Su verdadera vocación, la de Cilia Adela Flores, siempre fue el poder. Así quedó demostrado de manera irrefutable cuando presidió la Asamblea Nacional. Su meta política se había sellado, años antes, desde que se acercó como abogada de los militares que el 4F intentaron el Golpe de Estado contra el entonces presidente Carlos Andrés Pérez. Su relación con Nicolás Maduro es solo un capítulo de novela rosa, pero oculta mucho más: ella es el poder tras el poder y por ello reacciona airadamente cuando una mujer, María Corina Machado, se convierte en lo que Cilita, como la llama Maduro, siempre aspiró para sí misma, una líder de masas. Nada parece ofender más a la inquilina de Miraflores.
Al día siguiente de las elecciones internas de la oposición, la esposa de Nicolás Maduro, como pocas veces lo hace, salió de las sombras para asumir el protagonismo. Mostrándose inusualmente demacrada y sin el “punta en blanco” que siempre exhibe, tomó el micrófono para calificar de fraude esos comicios y pedir que se judicializara a los organizadores del evento, solicitud que inmediatamente respaldó el mandatario nacional.
La acción desplegada por el Ministerio Público, de citar a los integrantes de la Comisión Nacional de Primaria de la Plataforma Unitaria de la Oposición, que presidió el respetado abogado y académico Jesús María Casal Hernández, va en concordancia con la decisión 122 de la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), quien suspende los efectos del proceso de elecciones internas de la Oposición, ya realizado el pasado 22 de octubre, como respuesta a un recurso que introdujo el diputado José Dionisio Brito Rodríguez.
El control de Cilita
Una fuente del Gobierno Nacional, quien pidió no ser identificado, le dijo a Infobae que “en el gobierno se sabe que ella, Cilita, decide todo, aunque el presidente es quien dé las órdenes. Sí, Delcy y Jorge Rodríguez toman decisiones, pero ninguna sin la aprobación final de Cilia. El caso de la candidatura de María Corina Machado (MCM) dividió las opiniones en el alto gobierno entre quienes aseguraban que la mejor opción era dejar que las primarias se realizaran porque sería un desastre y frente a quienes como Cilia, pujaron por impedir las elecciones internas de la oposición usando el poder judicial. Lo que sucedió el domingo 22 de octubre fue un inesperado descalabro”.
Flores de Maduro siempre ha buscado el control absoluto del poder judicial; desde la presidencia del parlamento lo intentó con todas sus fuerzas, con el Grupo Trujillanidad que integraban varios dirigentes del estado Trujillo muy relacionados con Cilia Flores, entre quienes estaba el entonces diputado y luego magistrado Juan José Mendoza Jover.
Pero la “primera combatiente” como la bautizó Nicolás Maduro, solo ha controlado parte del poder judicial. También pretendía que su amiga y comadre, la ex magistrada Miriam del Valle Morandy Mijares fuera designada Fiscal General de la República, pero los planes se frustraron por lo sucedido en el aeropuerto Internacional de Maiquetía, cuando Richard José Cammarano Jaimes, quien era solicitado por narcotráfico, fue detenido, el 23 de mayo 2015, cuando se disponía a viajar para Portugal en compañía de Morandy.
Pero Cilia Flores no se detiene en su control del poder y por ello también ha ido por el Consejo Nacional Electoral (CNE), formando parte de la Comisión preliminar que selecciona los candidatos a rectores del ente electoral, para presentarlos ante la Asamblea Nacional.
La fallida estrategia
El poder en Venezuela ha tenido varias fracciones que se han mantenido en pugna por el control de la revolución; por una parte, Nicolás Maduro Moros con los hermanos Rodríguez Gómez y el ahora defenestrado Tareck El Aissami; por el otro Diosdado Cabello Rondón, quien ha perdido con el tiempo varios de sus más valiosos aliados como el MG (Ej) Hugo Armando Carvajal Barrios alias El Pollo. Uno de los poderosos, el ex presidente de Petróleos de Venezuela y ex ministro, Rafael Darío Ramírez Carreño, perdió el poder cuando fue destituido de la estatal petrolera luego de 10 años en el cargo.
El diputado Diosdado Cabello Rondón y el presidente del parlamento unicameral Jorge de Jesús Rodríguez Gómez, quienes están muy unidos desde que lograron defenestrar al otrora poderoso ministro de Petróleo, Tareck Zaidan El Aissami Maddah, venían repitiendo, como una letanía, que las elecciones primarias no se iban a realizar.
La estrategia, desde el Gobierno y el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), no tenía razones para fallar. Es así como funcionarios, amigos, allegados e incluso compañeros de partido de los candidatos opositores los contactaron para que se retiraran de las Primarias, como se lo confirmaron a Infobae varios de los que fueron a la contienda.
Las coincidencias son asombrosas, solo fue diferente la persona o varias personas que hicieron la propuesta y no fue un desconocido pragmático compra conciencias; siempre resultó ser “un compañero de lucha”, “amigos desde hace años”, “un familiar que no veía hace tiempo”. La propuesta tuvo matices, pero siempre con el ingrediente de “empresarios dispuestos a financiar” dependiendo de las características propias de cada candidato.
Resistieron
Desde hacía semanas, cada uno de los equipos de campaña evaluaba el costo político de seguir a pesar de la tendencia que evidenciaba el despegue pronunciado de María Corina Machado del resto de los participantes. El 8 de octubre, el líder de Primero Justicia, Henrique Capriles Randonski abandonó la contienda, para no morder el polvo de la derrota; en las Primarias de febrero 2012, siendo gobernador de Miranda, resultó ser el abanderado de la Oposición con el 62% de los votos, seguido del entonces gobernador del Zulia, Pablo Pérez, contienda en la que la entonces diputada independiente María Corina Machado (MCM) se mantuvo obteniendo apenas el 3.5% de los votos.
A Capriles le siguió en la renuncia, el 13 de octubre, el ex diputado Freddy Francisco Superlano Salinas, quien se retira manifestando su respaldo a Machado en un acto público.
Luego, el 13 de octubre renuncia Roberto Antonio Enríquez Lavaud, candidato de una de las fracciones del partido sociacristiano Copei; dirigentes regionales aseguran que en una reunión virtual el candidato explicó la imposibilidad de continuar, en la ruta electoral interna, por la precaria condición económica de la campaña. Igual que Capriles, tampoco da respaldo a ninguno de los candidatos que quedan sobre la pista de carrera. Poco después, Enríquez se va a la mesa de negociación, que el Gobierno de Nicolás Maduro sostiene con algunos de los representantes que un puñado de cuatro partidos opositores, el llamado G4, y que se llevó a cabo en Barbados, con intermediación de Noruega.
A pesar de la adversidad de los números, el resto de los candidatos siguió en la carrera, algunos con la convicción de que retirarse iba a cumplir el objetivo político del régimen de golpear la legitimidad de las elecciones internas de la Oposición.
Hay dos coincidencias que la mayoría de los candidatos enfatizaron en la conversación con Infobae: el derroche económico en el despliegue de la campaña del candidato de Acción Democrática (AD), Carlos Modesto Prosperi Manuitt. Y las reservas que tenían con Gloria María Pinho Ferreira, por su cercanía con el Gobierno nacional.
Los restantes candidatos que se mantuvieron en la campaña hasta las elecciones y reconocieron el triunfo de MCM, no pudieron remontar la cuesta a pesar del respaldo que tenían entre sus simpatizantes y de sus propuestas de gobierno: ex presidente del Consejo Nacional Electoral, Andrés José de San Bosco Caleca Pacheco; ex gobernador de Bolívar y ex diputado, Andrés Manuel Velásquez; ex gobernador y ex diputado César Alejandro Pérez Vivas; ingeniero y empresario César Paúl Almeida Segovia; ex diputada Delsa Jennifer Solórzano Bernal; el médico y autor de “La rebelión de las regiones somos todos”, Luis “Balo” Farías Zambrano; y la ex diputada y abogado Tamara Adrián Hernández.