Terminaba la octava temporada de Grey’s Anatomy pero el público se concentraba —de todos los canales posibles— en la Televisión Pública, el 7. La taquillerísima serie no pudo con la transmisión de dos partidos con los dos equipos más queridos del país: Boca, que jugaba con Merlo, y River que, en la lucha por salir de la Primera B, se enfrentaba con Racing.
Los dos partidos, además, terminaron por penales: Boca, que en ese punto podía aspirar a tres copas —la Argentina, que disputaría con Racing; la Libertadores, para la que faltaban ocho partidos, y la de Clausura—, salió del 1 a 1 con un 5 a 4.
River tuvo momentos de mucha emoción, pero en los metros finales hacia el arco todos ellos se disiparon. Su 0 a 0 con Racing quedó también en un 5-4. Pero logró 26,5 puntos de rating, más que el partido de Boca (18,4) y gracias a eso el canal estatal lideró la audiencia, con un promedio de 12,2, seguido por Telefé con 8,9.
Eso permitió que el programa 6, 7, 8, de contenido político oficialista, comenzara con mucho público: 8 puntos, mucho más que los 2,9 de su promedio en mayo. Gran cantidad de gente vio por eso las agresiones que los movileros del programa recibieron mientras cubrían los cacerolazos del viernes en barrios extremadamente opositores de la ciudad de Buenos Aires.
En esas zonas, y en otros puntos del país, se seguía con más atención el consejo de la diputada Gabriela Michetti a Mauricio Macri y su estratega político Emilio Monzó: “No dejen de buscar otras alternativas porque no es seguro que vaya a provincia”. La idea del jefe de gobierno de CABA era que ella encabezara la lista de diputados nacionales por la provincia de Buenos Aires y Horacio Rodríguez Larreta la de senadores por la Capital. Ese era el lugar que quería Michetti.
En Bolivia comenzaba la 42º asamblea general de la Organización de Estados Americanos, dividida y polémica, con ausencias como la de la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, y varios cancilleres: de 34 países, asistieron 19. El encuentro, realizado en Bolivia, tuvo al entonces presidente Evo Morales como anfitrión. “La OEA era para perpetuar la economía de los Estados Unidos”, dijo en un discurso que tuvo mucha repercusión. “Para la OEA hay dos caminos: o muere al servicio del imperio o renace para servir a los pueblos de América”.
Aunque el tema formal era la soberanía alimentaria, la reunión reflejó las perspectivas políticas opuestas de las dos corrientes mayoritarias en el continente. Un ejemplo fueron los comentarios sobre la Comisión Interamericano de Derechos Humanos (CIDH), ya que la misma expresión, aunque inequívoca, significa cosas muy distintas para el poder en la derecha y el poder en la izquierda. “Si no quiere velar los derechos humanos en los Estados Unidos, mejor que desaparezca”, agregó Morales.
No sólo el Departamento de Estado repondió al presidente boliviano en los días siguientes: la CIDH recordó que funciona de manera autónoma y pidió que la OEA respete su independencia.
Las opiniones contrapuestas se multiplicaron en los días siguientes. El embajador venezolano Roy Chaderton habló de “la dictadura mediática” y el entonces presidente ecuatoriano, Rafael Correa, dijo que la CIDH era parcial al denunciar el proceso judicial que él había iniciado contra periodistas que lo llamaron autoritario. La Alianza Regional para la Libre Expresión advirtió que debilitar la función de la CIDH era “atentar directamente contra las víctimas o potenciales víctimas de los abusos de autoridad”.
En Nigeria era un día doblemente espantoso: un coche bomba dejaba 15 muertos y 42 heridos en Bauchi, en el interior, mientras que en la costa, en Lagos, sucedía el accidente de aviación que hasta ahora es el más trágico del país. El vuelvo 992 de Dana Air, con 153 personas a bordo, sufrió un desperfecto en un motor y luego en otro, y cayó sobre un edificio. Además de todos los que viajaban, murieron otras seis personas en tierra.
Un vocero del oficialista Partido Popular expresó que no había que excluir la opción del rescate europeo en la crisis financiera, lo cual básicamente contradijo todo lo que el presidente, Mariano Rajoy, venía asegurando los días anteriores. En Londres seguían las celebraciones de los 60 años de reinado de Isabel II y, tras un recorrido por el Támesis, asistió sola a un concierto multitudinario en su honor: el príncipe Felipe necesitó atención médica por una infección menor.
Al otro lado del Atlántico, Fito Páez comenzaba su gira internacional “20 años después del amor” en Santiago de Chile, dejando en Buenos Aires una polémica: Claudia Puyó, quien hizo las voces de El amor después del amor, lo acusó de haberla reemplazado ”por estar gorda”. Y Tiger Woods ganaba su título número 73 en el PGA Tour, lo cual le permitió igualar al legendario jugador de golf Jack Nicklaus, quien lo celebró con una broma: “¿Tenías que ganarme justo aquí?”. El lugar era un campo de Ohio, el estado natal de Nicklaus.
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