Aunque una larga tradición en Venezuela marca que diciembre es el mes para la celebración de elecciones en el país, el chavismo ha hecho de su propia agenda un recurso para beneficiarse estratégicamente en cada consulta.
“Al paso que vamos las elecciones van a ser en marzo”, dijo el segundo del chavismo, Diosdado Cabello, sobre el tema cuando el asunto del cronograma electoral tomó protagonismo debido al insistente reclamo de la oposición y al plazo establecido hasta el mes de abril por Estados Unidos para retomar la “ruta electoral” establecida en Barbados.
Fechas en abril, mayo, junio y julio también sonaron como propuestas en el hemiciclo del Parlamento, controlado por el chavismo, donde esta semana se celebró un proceso de consulta sobre el tema.
En medio de la incertidumbre electoral que ya reina en el país caribeño, el ex rector del Consejo Nacional Electoral (CNE) Vicente Díaz, explicó que el acto de dilatar la fecha para celebrar la elección presidencial “no es un tema técnico, ni logístico, ni constitucional, sino que es un tema político” que pone en “desventaja tremenda” al sector opositor que no tiene acceso al poder y desconoce detalles que sí maneja el chavismo.
Una pieza que se suma al engranaje del régimen para debilitar a la oposición en las elecciones de Venezuela.
En declaraciones recogidas por la agencia EFE, Díaz señaló que aunque no existe ninguna norma que obligue a anunciar la fecha de los comicios en un determinado momento, la incertidumbre podría generar un “agotamiento” de las fuerzas políticas opositoras para su campaña o, por el contrario, la falta de preparación para la contienda.
“Quienes adversan al Gobierno (...) no saben exactamente cómo va a ser el proceso, si se van a cumplir las garantías requeridas (...) y no pueden prepararse para el combate electoral”, insistió.
Logística internacional
Consultada también sobre el tema, la ex rectora del Poder Electoral venezolano, Griselda Colina, explicó que dilatar el anuncio también representa una complicación para que organismos internacionales puedan participar como observadores en la contienda, tal y como fue establecido en el acuerdo de Barbados.
“Más allá de lo que tradicionalmente pasa en un proceso electoral, nos tienen que dar más tiempos, más lapsos para hacer una elección que, en el caso de Venezuela, se presenta como una elección fundamental porque está en juego el cambio político”, expuso la también ex rectora del CNE.
Colina recordó que misiones como la de la Unión Europea requieren invitaciones expresas del Estado para empezar a conformarse. Las misiones de acompañamiento internacional también llevan una logística que debe prepararse meses antes del día de las votaciones.
El registro electoral
La depuración y actualización del registro electoral ha sido también un tema central en la lista de reclamos de la oposición de cara a las elecciones presidenciales de 2024.
El ingreso de nuevos votantes dentro del territorio y el cambio de domicilio de casi la mitad de los exiliados (estamos en más de siete millones y medio) hace suponer que el antichavismo puede multiplicar su participación en una contienda electoral si se logra implementar una adecuada actualización del padrón.
Colina, quien actualmente se desempeña como directora del Observatorio Global de Comunicación y Democracia en Venezuela, estimó que para organizar una elección de este tipo se requieren unos seis meses, pero -subrayó- el “rezago” en el Registro Electoral genera una dificultad adicional, pues hay más de tres millones de venezolanos mayores de edad que aún no están inscritos para votar, por lo que urgen jornadas de inscripción que atraigan a jóvenes en todo el país.
Por su parte, Vicente Díaz calificó como “necesaria” la actualización del Registro Electoral, un asunto que, a su juicio, no podría resolverse en corto tiempo, pues -aclaró- unas pocas jornadas de inscripción sin una campaña que promocione el derecho al sufragio dejará por fuera a cientos de miles de nuevos votantes.
¿Elecciones en 35 días?
En medio de la jugada del chavismo para alargar el debate sobre la fecha de la elección, mientras diseña el tablero a su gusto, un nuevo factor se sumó a las noticias sobre las elecciones presidenciales en Venezuela de este año.
En 2013, tras el anuncio de la muerte de Chávez el cinco de marzo, el Consejo Nacional Electoral demostró su capacidad logística para celebrar una elección en 35 días: el 9 de marzo se anunció la convocatoria a la consulta que fue celebrada el 14 de abril instalando a Maduro en el Poder.
El evento fue rescatado esta semana por uno de los actuales rectores del organismo, Conrado Pérez. “En 35 días se hicieron las elecciones”, sostuvo el rector durante una entrevista en un medio de comunicación local, para quien “no puede haber duda” de la “capacidad y cualidad instrumental, técnica y humana” del CNE para llevar a cabo esta labor.
Sin embargo, una rápida ejecución del cronograma electoral supondría dejar de lado gran parte de las garantías reclamadas por la Plataforma Unitaria para medirse con el chavismo.
“Hacer una elección en 35 días implicaría que no hay actualización del registro electoral, no hay observación internacional, no hay observación nacional, no hay constitución de grupos de electores. La campaña va a ser mínima, no va a haber control sobre ninguno de los aspectos técnicos, la auditoría va a ser mínima”, detalló en uno de sus análisis el director del observatorio electoral Votoscopio, Eugenio Martínez.
Para el analista, la ejecución de este plan se traduciría en “el proceso con las características mas restrictivas de los últimos 20 años”.