Al revocar su invitación como observador internacional a la Unión Europea (UE), el régimen de Nicolás Maduro no solo añadió un ítem a la lista de pendientes (o cosas a medio hacer) del Acuerdo de Barbados, sino que también desplegó sobre los comicios presidenciales del 28 de julio el fantasma de la duda, poniendo en práctica su ya conocido manual para dispersar el voto opositor.
La UE es reconocida en todo el mundo por llevar a cabo misiones de observación electoral, como parte de un trabajo que de alguna forma certifica que el proceso de consulta ha cumplido en mayor o menor medida con estándares que garantizan la prevalencia de la democracia.
Aunque no se convierte en un factor determinante sobre el resultado, la ausencia de la misión europea en las elecciones de julio tiene significativas repercusiones para el proceso electoral y la percepción internacional de su legitimidad.
En diálogo con Infobae, Eugenio Martínez, periodista especializado en la fuente electoral y director de Votoscopio.com, explicó que “la ausencia definitiva ya confirmada de la Unión Europea como observador de las elecciones del año 2024 es una pérdida sensible para todo lo que tiene que ver con el monitoreo de la elección.”
Según Martínez, conocido en redes sociales como @puzkas, sin la participación de la UE el peso de la observación recaerá principalmente en el Centro Carter y, en menor medida, en el Panel de Expertos de Naciones Unidas.
Pero, hasta ahora, el Centro Carter no ha confirmado su participación, y de asistir, su despliegue sería mucho más limitado en comparación con una misión de la UE. La organización, fundada por el ex presidente de los Estados Unidos, Jimmy Carter, y que participó en un encuentro con las autoridades del Poder Electoral de Venezuela a mediados del mes de abril, se ha mantenido en silencio en medio del conflicto que desató el ente comicial al vetar a la alianza europea.
En cuanto al Panel de Expertos de la ONU, es un grupo reducido, compuesto por cinco o seis personas, cuya misión tiene un carácter más académico, sus resultados son privados y destinados exclusivamente al Secretario General de la ONU.
José Domingo Mujica, coordinador nacional de la Red de Observación Electoral de Venezuela, también expresó su preocupación por la revocación de la invitación a la UE.
“Los roles de las denominadas misiones de acompañamiento son diversos. Algunas pocas cuentan con la capacidad de realizar una observación electoral propiamente dicha con un equipo de observadores adiestrados que distribuyen en diferentes sitios del país”, afirmó Mujica. En este sentido, la ausencia de la UE se traduce en la falta de una de las pocas organizaciones con capacidad para llevar a cabo una observación completa de la elección.
Observadores no policías
Para las elecciones del 28 de julio, Consejo Nacional Electoral de Venezuela (CNE), afecto al régimen chavista, ratificó la convocatoria para una “veeduría amplia” a la Comunidad de Estados y Caribeños (CELAC), Comunidad del Caribe (Caricom), la Unión Interamericana de Organismos Electorales (Uniorec), el Panel de Expertos de las Naciones Unidas, la Unión Africana, el Centro Carter, el Consejo de Expertos Electorales de Latinoamérica, entre otros.
La UE fue un observador tradicional de los procesos electorales en Venezuela hasta el año 2006, cuando el CNE dejó de permitir la observación internacional formal. Después de una ausencia de casi 15 años, la Unión Europea regresó en 2021 gracias a un acuerdo especial entre el régimen venezolano y la Alianza del viejo continente, que permitió una misión de observación completa. Sin embargo, este acuerdo especial necesitaba ser renovado para la elección de 2024, algo que ya no ocurrirá debido a la revocación de la invitación.
En ese entonces, los observadores del bloque reportaron mejoras en el sistema de votación, pero también irregularidades como el uso de recursos públicos en la campaña, el establecimiento de puntos de control del partido del régimen en centros de votación y la inhabilitación “arbitraria” de candidatos.
Antes de que se agravara la crisis en Venezuela, la Organización de Estados Americanos (OEA), que también cuenta con una reconocida trayectoria en procesos de veeduría electoral, participó en misiones de observación en comicios del país caribeño, como lo hace en forma regular en cada proceso celebrado en la región. Pero, tras el retiro del Estado venezolano del bloque, que se oficializó en 2019, no hay posibilidades de que los equipos técnicos de la OEA puedan desplegarse para realizar su labor el próximo 28 de julio en Venezuela.
Por ello, Mujica destacó la importancia de que la oposición insista en el reclamo de que se permita la participación de los técnicos de la Unión Europea en los comicios presidenciales. Pero, pese a los reclamos dentro y fuera de Venezuela, este cambio en el tablero electoral podría no detener su marcha, y aumentar la presión en la sociedad civil para sostener las tareas de supervisión del proceso de sufragio y defensa del voto.
Para entender este fenómeno, Martínez explicó que las misiones de observación electoral internacional no actúan como un “policía electoral” que puede evitar la comisión de ilícitos, sino que su principal rol es documentar el proceso y, después de la elección, evaluar la credibilidad de los resultados ofrecidos.
Frente al retiro de la invitación por parte del CNE a la UE, la oposición venezolana enfrenta el desafío de mantener su estrategia de defensa del voto sin el respaldo de la misión de observación de la UE.
Según el director de Votoscopio, la estrategia debe ser tan rigurosa como si la UE estuviera presente, dado que la observación internacional, aunque no puede prevenir ilícitos, puede documentar y minimizar la intención de cometerlos.
“La estrategia de defensa del voto de la oposición venezolana no debería cambiar a pesar de la ausencia de la misión de la UE”, ya que su rigor debe mantenerse independientemente de la presencia internacional.
Mujica señaló que las misiones de observación electoral han aportado evaluaciones valiosas de los procesos electorales en Venezuela, proporcionando recomendaciones pertinentes a las autoridades electorales para mejorar las elecciones. Además, su presencia ha contribuido a elevar la confianza de los votantes, lo que generalmente se traduce en una mayor participación.
“La contribución de los observadores electorales de la Unión Europea, que gozan de un amplio reconocimiento en el mundo, podría ofrecer una evaluación imparcial de alta calidad técnica del proceso electoral, probablemente contaría con gran aceptación de la comunidad internacional,” explicó
En el pasado, la UE, el Centro Carter y la Organización de los Estados Americanos (OEA) han sido reales observadores electorales en Venezuela. Desplegaron equipos de observadores en número suficiente para tener presencia en diferentes partes del país y ofrecieron reportes detallados de lo ocurrido. Sin embargo, en los últimos años, el CNE ha optado por invitar a un conjunto de organizaciones que realizan más un acompañamiento político que una observación técnica rigurosa de las elecciones.