Aunque el Gobernador del estado Amazonas ha estado pregonando el turismo como fuente de ingresos, la realidad es que la región, que hace frontera con Brasil y Colombia, está plagada de guerrilleros del ELN y las FARC, también de bandoleros atraídos por el oro que tiene el cerro Yapacana en sus entrañas y que se lo arrebatan de forma violenta mientras destruyen la vegetación y contaminan de mercurio las aguas de sus ríos. A eso se le suman los indígenas que con su Guardia Territorial han instalado puntos de control que funcionan para cobro de peajes de todo lo que pasa hacia la zona minera. Y el Ejército a quien también se le encandila los ojos con el precioso metal. Es el oro la razón por la que ha habido enfrentamientos entre militares e indígenas, que se hacen visibles por videos en redes sociales.
Los indígenas y quienes controlan los casi 70 puntos de control grabaron y filtraron el ataque contra los militares. A su vez, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) publicó el video de un fletero que, como alma solitaria, se usa como evidencia de la lucha contra el comercio hacia las minas, así como varios colombianos detenidos y deportados; los medios de propaganda del Gobierno venezolano difundieron de manera inmediata. El Ejército venezolano trata de retomar el control de ese territorio pero no es una actividad sencilla más aun con varios uniformados participando en el negocio que representa la explotación de oro y todo lo que va hacia las minas.
“El 26 de mayo la piraña de la Guardia Nacional dispara contra embarcaciones indígenas, por orden del teniente Duma que está comandando el puesto de Santa Bárbara en el municipio Atabapo. La comunidad es La Venturosa y el puesto militar queda casi a un kilómetro. No hubo lesionados”, relata un habitante de San Rafael de Atabapo.
En las minas se sigue extrayendo oro, de eso no hay duda. Hay un tipo semáforo que cuando está verde indica que se puede trabajar; si está en rojo, todo se paraliza en las minas. “Los militares les dicen a los mineros que pueden trabajar de 7 de la noche a 7 de la mañana; los días de luz roja no trabaja nadie. En el día todo parece calmado mientras los drones sobrevuelan la zona”.
Los puntos de indígenas y delincuentes han privatizado el río. “Ahí no solo están obligados a pagar los que van para las minas, sino a todos los que usan la vía fluvial, incluyendo a las embarcaciones oficiales de Alimentos Amazonas que trasladan las bolsas CLAP y el gas en gabarras y que se han visto presionados, para poder pasar, a dejar alimentos o dinero en los puntos de control”, dice un médico que habló con Infobae y para quien es inaceptable la anarquía que sucede en los ríos.
“Cuando el Ministerio de Salud u organizaciones no gubernamentales han hecho operativos hacia el Alto Orinoco, bien sea por el tema indígena o proliferación de enfermedades tropicales, por lo que algunas veces llevan tratamientos para el paludismo, pues en los puntos de control los pechan también obligándolos a pagar o dejar parte del tratamiento”.
El año pasado, la alcaldesa de Maroa denunció que estaban siendo muy afectados porque cuando trasladaban las bolsas del CLAP tenían que dejar parte de estas en los puntos con lo cual resultaba afectada la comunidad de Maroa. “Y cuando se hizo un operativo gubernamental para prestar asistencia del Alto Orinoco y especialmente al yanomami, llevaron medicamentos por vía fluvial, quedándose el 25 % en los puntos de cobro y por ello el Gobernador tuvo que reponer lo faltante y enviarlo vía aérea con los militares”.
El capitán Casanova de la Armada había hecho una reunión con la comunidad en San Fernando de Atabapo. “Él capitán eliminó todos esos puntos, pero los indígenas le reclamaron porque los militares estaban dejando pasar a las embarcaciones más grandes por lo que cobraban montos elevados de dinero, mientras que retenían a las embarcaciones pequeñas para justificar el operativo. Eso causó a mediados de abril 2023 una protesta de muchos interesados, entre ellos comerciantes”, asegura una mujer a quien le retuvieron una embarcación con víveres que trasladaba para las minas.
