Francia dio un gran paso hacia un futuro pospandémico al exigir a las personas, tanto locales como turistas, que muestren un código QR que demuestre haber recibido la vacunación o tener un análisis negativo de SARS-CoV-2 antes de poder disfrutar de restaurantes y cafés o viajar en avión, tren o autobús por todo el país.
La medida es parte de un plan del gobierno para alentar a más personas a recibir la vacuna COVID-19 y ralentizar el aumento de las infecciones, ya que la variante Delta altamente contagiosa, ahora representa la mayoría de los casos en Francia. Más de 36 millones de personas en Francia, el 54% de la población, están completamente vacunadas.
El pase especial se emite a personas que están vacunadas contra COVID-19, o tienen prueba de una recuperación reciente del virus o una prueba negativa cercana. La medida también se aplica a los turistas que visitan el país.
Muchos en el negocio del entretenimiento están molestos porque el gobierno les está imponiendo ese trabajo. El propietario del restaurante y bar Backstage en un distrito de teatros en la orilla izquierda de París dijo que los chequeos lo hacían sentir como un oficial de policía, pero que seguía las órdenes del gobierno. Pierre Arnoux, reconocido restaurantes asegura que “tenemos que verificar a cada cliente si está validado para tomar una copa en mi restaurante. Esto es bastante inusual. Debo admitir que esto no es para mí “.
Las personas sin un pase donde se requiera corren el riesgo de una multa de 135 euros (158 dólares). El gobierno francés dijo que durante las primeras semanas de implementación, los controles policiales no darán lugar a sanciones por incumplimiento, sino que serán una ocasión para explicar la ley.
En los hospitales, los visitantes y pacientes que tienen citas deben tener el pase. Se hacen excepciones para las personas en la sala de emergencias. “El pase ahora se requiere, también, en trenes de alta velocidad, interurbanos y nocturnos, que transportan a más de 400.000 pasajeros por día en Francia”, informó en rueda de prensa el ministro de Transporte, Jean-Baptiste Djebbari. También se requiere en viajes de larga distancia en avión o autobús. “Vamos a hacer cumplir esta medida con controles masivos”, completó Djebbari.
Mientras tanto, el club de fútbol Paris Saint-Germain informó en un comunicado oficial que la prefectura de París aprobó a 49.700 fanáticos en el estadio Parc des Princes, y que se espera que los espectadores muestren sus pases de COVID en todos los encuentros.
Las encuestas muestran que la mayoría de los franceses apoyan el pase de salud. Desde que el presidente Emmanuel Macron anunció la medida el 12 de julio pasado, al menos 7 millones de personas más han recibido su primera vacuna. Sin embargo, la medida ha provocado una fuerte oposición de algunos ciudadanos que dicen que compromete sus libertades al limitar los movimientos fuera del hogar. El sábado, miles de manifestantes marcharon en París y otras ciudades francesas, tal como vienen haciendo desde que se conoció el requisito en protesta contra la medida.
El pase del virus ya se puso en vigor desde el mes pasado para lugares culturales y recreativos, incluidos cines, salas de conciertos y parques temáticos. La ley también exige que los trabajadores sanitarios franceses estén vacunados completamente contra el virus antes del 15 de septiembre.
La tendencia que en Europa quedó en Francia, está comenzando a imponerse en otros países del continente. La primera experiencia se desarrolló en Israel, pero hoy tiene implementaciones en Nueva York y se estudia el “pase verde” en general en la Unión Europea. El dilema se plantea entre el afán de promover la vacunación, frente a la limitaciones de las libertades individuales. En virtud de ello, algunas naciones todavía están en el proceso de verificar legalmente cómo funcionarán los pases.
La ciudad de Nueva York requerirá prueba de vacunación para los trabajadores y clientes en restaurantes, gimnasios y lugares de entretenimiento bajo techo, dijo el alcalde Bill de Blasio. El funcionario anunció el “Key to NYC Pass”, que, según declaró, se transformará “en un requisito primordial en los EE. UU. para los empleados y los asistentes a lugares cerrados”. La política, promulgada a través de una orden ejecutiva de la alcaldía y una orden del departamento de salud, se lanzó el 16 de agosto y se ha comenzado a implementar gradualmente. Su aplicación comenzará el 13 de septiembre.
SEGUIR LEYENDO: