Al día siguiente el canal Encuentro comenzaría la emisión —escanciada a lo largo de ocho lunes, pues dura más de nueve horas— de Shoah, el documental de Claude Lanzmann sobre el holocausto y los campos de concentración alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Y aquel domingo un nazi acusado de haber enviado más de 15.000 personas a Auschwitz, condenado a muerte en ausencia por crímenes de guerra en Checoslovaquia, fue identificado en un barrio elegante de Budapest, Hungría.
Laszlo Csatary, de 97 años, había logrado escapar y vivir escondido largo tiempo, pero una investigación del periódico británico The Sun, basada en datos brindados 10 meses antes por el Centro Simon Wiesenthal de Israel, lo encontró, lo fotografió y lo grabó en video.
“Csatary fue el comandante de la policía en el ghetto de Kosice y es el responsable de enviar a 15.700 personas a los campos de la muerte”, explicó Efraim Zuroff, director del centro. “Era conocido por su sadismo y por su deseo expreso de apresar a todos los judíos para deportarlos a Polonia. Si se hace justicia con este hombre, servirá para cerrar la cuestión para las comunidades judías de Hungría y Eslovaquia”.
Cuando los aliados avanzaban y el destino de la guerra se hacía evidente, Csatary huyó a Canadá, donde mintió que era yugoslavo. Con una nueva identidad y un nuevo oficio —marchand— vivió en Toronto y en Montreal. Pero en 1997 se reveló quién era y perdió la nacionalidad canadiense. No obstante, desapareció en el aire antes de que se tramitara su deportación.
Así, durante 15 años fue el nazi más buscado. A 67 años del fin de la guerra, los periodistas británicos siguieron a Csatary por su barrio en una caminata de cuatro horas, y luego se acercaron a su domicilio.
En el buzón encontraron su nombre. Eso explicó en parte por qué un año después de recibir la denuncia del Centro Wiesenthal, la fiscalía de Budapest no hubiera hecho mucho. ”Se están estudiando las informaciones recibidas”, argumentaron los funcionarios. Insistían con que Csatary no había estado en el lugar donde lo ubicaban sus acusadores.
—No, no quiero hablar de eso. Váyanse de aquí —les dijo a los periodistas que golpearon a su puerta. Y la cerró con un golpe.
Tres días después del reportaje de The Sun, las autoridades detuvieron a Csatary para interrogarlo. La policía eslovaca tenía algunas pruebas y un testigo que lo ubicaban en la localidad y en el momento, y que daban cuenta de su trato patológico de los detenidos: “Obligó a unas muchachitas a cavar trincheras con las manos”, señaló. Solía golpear a las mujeres con un látigo que llevaba atado a su cinturón.
El total de los cargos contra Csatary fueron 15.700 personas deportadas de Košice a Auschwitz desde mayo de 1944, como parte de la colaboración del partido filonazi Cruz de Flecha, que había dado un golpe en Hungría.
Su país lo procesó por crímenes de guerra en junio de 2013, pero luego suspendió el juicio porque ya existía la condena eslovaca. Mientras las autoridades húngaras pensaban cómo aplicarla en su territorio, Csatary murió en una cama de hospital, en agosto de 2013, a los 98 años.
En Mar del Plata terminó la Olimpíada Matemática, en la que participaron 548 estudiantes de 100 países que debían resolver seis problemas en un tiempo limitado y sin calculadoras. El país anfitrión logró dos bronces —Ignacio Darago y Bruno Staffa— y cuatro menciones de honor, lo cual lo ubicó en el lugar 54 del ranking.
El primer lugar fue para Corea del Sur y el segundo para China, la nación que más medallas de oro ha acumulado desde 1999. Estados Unidos se ubicó tercero en esta competencia —que originalmente comenzó entre los países del este, en 1959— y de América Latina se destacaron Perú, que quedó número 16, y Brasil, número 19.
La violencia en Siria llevaba ya 16 meses, desde las protestas contra el presidente Bashar al-Assad, reprimidas por el ejército y convertidas así en una suerte de guerra civil. Las noticias de masacres eran frecuentes y el alto el fuego impuesto por la ONU no fue respetado; los observadores internacionales se fueron cuando sus vidas quedaron en peligro.
“El ejército regular está disparando con morteros contra diferentes barrios donde se encuentran combatientes rebeldes del Ejército Libre Sirio”, informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. “Nunca antes los combates habían tenido esa intensidad en la capital”.
Se llamaba Oscar Jorge Da Lus Borbón y era la sevillana que se escucha en “Cucamonga Dance”, canción de Charly García y Pedro Aznar en Tango 4, presentado como “George Light es la estrella tonight / George Light es lo más grande que hay”. Era más conocido por su nombre artístico, Jorge Luz, y aquel domingo murió a los 90 años.
Si bien estudió en la escuela industrial Otto Krause, era muy pegado a su hermana mayor, la actriz Aída Luz: tenía 16 años cuando la acompañó al trabajo y terminó por cubrir un papel en un radioteatro. Era 1938 y poco después Pedro Tocci lo invitó a Radio Argentina, donde trabajó con Eva Duarte. Al año siguiente rodó cine, como un extra de Y mañana serán hombres.
Zelmar Gueñol, a quien había conocido en radio El Mundo, lo llevó a La Cruzada del Buen Humor, su propia compañía de comedia. Allí coincidió con Pato Carret, Guillermo Rico y Juan Carlos Cambón, y juntos se desprendieron como un grupo aparte: Los Cinco Grandes del Buen Humor. Radio, cine y televisión les dieron una popularidad enorme.
Cuando murió Cambón, el equipo de deshizo y Luz pasó a hacer teatro con Cecilio Madanes; también trabajó en musicales y en revista, mientras agrandaba su filmografía. En televisión creó varios personajes —Puyeta Adorna de Videla se llamaba una— que sirvieron de antecedentes para La Porota, que comenzó como un sketch en Las gatitas y ratones de Porcel y llegó a tener su propio show, La Tota y la Porota, y hasta una obra de teatro.
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