La nueva variante Delta es la que ha puesto en jaque a gran parte de los países de Europa. Le tocó el turno a Portugal, país que ha registrado un índice revelador: el 70% de los nuevos casos de COVID-19 en Lisboa y las zonas cercanas pertenecen a la cepa Delta, una situación que preocupa a los especialistas por la velocidad de transmisión de la variante. La ciudad capital y otros 44 municipios han impuesto el toque de queda nocturno que implicará “prohibición de circular por la vía pública” todos los días de 23 a 05 de la madrugada. La variante detectada inicialmente en India, se volvió la predominante en Lisboa y en su región, provocando un aumento de los contagios en Portugal.
Los cafés y restaurantes deberán cerrar sus puertas a las 22 de lunes a viernes y a las 3:30 de la madrugada los fines de semana. Estas restricciones, ya vigentes en Lisboa y en otros dos municipios, también se extenderán a 16 nuevas ciudades en virtud al nuevo índice de contagios que alcanzó un pico de 2000 diarios.
Con experiencias compartidas por el Reino Unido, país que se utiliza de modelo en cuanto a la propagación de esta variante, se sabe de su rápida cadena de contagios, aunque sólo recientemente se ha sabido que el riesgo de hospitalización aumenta. También se han detectado índices de reinfección más elevados, ya que la proteína del virus se adapta a las células humanas. En Lisboa, el principal temor es un nuevo confinamiento. La capital portuguesa y la localidad costera de Albufeira, en la región de Algarve (sur), son dos de las tres localidades donde las cafeterías, los restaurantes y los comercios reducirán sus horarios de apertura y su aforo. “Es una señal de que la situación se agrava en nuestro país”, que atraviesa “un momento crítico”, declaró la portavoz del gobierno, Mariana Vieira da Silva, tras una reunión semanal del ejecutivo.
Aunque la mayoría de los casos nuevos todavía se concentran en la populosa región de Lisboa, la región sur, famosa por sus playas y campos de golf, tiene el marcador “R” de reproducción de COVID-19, el más alto, que llega a de 1,34, según el informe emitido por el Instituto Nacional de Salud.
La prohibición de desplazarse entre la región de Gran Lisboa y el resto del país durante se mantiene como “medida de contención de la variante Delta”. Las personas con un certificado sanitario europeo o un test negativo podrán en cambio moverse libremente. Bajo las nuevas reglas, cualquier persona que viaje a Portugal continental por aire, tierra o mar, debe demostrar que ha sido completamente vacunada o deberá aislarse.
El aumento en las infecciones se produjo después de que Portugal, cuya economía es extremadamente dependiente del turismo, se abriera a los visitantes de la Unión Europea y Gran Bretaña a mediados de mayo. La mayoría de los negocios habían reabierto y, a medida que comenzó la temporada de verano, las playas se vieron llenas. Gran Bretaña eliminó a Portugal de su lista de viajes libres de cuarentena a principios de este mes y Alemania declaró a Portugal como una “zona con variantes de virus” el jueves pasado, una medida que desencadenará severas restricciones en los viajes hacia y desde el país.
También ha aumentado el número de personas que necesitan atención hospitalaria. Los pacientes con COVID-19 en cuidados intensivos en Lisboa ocupan el 86% de las camas.
En Portugal, más del 50% de la población ha recibido una primera dosis de la vacuna COVID-19 y el 32% está completamente vacunada. Por su parte la Organización Mundial de la Salud advirtió que la variante Delta podría causar un aumento de presencia del virus en agosto en los países europeos.
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