“Desde el primer día nuestro trabajo estuvo rodeado de incertidumbres”, explica Jesús María Casal. El jurista, decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica Andrés Bello, es el presidente de la Comisión de Primaria de la oposición venezolana. Y cuando habla de incertidumbre habla de la presión del régimen de Nicolás Maduro -que no define fecha electoral y no ahorra en amenazas de todo tipo- y también de la propia oposición, que hace años que no logra ponerse de acuerdo en muchos aspectos básicos de la lucha contra el chavismo. Con una sonrisa de resignación, Casal se sincera: “Son incertidumbres tan grandes que decidimos desoirlas todas y avanzar”.
Avanzar… Esa es la palabra clave durante toda la conversación con el encargado de organizar la primaria opositora. El objetivo es lograr un candidato único a presidente capaz de enfrentar a Maduro en las tan esperadas elecciones de 2024. El régimen se mantuvo en el poder en comicios muy cuestionados en 2018 y la posibilidad de una contienda es la salida que esperan muchos venezolanos dentro y fuera del país, porque en estos 10 años huyeron más de 7 millones. Es el voto que les deben, que se deben.
Organizar una interna es una tarea complicada incluso en países democráticos donde los Consejos Electorales facilitan la tarea, pero hacerlo en Venezuela donde se encarcela opositores, se inhabilita candidatos cual reality televisivo y se utilizan fuerzas de choque para impedir la movilización ciudadana es aún más complicado. Casal lo sabe pero explica que la primaria podría ser crucial para recuperar el espíritu de movilización que, a fuerza de errores internos, persecución chavista y la maldita pandemia, parece haberse evaporado.
“El mayor desafío es despertar a esa ciudadanía, que estaba tan dormida, tan desilusionada, tan desencantada, que aún así sigue buscando nuevas razones para creer”, afirma Casal.
La discusión gira en torno a cuatro puntos centrales: quiénes podrán postularse, quiénes podrán votar, qué papel jugará el Consejo Nacional Electoral y cómo sortear el posible boicot del régimen.
Candidaturas
Sobre las postulaciones, Casal explica que se utilizarán los criterios previstos para ser presidente de la República: ser venezolano por nacimiento y mayor de 30 años. Sin embargo, la primaria tiene prevista una condición más, una fundamental para evitar infiltrados (un clásico chavista): “Adicionalmente se prevé que la persona haya mantenido una trayectoria consistente con los fines que inspiran la convocatoria de la primaria, es decir que en su desempeño público se haya mostrado siempre a favor de promover la democratización de Venezuela, respetar los derechos humanos y procurar la liberación de los presos políticos”.
Ahora bien, otros de los escollos para los opositores son las famosas inhabilitaciones: Henrique Capriles, Juan Guaidó y María Corina Machado, tres de los candidatos más fuertes que ya manifestaron su deseo de participar, son víctimas -o lo fueron, o lo serán- de sentencias de la Justicia chavista que buscan sacarlos del juego electoral. Sobre este tema Casal es contundente: todos podrán presentarse.
“El reglamento no establece ninguna restricción porque esa es una medida que estimamos contraria a los derechos humanos. La inhabilitación sí puede ser una barrera en la fase posterior, pero no en la fase de primaria”, asegura. Y de nuevo las incertidumbres… Nadie sabe qué puede pasar si el candidato que resulte elegido resulta inhabilitado por el régimen.
Voto exterior
Otro tema central es quiénes podrán votar. En este punto el voto del exterior cobra protagonismo. Es que en la década de Maduro en el poder más de 7 millones de venezolanos decidieron salir del país. Esa masa de ciudadanos -en su mayoría muy crítica del régimen, incluso perseguida por él- despobló también la movilización social. De marchas multitudinarias para exigir la salida de Maduro en 2014, 2017 o 2019, la migración dejó al país casi sin una generación. Hace un tiempo, un buen amigo me contaba con rostro de resignación su visita al país después de 5 años: “No queda nadie de mi edad, de los 25 a los 50 se fueron todos”. Esa es la generación que solía estar más movilizada y esa es la masa de votantes que la oposición necesita que participe de la primaria.
“Queremos una elección donde puedan participar todos los venezolanos en edad de votar, estén donde estén, fuera de Venezuela o dentro de Venezuela, y que sea una elección que no dependa de la Constitución secuestrada por Maduro, sino que sea de los venezolano”, decía a Infobae días atrás Juan Guaidó.
Ese voto exterior es el desafío logístico más grande hoy.
Casal asegura que se ha avanzado en el tema. La idea con mayor respaldo es la de organizar un sistema que permita a los venezolanos que viven en el exterior, y que ya están inscriptos en el Registro Electoral, actualizar su dirección para votar donde sea que vivan ahora. “La idea es que con una aplicación web se pueda realizar esa actualización y luego el voto sería presencial”, detalla Casal.
