El glamping, un acrónimo de las palabras “glamour” y “camping”, está destinado a aquellos que quieren experimentar una auténtica aventura de viaje al aire libre pero sin las adversidades. Si bien ha tenido durante mucho tiempo adeptos a nivel mundial, la pandemia está impulsando la demanda, ya que más personas buscan pasar sus vacaciones en la relativa seguridad del aislamiento.
Sin embargo, a la creciente oferta de lugares para hacer glamping, que incluye desde carpas con electricidad y baño privado hasta casas en árboles y alojamientos en forma de burbujas transparentes, se suman los domos geodésicos. A simple vista, se trata de esferas o domos transparentes de plástico cuyo objetivo es que quienes se hospeden en ellos disfruten de una vista espectacular del sitio a su alrededor sin privarse de todas las comodidades. Ecoturismo con todos los lujos, en pocas palabras.
Propiciados por la nueva manera de viajar que impone la pandemia y una mayor conciencia ecológica, muchos países se sumaron a esta tendencia que tuvo su despertar en 2018 y cuya popularidad ha ido aumentando. Ahora se posiciona como el alojamiento del futuro porque concentra los requisitos más buscados después del quiebre que provocó el coronavirus en la manera de viajar: naturaleza (muchas veces en lugares impactantes), servicios de calidad, y criterios de sustentabilidad fundamentales para preservar el medio ambiente.
La ventaja de las cúpulas geodésicas es que son ecológicas y representan una inversión mínima, en comparación con lo que se necesitaría para construir una cabaña, por ejemplo. Una cúpula es una estructura arquitectónica que se asemeja a la mitad hueca de una esfera. Las cúpulas se construyen utilizando una cuadrícula de triángulos rígidos que distribuyen la tensión estructural, haciéndolas capaces de soportar cargas pesadas. El material para rellenar los triángulos puede variar desde plástico, tela, madera, vidrio y más. La característica principal de los domos para alojamiento turístico es que pueden proporcionar más espacio de ventana que otras estructuras, lo que permite vistas constantes e ininterrumpidas y una sensación de estar inmerso en el entorno. Por su forma, estas cúpulas suelen tener un espacio amplio como una habitación con techos altos, algunas de los cuales también tienen lucernarios.
Aparte de los alojamientos en sí, un glamping de domos suele incorporar ciertos equipamientos para ofrecer una serie de servicios complementarios a los visitantes o huéspedes. Bar y restaurante suele ser lo más habitual, pero también podemos encontrar salas para actividades (charlas, talleres de yoga, etc), piscinas, spa, etc. Estos equipamientos permiten que el complejo ofrezca no sólo una experiencia habitacional, sino también la posibilidad de tener encuentros, relaciones sociales y disfrutar de actividades al exterior.
Si bien importante que se ubique en un entorno con cierto atractivo paisajístico, también lo es que el diseño del propio complejo esté pensado para integrarse en dicho paisaje, que sea sensible con el medio ambiente, potenciando sus valores ecológicos, sus vistas, su orografía, etc. Los hoteles burbuja se imponen como alternativa eco-friendly, sin resignar el confort, para vivir desde adentro los paisajes vírgenes.
Las estructuras geodésicas diseñadas con materiales resistentes al viento, impermeables y a menudo conectadas a través de pasarelas suspendidas, sorprenden puertas adentro con comodidades insospechadas, como camas king size, baños con ducha, mesa de luz, salamandra, detalles de decoración y ventanas transparentes a los costados y en el techo para mirar alrededor. Con servicios como desayuno buffet, comidas preparadas por un chef y excursiones guiadas por parajes inaccesibles, no tienen nada que envidiarle a un hotel de lujo.
Fue el arquitecto norteamericano Buckminster Fuller quien a mediados del siglo XX sistematizó el diseño y cálculo de las cúpulas geodésicas y desde entonces es una solución que se ha utilizado para muchas construcciones, desde invernaderos, hasta pabellones de exposición, pasando por viviendas. Los espacios interiores que genera son amplios, envolventes, cálidos y con una iluminación natural que puede llegar desde diferentes puntos.
Bajo estrellas, en medio del silencio y con domos que permitan pernoctar sin impacto ambiental. Se trata de una modalidad que sólo tuvo que ajustarse a las regulaciones y restricciones cambiantes el año pasado. Las propiedades de glamping están llenando el vacío de viajes, ya que a menudo son alojamientos de lujo aislados que se encuentran en el corazón de la naturaleza, lejos de las ciudades abarrotadas. Esta es una nueva forma de viajar que permite libertad, seguridad y aventura.
Después de casi dos años de demanda de viajes reprimida, la gente está lista y dispuesta a salir y explorar el mundo nuevamente. Pero, en lugar de tomar las mismas vacaciones de siempre, los viajeros esperan asegurarse de que su primer viaje de regreso después de la pandemia sea memorable. Sin embargo, los domos que se inscriben dentro del concepto glamping se traducen en precios bastante más elevados que los de un camping convencional. A no confundirse con su estética agreste y su rusticidad: no son baratos.
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