Un año antes el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, había sido diagnosticado con un cáncer. Un año después, estaría muerto. Pero aquel sábado hizo una aparición en público y se lo vio animado, con buen aspecto físico. Chávez fue uno de los dirigentes políticos de perfil más alto y su ausencia de los medios era motivo de incertidumbre en su país, que había dejado atrás la prosperidad de la década anterior y avanzaba hacia su crisis actual.
El 11 de mayo había regresado de Cuba tras realizar su tratamiento oncológico, y había hablado brevemente con la prensa. La última vez que se había presentado ante la ciudadanía había sido el 13 de abril, en un acto desde el Balcón del Pueblo del palacio de Miraflores. Su regreso a la vista del público se destacó en los sitios de noticias del mundo entero.
Fue una función oficial sencilla, una reunión con el viceprimer ministro bielorruso, Vladimir Semashko. Llevó ropa informal y caminó sin las dificultades que se le habían notado en el pasado. Hizo bromas sobre los comicios del 7 de octubre, donde iba a obtener una tercera reelección, aunque no podría ejercer el cargo: desde enero de 2013, cuando asumiera, delegaría la mayoría de sus tareas en su vice, Nicolás Maduro, y moriría el 5 de marzo.
Aquel sábado envió su apoyo a la selección de fútbol que se enfrentaba a Uruguay en los partidos para la clasificación del mundial: ”Marquen bien a [Diego] Forlán”, dijo, sobre quien marcaría uno de los goles. El otro sería del venezolano Salomón Rondón, que logró el empate en el minuto 83.
El caso Ciccone seguía en la agenda. Días atrás el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, había dicho ante el Senado que no había contratos entre el estado y la empresa cuya resurrección de una quiebra había llevado al vicepresidente Amado Boudou ante la justicia. En los tribunales, entre la prueba acumulada en cada vez más carpetas, el titular de CVS, como se llamaba entonces Ciccone, había sin embargo un contrato.
Desde los dichos de Abal Medina la prensa había buscado ese documento, y lo había encontrado: aquel sábado se revelaron los detalles de un acuerdo de Ciccone con la Casa de la Moneda por $160,7 millones por la impresión de billetes de 100 pesos.
Oficialistas u opositores, los argentinos estaban más interesados en el partido de la selección argentina, que esa noche le ganaría a Ecuador 4 a 0 en la cancha de River. El crack Lionel Messi fue capitán del equipo que logró vencer a la selección ecuatoriana que en los últimos cuatro partidos había logrado triunfos o empates.
“Buscamos siempre la conexión con la gente. Fue muy bueno y estoy contento por la ovación”, dijo el rosarino. Las dudas sobre la gestión del técnico Alejandro Sabella se esfumaron ante los goles de Messi, Gonzalo Higuaín, el Kun Agüero y Ángel Di María.
En Roland Garros, Juan Martín del Potro sostuvo dos horas y 37 minutos de duelo con Tomas Berdych, hasta que la oscuridad hizo que los supervisores de la organización hablaran con el umpire Enric Molina: había que suspender el juego hasta el día siguiente. Del Potro, que a pesar de su dolor de rodilla estaba acorralando a Berdych, pidió unos games más. No se lo aceptaron. El público se puso a silbar. Pero Del Potro ganaría al día siguiente, cuando se retomara el partido.
Las Vatileaks no aflojaban: Benedicto XVI terminó ovacionado por un millón de personas en Milán sólo para enterarse a continuación que una filtración había difundido otras cartas confidenciales de la Santa Sede, publicadas en el periódico La Repubblica, junto con una nota del misterioso cuervo (la versión italiana de topo, un infiltrado) en el que decía que el único detenido en el caso, el mayordomo del Papa, Paolo Gabriele, era un chivo expiatorio.
Sugería que se mirase en cambio al secretario personal de Joseph Ratzinger, Georg Gänswein, y el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone. Dos de las tres cartas filtradas eran, precisamente, correspondencia entre Gäenswein y Bertone.
Las filtraciones también reflotaron un caso de 1983, la desaparición de la adolescente Emmanuela Orlandi, hija de un empleado de la Prefectura de la Casa Pontificia. Los rumores hablaban de un secuestro y nombraban a un sacerdote pedófilo por entonces en Boston. La madre de la chica desaparecida volvió a pedirle información a Benedicto XVI.
Un hallazgo de la policía de Montreal abría la puerta a la búsqueda de Luka Rocco Magnotta en Europa, donde sería detenido el lunes 4. No te metas con los gatos: un asesino en internet, dio fama al canadiense, que en realidad se llamaba Erik Clinton Newman. La serie documental sigue a un grupo de nerds que lo identificó como el autor de un video que se viralizó en Facebook, donde se lo veía asfixiar a dos gatitos. Pero la policía de Montreal había identificado los restos de un estudiante, a quien Magnotta había descuartizado.
El torso de Jun Li, un joven chino de la Universidad Concordia, había aparecido en una maleta detrás del edificio donde vivía Magnotta. Uno de sus pies había llegado por correo a las oficinas del Partido Conservador, en Ottawa, y una mano iba camino a la sede del Partido Liberal cuando el correo la interceptó. Al identificar a Jun Li, que tenía una relación romántica con Magnotta, el resto del puzzle de pruebas se acomodó.
Entró en juego Interpol, que buscó al asesino en España y Francia. Mientras tanto, Magnotta subió a la red el video con el descuartizamiento: era un narcisista obsesionado con la fama. La policía de Berlín lo rastreó hasta un cybercafé de Neukölln, un barrio muy popular, porque el encargado y los otros usuarios lo vieron consultando noticias sobre sí mismo.
En Egipto, el presidente derrocado tras 18 días de protestas masivas y 30 años aferrado al poder, Hosni Mubarak fue sentenciado a cadena perpetua por la muerte de unos 800 manifestantes. Pero la multitud reunida en la plaza Tahrir de El Cairo se indignaron: esperaban la pena de muerte, que en el país se reparte a mano suelta, sin mucha atención al debido proceso, e incluso en casos de delitos menores como el robo.
Los manifestantes pedían la nulidad del juicio, que había absuelto a los hijos de Mubarak y a seis policías, y sólo había condenado simbólicamente al ex presidente y su ministro del Interior Habib el-Adly. Entre la primera vuelta electoral y la segunda, que se celebraría el 16 y el 17 de junio, los egipcios también se quejaron del modo en que se llevaba adelante la transición política.
Cada vez más los medios de Estados Unidos hablan de lo que sería la crisis de los opioides no como un problema de gente adicta a sustancias sino como la comercialización sin escrúpulos de analgésicos como el OxyContin, el Percocet o Duragesic para casos de dolores comunes, como los de espalda o los de rehabilitación de lesiones, aunque las compañías farmacéuticas conocían que eran fuertemente adictivos.
El año anterior la muerte por sobredosis accidental de Derek Boogaard, atleta de la Liga Nacional de Hockey, reveló que distintos médicos de los equipos donde había jugado, el Minnesota Wild y los Rangers, le habían escrito más de 100 recetas de opioides para el tratamiento de distintos dolores resultado del juego. Ahora las aseguradoras de empleos comenzaban a alertar que se gastaban USD 1.400 millones en opioides para lesiones comunes en el trabajo y que en lugar de acelerar el tiempo de recuperación, lo extendían. Algunas, además, generaban nuevos gastos como discapacidades o adicciones.
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