Una vez reempadronados, la votación no se realizaría en los consulados, como sucedería en una democracia, sino que sería en locales que los mismos venezolanos organicen en las respectivas ciudades. “Queremos garantizar esto en las ciudades de mayor concentración de venezolanos. La diáspora está altamente concentrada en determinados núcleos urbanos”.
Temor a la intervención del régimen
“Pareciera que hay algunos actores en la oposición que prefieren que Maduro cuente los votos, entonces están insistiendo en que las primarias sean con la participación del CNE. Para mí eso es muy peligroso porque podría traducirse en una baja participación, porque hay mucha gente, y con razón, que no confía en el CNE”, acusó María Corina Machado días atrás en diálogo con Infobae.
El chavismo tiene historial de boicotear procesos de la oposición: infiltrados, grupos de choque para evitar el voto y también la manipulación de recursos desde el propio Consejo Nacional Electoral. Una práctica muy común fue la de modificar el padrón para cambiar la ubicación de los puntos de votación. De un día para el otro ya no votabas en el colegio de siempre, ni siquiera en tu barrio y llegar a tu mesa asignada era una odisea.
En este punto hay muchas dudas. Casal explica que para muchos votantes, contar con los puntos de votación clásicos que organiza el CNE es vital, porque le permite mayor presencia en todo el país y son “espacios naturales para el ejercicio del voto”. Esto requeriría un “enlace” con el Consejo. Sin embargo tampoco está definido aún. Casal, de todas formas, intenta llevar tranquilidad y afirma que la Comisión Nacional de Primaria “será el órgano rector” de la elección: “Garantizamos una serie de principios sobre la organización de la primaria como la protección de la identidad de los electores”.
Para la logística se necesitarán entre 10.000 y 15.000 personas. “Tenemos que fortalecer la musculatura electoral, porque a esas personas hay que formarlas”, asegura Casal.
La organización contempla además la presencia de observadores nacionales e internacionales. “Ya hemos adelantado muchas reuniones para tener observación nacional de organizaciones muy reconocidas en Venezuela y también estamos solicitando algún tipo de veeduría internacional como parlamentarios europeos y organizaciones internacionales que agrupan a partidos políticos”.
La maniobra que podría boicotear la primaria
El 13 de abril pasado Maduro se envalentonó en público y abrió una vez más las compuertas del incertidódromo: “Las elecciones presidenciales próximas no sabemos si van a ser este año o el próximo, guárdenme ese secreto ahí, borren esto de la grabación”, dijo con ponzoñosa picardía.
Maduro sabe que organizar una primaria es clave para la oposición desmovilizada. Lleva años tejiendo el entramado para frustrar a sus contrincantes y ahora vio otra vía para lograrlo. Las primarias están estipuladas para el próximo 22 de octubre. Si adelanta las presidenciales previstas para 2024 a algún momento de este año -incluso antes de octubre-, pondrá en jaque toda la organización de la interna. Su objetivo es obvio: desorganizar a la oposición… Dividir para reinar.
“Los dichos de Maduro nos obligan a estudiar escenarios, a pensar nuestra capacidad de respuesta… Pero, evidentemente, si se decide que las elecciones serán en junio, pues será muy difícil plantear allí una una primaria”, admite Casal.
Sí estudian un Plan B para un adelantamiento que no sea tan abrupto. Además, no descarta que sean puras amenazas producto del “acaloramiento” del debate político. “Estamos conscientes de que puede suceder, sin embargo, como decía, no podemos detenernos ante eso, porque paraliza el trabajo” .
La vara alta
Durante toda la conversación, Casal repite una y otra vez la necesidad de movilizar a los venezolanos. Tiene claro que la primaria será exitosa solamente si su resultado es aceptado y respaldado por todos, si logra una gran participación y si todos los candidatos se comprometen a respetar los resultados.
En las próximas semanas se conocerá el reglamento, el 8 de mayo comenzará el registro de candidatos y una vez que haya postulantes se llegará a acuerdo sobre un “documento programático común” y un “compromiso democrático común” que todos deberán firmar.
“La idea fundamental es que todos los candidatos se comprometan con la democratización de Venezuela porque esa es la esencia de la primaria: el cambio político para la democracia”, explica Casal.
De esa negociación saldrá también un decisión que podría ser histórica para Venezuela: se baraja la posibilidad de que los candidatos se comprometan a renunciar a la reelección si llegan al Palacio de Miraflores.
Porque como dijo Casal, ante tanta incertidumbre mejor avanzar… Quizás ya sea hora de levantar la vara: buscar derrotar al régimen y, por qué no, terminar también con la perpetuidad en el poder.
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