Cobros y alcabalas
¿En realidad hay 68 alcabalas de militares e indígenas? El resultado es que en efecto hay 68 puntos, desde La Boca, que está en el cruce entre el río Orinoco y el Atabapo, hasta el cerro Yapacana, casi hasta Cacique, que es la capital de las minas y la 40, que es la otra mina importante; hay otras minas pero más pequeñas, mini minas, como la del Carmen, que fue donde hubo el problema la semana pasada, otras: Mina Nueva, Punto 23, Caño Jabón, Caño Iguana, contamos casi 40 minas y eso se ha ido extendiendo hasta el Tepuy”.
Llama la atención que los puntos están a lado y lado del río. “Hace poco aglutinaron los puntos en bloque, de manera que cuando una embarcación pasa por uno donde hay 10 puntos debe pagar la vacuna a los 10.
Esos 68 puntos son ilegales y aunque los indígenas dicen que están en su derecho como Guardia Territorial, los mismo dicen los militares, pero son realmente puntos de extorsión, de cobro de vacuna. En esas alcabalas había indígenas, pero también hay malandros, algunos de Amazonas y de otros estados y países. “Esos no suben a j… al cerro, se conforman con colocar un punto y cobrarle a todo barco que pase para el Yapacana y para ello tienen tarifas, dependiendo de lo que pasen: gasolina, alimentos o cualquier producto que quieran pasar”, le dice una minera a Infobae.
La confrontación más reciente, incluso con tiroteo, es porque los funcionarios de la Armada y la Guardia Nacional pretenden tomar el control de todos los puestos, desplazando a quienes están ahora en ellos, y por supuesto el cobro que hacen.
Uno de los mineros reveló a Infobae “en realidad hay que poner orden, porque esto se ha vuelto muy peligroso con esos puntos de control. ¿Sabes el general Maita? Pues a ese lo sacaron hace como un mes en un helicóptero por problemas de salud. Pues en el Yapacana se la pasan recogiendo kilos de oro para ese general, pero Maita dice que él no ha recibido nada, pero hemos escuchado, a través de los radios, que las máquinas tienen que trabajar de 6 a 6 porque hay que reunir el metal para el papá mayor, como llaman a Maita”.
Proliferan las alcabalas
Habitantes de la zona le contaron a Infobae que para ir desde Morganito, que es el puerto de Autana, y está cerca de Átures, capital de Puerto Ayacucho, ibas en un día para San Fernando de Atabapo, pero eso era antes, porque ahora se tarda hasta tres días por las paradas en lo que llaman puntos de control, pero que en realidad funcionan como peajes donde el principal objetivo es que para pasar te cobran la vacuna. “¿Con qué vas a pagar, con dinero o con víveres?”, dicen los indígenas o los delincuentes, según sea el caso en cada alcabala. La novedad es que ahora también hay militares, que son los que permiten el paso de los barcos grandes.
Al preguntarle a un fletero qué función cumple la Fuerza Armada, responde “son solo pañitos calientes, muestran (incautan) máquinas viejas, uno que otro barquito. Allá arriba (en el cerro Yapacana) todo funciona igual. Los militares dicen que están combatiendo la minería ilegal, pero eso es mentira, eso avanza y mucho más”.
Hay testimonios que hace poco más de un mes un sacerdote tuvo que intervenir porque la situación entre los que cobran por el paso hacia la mina y los mineros o fleteros llegó a hacerse violenta porque pasó de los gritos y reclamos a las amenazas de muerte.
En el embarcadero del gas o bolsas CLAP que van, vía fluvial, para el interior del Amazonas, lo hacen por el puerto de San Mariapo, a unos kilómetros de Puerto Ayacucho, y no por Morganito, administrado por una Cooperativa indígena, que en realidad tiene como soporte a la guerrilla desde hace mucho tiempo. “Todo lo ilegal sale por Morganito hacia el sur y hay unos 45 minutos hasta Puerto Ayacucho por carretera y después por agua”.
