Pasaron seis largos años para Elías Jaua Milano desde que, junto a Adán Coromoto Chávez Frías, se les ocurrió pedir el cumplimiento del reglamento en el V Congreso del PSUV para que las autoridades fueran escogidas por los delegados dando un cese al nombramiento a dedo. Nicolás Maduro, con apoyo de Diosdado Cabello, aplastaron sus propuestas. El hermano de Hugo Chávez fue relegado y luego enviado a la embajada de Venezuela en Cuba. Jaua llevó la peor parte, lo sacaron de la Dirección Nacional y como Ministro de Educación.
Olvidado en el banquillo de los castigados, sin que le asignaran cargo alguno, a la vez que le golpearon la estructura de los sectores, sobre todo campesinos, que lideraba, Jaua resistió casi en silencio. Hasta el 19 de junio 2024, cuando en uno de los actos de campaña, con cada vez más reducida asistencia, que realiza Nicolás Maduro en su intento de reelegirse, Jaua fue llamado por el candidato a la tarima.
Para Maduro no hay momentos para las diferencias; sabe que está perdiendo las elecciones y recurre a buscar o reciclar cualquier recurso de la revolución, aunque ello implique profundizar grietas con otros personajes a quienes no les agrada el regreso de un dirigente al ruedo.
Quizá, el sacado del ostracismo Elías Jau piense ahora que “la venganza es un plato que se come frío”, pero al día siguiente publicó en la red social X “considero mi deber como compañero de lucha de Hugo Chávez estar con el pueblo que hizo una revolución, tanto con los que apoyan a Nicolás como con los que hoy están molestos o distanciados con razones. Las diferencias políticas, programáticas que tenemos no pueden convertirse en rencillas personales”.
Apeló al respeto y a cultivar la camaradería “como lo demostramos Nicolás y yo el día de ayer” pero alertando que no es una renuncia “a demandar las grandes y verdaderas rectificaciones que se deben hacer a favor de la vida del pueblo todo de Venezuela”.
Aquel Congreso
Desde la fundación del PSUV se acordó, según los estatutos, que la Dirección del partido sería escogida en Asamblea; pero en realidad Hugo Chávez, quien tuvo un liderazgo arrollador, había determinado quiénes serían los poco más de 60 personas que conducirían el PSUV. Chávez siguió decidiendo en los Congresos siguientes del partido que fundó, lo que su designado heredero asumió como un derecho y con el apoyo de Diosdado Cabello.
Jaua Milano empezó a generar una nueva corriente dentro del PSUV, como un derecho legítimo de quien aspira a conducir el partido. Es así como se dedicó a convencer a delegados para que respaldaran la propuesta de votar para escoger a las autoridades del partido. Muchísimos de esos delegados estaban de acuerdo con que las autoridades, incluyendo el presidente y vicepresidente fueran escogidos por votación.
El entonces Ministro de Educación coincidió con el hermano mayor de Hugo Chávez en que era necesario que se votara por las autoridades, advirtieron que lo sano para los partidos era legitimar a quienes conducen una organización política.
Dos hechos claves conspiraron contra esa aspiración, principalmente que Diosdado Cabello Rondón era el segundo del partido, el segundo en el poder, la segunda opción para ocupar la anhelada silla presidencial y no se arriesgaría a que surgiera otro líder que le hiciera sombra y lo sustituyera en el segundo lugar cuando él creía que estaba a un paso de llegar a Miraflores.
El segundo elemento es que Nicolás Maduro, al no tener el liderazgo que caracterizó a Hugo Chávez, necesitaba el control que Cabello mantenía en algunos sectores, que el entonces mandatario magnificó. Así se sumó a la defenestración de Jaua quien entre bastidores fue señalado de conspirador.
El caso es que cinco años después de muerto Chávez, cuando se llega al V Congreso del PSUV, la noche del 28 julio 2018, Elías Jaua Milano y Adán Coromoto Chávez Frías propusieron que se cumplieran los estatutos y que fueran los 830 delegados de todo el país, quienes escogieran a la Directiva.
Maduro se impone, seguido por Cabello, reservándose la Dirección y la primera vicepresidencia.
De un plumazo eliminaron a Elías Jaua de la directiva, mientras que Adán Chávez sobrevive, por ser hermano del presidente cuyo cadáver seguía siendo un arma de propaganda de la revolución.
La mayoría de los asistentes al V Congreso llevaban una línea, previamente impuesta, aun cuando los más pensantes estaban convencidos que la democracia era necesaria en el partido. Nadie abogó por Jaua y Chávez que quedaron como renegados. El congreso continuó como si nada hubiese sucedido.
Cinco semanas después Elías Jaua fue destituido del Ministerio de Educación, nunca más fue invitado como uno de los dirigentes principales, ni siquiera como secundario, no se le volvió a permitir el acceso a los actos de gobierno y mucho menos a una tarima en los actos públicos.
Adán Chávez, por su parte fue enviado, meses después, como embajador de Venezuela en Cuba, donde estuvo hasta el año pasado cuando fue nombrado Rector de la Universidad Nacional Experimental de los Llano Ezequiel Zamora (Unellez). Hace unos meses se vio a parte de la familia Chávez que fue llamada a un acto político con Maduro, entre ellos estuvo Adán Chávez.
A repartir ayudas
Luego del abrazo público entre Jaua y el candidato a reelegirse de hace unos días, lo único que ha ocurrido es que algunas de las personas que asistieron al evento y le entregaron cartas a Maduro, solicitando medicamentos o exámenes médicos, han sido llamadas “de parte de Elías Jaua” para responder a la solicitud.
Es decir que a Jaua le asignaron, por orden presidencial, la canalización de las ayudas sociales en el estado Miranda, lo que se convierte en un virtual golpe de Estado al gobernador de la entidad, Héctor Vicente Rodríguez Castro.
Todas las ayudas sociales las mandaron a dar a través de Elías Jaua.
Seis años después de aquella osadía que Jaua y Adán Chávez cometieron, pueden decir que lo que advirtieron en ese V Congreso, está pasando hoy en día, cuando el régimen ha tenido que usar al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) para apropiarse de las tarjetas más importantes del Polo Patriótico y que Maduro aparezca en el tarjetón electoral.
Peor es la disgregación en el PSUV, que no logra que la gran militancia que alguna vez tuvieron quiera llenar las planillas del 1x10 ni con amenazas.
Entre los 45 nombres de la actual directiva que conforma el PSUV no está Elías Jaua Milano. Aunque la lista la encabeza el fallecido Hugo Chávez, es un acto simbólico con el único verdadero líder de la revolución y fundador del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
Los otros son, en orden de poder: Nicolás Maduro, Diosdado Cabello, Cilia Flores, Jorge Rodríguez, Delcy Rodríguez; de ahí siguen Héctor Rodríguez, Adán Chávez, Jorge Arreaza, Eduardo Piñate, Carmen Meléndez, Julio León Heredia, Pedro Carreño, Pedro Infante, Fredy Bernal, Iris Varela, Víctor Clark, Yelitze Santaella, Francisco Ameliach, Luis José Marcano, Nicolás Ernesto Maduro, Erika Farías, Blanca Eekhout, Rodbexa Poleo, Mervin Maldonado.
Y los nombres menos mencionados: Diva Guzmán, Tania Díaz, Jehyson Guzmán, José Alejandro Terán, Rander Peña, Gabriela Peña, Antonio Galíndez, Jesús Faría, Fidel Ernesto Vásquez, Ricardo Molina, Alexis Rodríguez Cabello, Jacqueline Faria, Julio Chávez, José Gregorio Vielma, Francisco Torrealba, Nahum Fernández, Clara Vidal, Giuseppe Alessandrello, Grecia Colmenares y Adolfo Pereira.