Las primeras noticias hablaban de 37 muertos. Pero pronto se entendió que la pero tormenta en décadas, que había dejado a Beijing en un estado de caos, iba a tener consecuencias más graves. Entre la tarde y la madrugada cayeron 460 milímetros, casi tres veces la media de lluvias de la ciudad. Las calles se inundaron, las escaleras de los pasos subterráneos se convirtieron en cataratas. Hubo desprendimientos de techos y accidentes de tránsito y cables caídos.
El total de muertos llegó a 77. Se cancelaron más de 500 vuelos y en el aeropuerto principal quedaron 80.000 personas refugiadas: era imposible usar el transporte o los autos. El total de afectados superó los siete millones de personas.
Pero las noticias locales atrajeron más que la catástrofe, incluso más que el escape a Turquía del vigésimo quinto general de Bashar al-Assad, entre las 2.000 deserciones que siguieron al descabezamiento de Ministerio de Defensa en un atentado suicida del Ejército Libre Sirio. Días antes la secretaría de Comercio había autorizado aumentos en productos básicos y aquel domingo fue el día en que se pudieron comenzar a aplicar.
Lácteos, arroz, pañales, yerba y jabón para la ropa eran algunos básicos entre los 100 productos que aumentaban. Era la segunda vez en el año que se autorizaba una suba y tenía un tope de 9%, excepto en los productos de primera necesidad que estaban autorizados a subir hasta un 3 por ciento. Aunque en la vida real los precios seguían sus propios derroteros, la medida pareció confirmar el camino inflacionario.
Una vez pasada la crisis de los aguinaldos en cuotas, la provincia de Buenos Aires —cuya ministra de Economía era la que hoy ocupa el ministerio nacional, Silvina Batakis— se volcó a un examen interior sobre sus recursos. La autoridad fiscal decidió intimar a casi 24.000 dueños de vehículos de lujo que, si bien usaban las rutas y los caminos bonaerenses, estaban registrados en otras jurisdicciones. ¿La razón? Era más barata la patente en Corrientes o Salta.
Martín Di Bella, a cargo de ARBA, dijo que “la maniobra se realiza en los registros automotor a través de gestores que posibilitan la radicación” y eso le restaba a los recursos provinciales unos $150 millones anuales. Había muchos Audi y BMW registrados en localidades de otras jurisdicciones en zonas rurales sin calle ni número, pero la ley indicaba que “los autos deben radicarse de acuerdo al domicilio donde vive el contribuyente” que, según los cruces de datos, era un bonaerense.
Una encuesta del Ministerio de Educación, sobre los consumos culturales y los valores de los adolescentes, subrayó lo que muchos padres veían en sus casas: la superposición de pantallas en la vida de los chicos. Siete de cada 10 tienen computadora y participan en una red social, la misma cantidad que tiene teléfonos móviles que usan, ante todo, para mensajearse con los amigos. La televisión no perdió su lugar en la vida de los chicos —tres horas diarias—, pero comenzó a convivir con las otras pantallas. A veces un adolescente mira una serie, manda mensajes y publica en alguna red, al tiempo que hace la tarea.
La muestra de 1.202 entrevistados (51% chicos y 49% chicas, escolarizados casi en su totalidad) confirmó también las brechas sociales que repitió la adopción de tecnologías: el 70% de los adolescentes tiene una computadora en la casa, pero los de mayores recursos llegan al 96% y los de menores, al 25 por ciento. Una disparidad similar se observó en la conectividad.
El top tel del tenis mundial contó con dos argentinos, y ambos tandilenses: ya estaba Juan Martín del Potro, y aquel domingo entró Juan Mónaco al vencer a Tommy Haas en el campeonato de Hamburgo. Y el británico Bradley Wiggins ganó el Tour de Francia, algo que lo dejó encantado pero sería sólo su primer triunfo del año: también ganaría la medalla de oro en ciclismo en los juegos olímpicos.
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