La existencia de la organización delictiva conocida como El Tren de Aragua se convirtió este martes en un nuevo tema de fricción política y diplomática entre Venezuela y algunos países de la región, después de que las autoridades de Caracas negaran que esa banda del crimen organizado exista y tenga su origen en Venezuela.
El ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Yvan Gil, aseguró el lunes, delante de su homólogo colombiano, Luis Gilberto Murillo, que la banda criminal transnacional conocida como Tren de Aragua no existe y que se trata de una invención mediática internacional.
“El Tren de Aragua es una ficción creada por la mediática internacional para tratar de crear una etiqueta inexistente, como hicieron en su momento con el Cartel de los Soles (...), que se demostró que no existe, que jamás ha existido”, dijo Gil tras una reunión en la ciudad fronteriza de Cúcuta.
El Tren de Aragua es una banda que nació en las cárceles de Venezuela y se ha extendido por varios países latinoamericanos, como Colombia, Perú, Bolivia y Chile, donde las autoridades la acusan de cometer numerosos delitos, como narcotráfico, extorsión, secuestros y homicidios.
Según Gil, las autoridades venezolanas han demostrado “la inexistencia del Tren de Aragua” y además colaboran “con todas las instancias de América Latina y el Caribe en materia de seguridad ciudadana”.
Polémica regional
Según InsightCrime, que investiga amenazas a la seguridad nacional en América Latina, el Tren de Aragua es la estructura criminal más poderosa de Venezuela y el único grupo local que ha logrado afianzarse fuera de sus fronteras.
El origen de esta banda, con base en la cárcel venezolana de Tocorón, se remonta al año 2005, cuando un sindicato de obreros que trabajaban en la construcción de una línea ferroviaria entre los estados Aragua y Carabobo empezó a extorsionar a las empresas contratistas a cambio de seguridad.
La existencia y operación de esta organización delictiva ha generado preocupación en varios países. Sin ir más lejos Perú la ha catalogado como el “enemigo número uno”.
Con el fin de combatirlo, Perú ha creado el Grupo Especial contra el Crimen Organizado, que “llevará a cabo en contra de esta organización operaciones especiales a nivel nacional para desarticular sus redes periféricas”, anunció en marzo ante el Congreso el primer ministro, Gustavo Adrianzén.
La existencia o no del Tren de Aragua también ha provocado enojo.
En septiembre de 2022, el vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello, se enfrentó a la entonces alcaldesa de Bogotá, Claudia López, a raíz de la presencia del Tren de Aragua en Colombia.
“Si usted tiene allá al Tren de Aragua, échele lo que usted quiera, eso no tiene nada que ver con el Gobierno de Venezuela. Lo peor es que dicen que la violencia viene de Venezuela. Aquí si combatimos el narcotráfico, la violencia y hemos sido víctimas de la violencia traída de Colombia”, dijo Cabello.
Chile se siente ofendido
Pero la reacción más contundente proviene de Chile. La ministra del Interior de ese país, Carolina Tohá, consideró un “insulto” que Venezuela niegue la existencia de la banda criminal Tren de Aragua y diga que es una invención de los medios internacionales.
“Es un insulto, no al Gobierno de Chile, sino al pueblo de Chile y a los pueblos de Latinoamérica. Inaceptable”, indicó Tohá.
La negación por parte de las autoridades venezolanas también generó la reacción del ministro de Relaciones Exteriores chileno, Alberto van Klaveren.
“Sorprenden las declaraciones del canciller Gil. Es inaceptable el negacionismo respecto a los impactos del crimen transnacional organizado en Chile y la región. El diálogo y las acciones concretas son necesarias para avanzar en la erradicación de la violencia y delincuencia”, enfatizó el jefe de la diplomacia chilena.
En respuesta a Van Klaveren, el canciller de Venezuela, Yván Gil, volvió a negar este martes el impacto de bandas criminales de su país en Latinoamérica.
A través de la red social X, Gil afirmó que “se han creado etiquetas de bandas criminales con el único fin de enlodar el gentilicio venezolano y a su Gobierno”, por lo que “el combate al flagelo de la delincuencia no puede apoyarse en la creación de una narrativa falsa”.
Y por este motivo, instó al Gobierno chileno a “desechar el relato impuesto por los grandes medios” y “asumir el combate al crimen de manera profesional”.
(Con información de EFE)