En el mapa fluvial hecho a mano para tratar de visualizar cuál es la situación de la ruta por el río hacia el Yapacana, se refleja los ríos Orinoco y Atabapo; por el Orinoco hay varias comunidades; se puede observar la boca del río Orinoco, que es la Y entre los dos ríos. De Boca a la comunidad Súpiro hay 45 puntos de control y cobro.
El indicado como SENIAT es otro punto que tiene el Servicio Tributario con la Armada y la Guardia Nacional. Siguen otros puntos hasta la comunidad Santa Bárbara. Frente a Súpiro está la comunidad Cáscaradura donde hay alcabala al otro lado del río. También en Cristóbal y Vinicia Vieja tienen punto de cobro. Guachapana es otra alcabala. Cárida es otra comunidad y ahí es la entrada del Parque Nacional Yapacana hacia las minas Cacique y La 40.
Si no hubiese puntos de cobro sería 20 minutos de Boca a Cáscaradura, pero son tantos puntos que se consumen ocho horas de trayecto. De Boca al Seniat hay una hora sin alcabala, pero se consume 9 horas. De San Fernando de Atabapo a la mina La 40 serían seis horas sin puntos de control, por lo que se consumen día y medio con las alcabalas.
El silencio
Una fuente de una ONG de Derechos Humanos calificó de “porte de humo” el operativo que los militares venezolanos están ejecutando en las minas de oro del Yapacana. “Con la tecnología de los drones, porque aquí no han dejado de sobrevolar drones, todo lo saben. A finales de abril hubo reuniones con el capitán Casanova y el teniente de la Armada y se les hizo ver la importancia que se ejerzan acciones contundentes para que cese la contaminación de los ríos como el Atabapo y el Orinoco”.
A su juicio “eso pone en peligro la vida de todos los que vivimos de esos ríos, porque la contaminación es muy grande. El brazo ejecutor de las operaciones es la Fuerza Armada y lo único que uno espera que hagan las cosas como debe ser. La Fuerza Armada dice que la orden es que los barcos grandes no pasen, pero sí pasan cuando pagan sumas de 10 a 15 millones de pesos o su equivalente en oro. Eso ha creado problemas entre la gente de los puntos y los militares”.
“Ahí agarraron a un fletero y hasta el video del muchacho hablando lo publicaron, porque eso lo hacen los militares para justificar que están trabajando. Agarran los barcos pequeños para decir que sí están combatiendo la minería. El descontento se ha hecho manifiesto. Los fleteros son casi siempre venezolanos que llevan los alimentos desde Colombia a los comerciantes de las minas”.
Mató al soldado
“En Cárida hubo un enfrentamiento cuando un grupo de indígenas le quitaron un fusil a un militar. Cárida es una comunidad donde hay una Alcabala fluvial vía a las minas, es de las 71 que existen en ese eje fluvial oficiales y no oficiales. Hay un soldado que, en abril 2023, mataron en el Yapacana y ni el Ceofanb dijo nada de eso; es la primera vez que eso pasa con un miembro de la Fuerza Armada”, le dice un indígena a Infobae.
“El soldado se metió a un negocio de los que hay en el cerro y sacó lo que quiso y eso lo vio mucha gente. El comerciante molesto arremetió contra él y lo mató. Ese comerciante, que es colombiano, tenía negocios en otras dos minas del Yapacana, creo que en Cacique y Sabana Grande, todas cercanas. La reacción de los militares fue que mandaron a la guerrilla a que sacara al comerciante del negocio en Cacique, le sacaron toda la mercancía y le quemaron el tarantín que estaba construido de tabla. Otros fueron enviados a los negocios que él tenía en las otras minas e hicieron lo mismo. Y terminaron apoderándose de 23 kilos de oro que el comerciante tenía. A mí me da temor decir esto porque eso lo callaron”.
“Después supimos por el comandante que iba a venir una comisión muy grande, haciéndonos ver que es por los puntos de control, que es porque se está elevando el enfrentamiento, que hasta bombas molotov se han lanzado, pero ellos vinieron por ese gran problemón que causó ese hecho con el soldado”.