónicas está en manos de Miraflores y que además tienen autonomía energética.
“Ahorita están en una guerra eléctrica contra los transformadores, en todo el país. Ya tenemos a varios presos y yo pido a la Fiscalía que les meta 30 años por traición y terrorismo”, dijo Maduro el pasado 9 de julio. Desde junio avisa sobre este supuesto complot intergaláctico. Según el dictador, “la derecha” está detrás de un “ataque al sistema eléctrico” para luego culpar al régimen y “engañar” al desinformado pueblo. Hace años que el sistema eléctrico en Venezuela está colapsado. El universo también está enterado de ese asunto.
¿Se esperan escenarios de conflictividad ese día? Es muy probable. “Si los resultados son a favor del oficialismo, seguramente va a haber un rechazo importante de la oposición, sobre todo si se hace el trabajo de fiscalización y se tienen todas las actas. Ahí va a ser imposible que haya un fraude sin que haya pruebas, ¿no? Si la oposición tiene testigos en todas las mesas como espera tener, van a tener todas las actas y van a tener el resultado incluso antes de que lo anuncie el Consejo Nacional Electoral. Y por el otro lado, si gana la oposición y lo anuncia el CNE, probablemente hayan sectores del oficialismo que salgan a las calles o que pretendan desconocer el resultado”, pronostica Delgado.
Hasta el momento, a pocos días de las elecciones, el régimen continúa comportándose como si no existiera un mañana. El estado continúa con las sistemáticas detenciones de opositores. Fueron 71 aprehensiones en los últimos diez días. Uno de los más resonados casos fue el del empresario Ricardo Albacete Vidal por el pecado de hospedar a María Corina Machado en su paso por Táchira.
Resulta difícil confiar que alguien que pone tras las rejas a una persona por el simple hecho de dar techo y comida a un político opositor acepte el mandato de las urnas. Pero además, no es únicamente Maduro: los miles de funcionarios, gobernadores, militares y “empresarios” involucrados en casos de narcotráfico y de corrupción, ¿también bajarán solícitos sus banderas de impunidad y privilegios y se someterán institucionalmente a una transición? La dictadura no es un solo hombre, es una megaestructura.
Y la pregunta se hace inevitable: ¿entregará el poder el chavismo?