En medio de un avance sobre la vacunación y la consecuente reducción de contagios de coronavirus en todo el mundo, los viajes comienzan a activarse y las familias empiezan a recuperar el tiempo perdido. Tanto aprovechando viajes postergados, como generando nuevas experiencias, los niños empiezan a ser pasajeros nuevamente.
Para enfrentar el primer viaje (y los sucesivos) con tranquilidad, protegiendo la propia salud y la ajena, además de intentar dar mejor disfrute a la experiencia, es adecuado considerar que la partida no será el inicio de la travesía, sino que ésta tiene punto de partida en la preparación. En este marco, pandemia de por medio, los niños tendrán que estar preparados para el nuevo escenario que exige comportamientos no habituales para viajes anteriores, cuidados similares a los que mantuvieron en sus países de origen, pero también algunas condiciones que pueden ser propias al destino.
Hay que comenzar por analizar la situación particular en cada país, tanto en condiciones de contagio y evolución de vacunación. Además, es recomendable realizar con tiempo los trámites necesarios
Los viajes en familia requieren, en general, de una buena organización para reducir al máximo los imprevistos. Sobre todo ahora, que cualquier reserva puede anularse de un día para otro. Una vez verificados los requisitos de acceso del destino, se debe preparar todo lo correspondiente a las exigencias sanitarias: los certificados oficiales de vacunación, los tests que acreditan el estado de salud o los formularios específicos que se exijan.
A la hora de preparar el equipaje, crear un nuevo kit que contenga suficientes máscaras, jabón de manos o gel desinfectante y los medicamentos necesarios para toda la familia. Considerar que en vuelo se suele exigir el cambio de tapabocas de manera sistemática cada cierta cantidad de horas.
Las vacunaciones van avanzando, por lo que en muchos países se están levantando progresivamente ciertas medidas y limitaciones territoriales. Es bueno consultar cuales son las condiciones de cada destino, entre ellas: las de entrada, pruebas o certificados negativos por COVID-19, si sigue siendo obligatorio llevar máscara y si es preciso mantener la distancia de seguridad. No sólo es preciso por cuestiones de trámites, sino para poder explicar a los niños las condiciones que van a encontrar en el destino de modo que no se sorprendan, se sientan seguros y puedan cuidarse de un modo adecuado cuando así sea necesario.
Algunos consejos básicos para tener en cuenta:
-Usar mascarilla que cubra la nariz y la boca en espacios públicos cuando se exija o se recomiende es prioritario. En el caso de los niños, se debe chequear la política de cada país ya que la edad obligatoria para llevarla puede variar. No se debe usar en menores de 2 años por riesgo de asfixia.
-Evitar el contacto cercano con personas que no sean del grupo familiar intentar mantener la distancia de más de un metro.
-Lavarse las manos con agua y jabón muy a menudo o con alcohol en gel.
-Evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca. Es importante explicar este punto tranquilamente a los niños para que vayan comprendiendo el origen de los contagios.
Se aconseja también mantener consulta frecuente sobre la política de acceso por COVID del país en el que se esté porque incluso durante el viaje éstas pueden cambiar en cualquier momento. También, la del país de residencia, por si hay trámites o controles suplementarios que se han añadido para el regreso. Si ya se han recibido las vacunas contra la COVID-19 o se tiene una prueba de PCR para poder viajar, llevar siempre encima el certificado para presentarlo si fuera necesario.
En los viajes es normal que se adquiera cierta relajación personal que tiene a flexibilizar ciertos comportamientos. En materia de COVID esto es inclaudicable. Los cuidados y prácticas sanitarias deben mantener siempre el mismo nivel de exigencia. Recalcar esto a los niños y observarlo durante el recorrido asegurará que todos vuelvan seguros a casa.
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