La masiva partición de más de dos millones de venezolanos que le otorgaron el triunfo a María Corina Machado en las primarias opositoras en Venezuela el pasado 22 de octubre, sirvió para que el régimen de Nicolás Maduro demostrara, una vez más, su aversión a unos comicios libres e independientes.
La victoria opositora obligó al chavismo a activar su maquinaria de persecución para deslegitimar el resultado. El Fiscal General impuesto por Maduro, Tarek William Saab, no dudó en calificar el proceso de “fraudulento”, pese a que contaba con la participación de la Red de Observación Electoral de Asamblea de Educación, un organismo de monitoreo independiente avalado por el propio Consejo Nacional Electoral (CNE) controlado por la dictadura, que aseveró que en las primarias opositoras participó cerca del 12% del padrón electoral del país.
Y es precisamente con estas acciones que la dictadura de Maduro busca desmoralizar al electorado opositor, poniendo nuevamente sobre el tablero la inhabilitación de María Corina Machado para ejercer cargos públicos y, por ende, la prohibición de su candidatura ante el ente electoral. Tal inhabilitación venció en el año 2016, sin embargo, la Contraloría General de la República la extendió en junio de este año hasta el 2030 alegando una supuesta “trama de corrupción”.
La propia María Corina Machado calificó la medida de “inútil” y que “sólo demuestra que el régimen sabe ya que está derrotado”. La líder opositora reiteró que para que se haga oficial una inhabilitación debe existir una sentencia definitivamente firme y, en su caso, esto no ha sucedido; tampoco ha sido notificada de tal acción.
En entrevista con Infobae, el analista venezolano y doctor en Ciencias Políticas, Andrés Cañizález, aseguró que María Corina Machado “no ha administrado bienes públicos y por tanto, una inhabilitación administrativa es un contrasentido ya que no hay un hecho donde se le pueda acusar de que tomó un dinero del Estado o que usó de manera inadecuada recursos públicos”.
“La sociedad venezolana demostró una suerte de acto de rebeldía ante el poder y está dando un mensaje no sólo a favor de María Corina, sino un mensaje en contra de ese recurso (la inhabilitación)”, afirmó Cañizález.
“Obviamente, el chavismo no se ha caracterizado por escuchar lo que está diciendo la sociedad, pero creo que hay un elemento importante, es decir, la inhabilitación no le restó peso, no le restó apoyo a María Corina, al contrario, creo que la terminó empoderando y convirtiendo en un símbolo de la lucha democrática”, agregó.
Ante la contundente demostración de ciudadanía en unos comicios autogestionados que se llevaron a cabo contra todo pronóstico, el chavismo ahora comienza a mover sus cartas afinando el discurso según se van desarrollando los acontecimientos. El caso más evidente fue el desesperado intento del representante del régimen en las mesas de negociación con la oposición, Jorge Rodríguez, de desprestigiar las primarias ante el cuerpo de diplomáticos acreditados en el país caribeño.
El también presidente del Parlamento chavista pidió “mesura” y “parsimonia” a los embajadores y los exhortó a no “inmiscuirse en los asuntos internos de la República Bolivariana de Venezuela”, pues a su criterio “la oposición efectuó un fraude para generar situaciones de zozobra”, desconociendo así la voluntad de los ciudadanos que exigen un cambio y que sufren a diario el colapso de los servicios públicos, la inflación, la pérdida del poder adquisitivo, un salario mínimo de tres dólares mensuales, entre muchos otros problemas.
Para Cañizález “el chavismo está tanteando a ver cómo reacciona la sociedad; qué costo político le podría tener, por ejemplo, meter preso al profesor Casal, quien encabezó la Comisión de Primaria. Obviamente, no va a poder meter presa a María Corina en este momento, por lo que eso significa, pero creo que están evaluando los impactos de sus decisiones”.
Previendo este escenario, Estados Unidos le ofreció a la dictadura chavista en la mesa de negociación con la oposición celebrada en Barbados, levantar todas las sanciones al petróleo, a cambio de que aceptara la convocatoria de elecciones presidenciales libres y transparentes, con la participación de todos los actores políticos y la supervisión de organismos internacionales.
“Previo a las primarias, el Secretario de Estado, el señor Antony Blinken, quien en lo personal no se ha referido mucho a Venezuela, es decir, otros funcionarios sí, pero él en particular no. Planteó una suerte de ultimátum sosteniendo que para finales de noviembre tendría que haber un calendario electoral, tendrían que haberse levantado las inhabilitaciones y tendría que existir una serie de garantías para unas elecciones libres”, sostuvo Andrés Cañizález en diálogo con Infobae.
“Pero estamos en un juego complicado, porque si el chavismo levanta las inhabilitaciones y la candidata es María Corina Machado, el chavismo va a perder de forma arrolladora, va a perder el poder. Entonces, ¿cómo logras complacer las demandas de quien te puede dar acceso al petróleo sin que eso signifique tu fin político? Creo que es una situación complicada. Y, supongo, conociendo cómo se manejan las cosas allí en el chavismo, que va a ser algo que se va a manejar de forma situacional. Es decir, se pueden decir cosas y después se dicen otras de acuerdo un poco a lo que convenga en cada situación. Pero para mí, la clave va a estar en esa fecha de finales de noviembre, cuando veamos si lo del señor Blinken fue efectivamente un discurso o si efectivamente Estados Unidos le dio un ultimátum al chavismo. Y ese ultimátum tiene como punto finales de noviembre”, indicó.
—¿Cómo debe ser el discurso de la oposición para quienes votaron por María Corina Machado, pese a todas las amenazas del chavismo?
—Creo que estamos en una hora donde sería muy necesario un discurso unitario en torno a María Corina Machado. No por ella, sino por lo que simboliza. En este momento, ella recibió un mandato de la sociedad venezolana, de la sociedad democrática, que quiere un cambio por vía pacífica, por vía electoral. Entonces, creo que para el resto del liderazgo este es un momento para estar junto a ella, a ella como símbolo, no sólo como la candidata, y darle un mensaje de unidad a la sociedad y de respaldo unánime a todos quienes han formado parte de la organización de las primarias.
El Gobierno, a través de la Fiscalía, ha atacado a quienes encabezaron la Comisión Nacional de Primarias y también a quienes encabezaron las juntas en las distintas regiones, provincias. Allí, digamos, hay un respaldo del liderazgo. Este es el mensaje, decir que las primarias fueron de todos nosotros y respaldamos a todos los que estuvieron en esas primarias. Y por otro lado, darle a conocer al país una posición también firme y decir: María Corina Machado es la que ganó; es la que el pueblo eligió y vamos a pelear hasta la última para que ella sea la candidata. Tiene que haber un mensaje contundente, no un mensaje donde siembres dudas.
—¿Cuáles son los desafíos que vienen a corto, mediano y largo plazo para la oposición venezolana?
—Creo que viene una etapa, sin duda, de reacomodo. Estamos hablando de que la oposición venezolana ha estado en los últimos ocho años liderada por lo que se llama el G4, el grupo de los cuatro, formada por cuatro partidos: Voluntad Popular, Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo y Acción Democrática. ¿Estos cuatro partidos por qué lideraban a la oposición? Porque fueron los partidos más votados en el año 2015, en las elecciones parlamentarias. La comunidad internacional consideró que esa fue la última elección legítima, transparente, democrática, que ocurrió en Venezuela. Pero en estos ocho años, estos partidos han vivido sus propios problemas internos, sus propias crisis de liderazgo.
Hemos pasado también por un éxodo y un exilio de muchas figuras políticas en Venezuela, de una persecución contra ese liderazgo, de una serie de inhabilitaciones, partidos ilegalizados, etc. Todo eso ha confluido en el propio desgaste para la sociedad, de pensar bueno, pasa el tiempo, pasa el tiempo, no hay un cambio. Todo eso confluyó en ese liderazgo. María Corina, siendo una activista y una figura política por más de dos décadas, no es percibida como esa vieja política opositora, sino que es percibida como una figura, como una outsider, y eso ha jugado mucho a su favor.
Vienen cambios necesarios, por ejemplo, el partido de ella misma no tiene representación en las mesas que negocian con el chavismo y con Estados Unidos. No forma parte de este llamado. En el pasado no estuvo vinculada con el llamado gobierno interino de Juan Guaidó. Y todo esto tendrá que recomponerse. Creo yo que incluso sería necesario relanzar una nueva instancia donde se hayan hecho los arreglos políticos necesarios para que María Corina Machado barra todo el resto para que haya una representación del momento actual.
La representación que tenemos es la de 2015. Esa foto ya dejó de ser lo que es Venezuela y yo creo que la oposición tiene que reconfigurarse, reorganizarse y replantearse a lo interno con una nueva fotografía que responda a estas elecciones primarias del 22 de octubre.
—¿Ve a María Corina Machado negociando con el chavismo?
—Yo creo que es viable. María Corina Machado es vista como una figura muy dura, de convicciones firmes, pero al mismo tiempo ha demostrado un pragmatismo. Es decir, María Corina Machado hace dos años, por ejemplo, decía que ya no iba a concurrir a unas elecciones si Maduro estuviese en el poder, que primero tenían que desalojar a Maduro. Ha dado un cambio importante y muchas de sus declaraciones en este momento hablan de tender puentes con diversos actores.
Yo creo que cualquier persona que pretenda ocupar el poder desalojando a los grupos civiles del chavismo que controlan el Estado pasa porque la Fuerza Armada le quite el respaldo que le tiene actualmente al chavismo. No estoy diciendo que ocurra un golpe de Estado. Estoy diciendo que necesariamente quien quiere ocupar el poder tiene que tener canales de influencia, de diálogo con el estamento militar. Dado que lo que ha ocurrido en estos años es que también hubo una militarización de la sociedad y del propio poder político.