Luego de atravesar los períodos más álgidos de la emergencia sanitaria y económica provocados por la epidemia global, llega el momento de la paulatina recuperación de las actividades en todos los niveles de la actividad humana, impulso que alcanza también al turismo y todos sus servicios asociados. Los cambios se harán sentir en el futuro, también en las preferencias de los viajeros.
En los últimos tiempos, debido a múltiples factores como un proceso cada vez mayor de urbanización a escala global y en nuestro país en particular, se ha evidenciado una tendencia creciente por el interés del turismo rural, en particular desde los grandes centros emisores de turismo en Argentina. En este contexto de pandemia y crisis, y por la necesidad de buscar alternativas a las que se pudiera acceder en auto propio, que se pudiera ir y volver en el día para quienes prefirieran dormir en casa, que no implicara un riesgo de quedar varado, y que estuviera lejos de centros urbanos y muchedumbres, creció la demanda de esta modalidad de turismo, advierte el grupo interdisciplinario Usina Turística.
Se trata del turismo que se desarrolla en el medio rural en el cual los pobladores locales –comunidades indígenas y campesinas- son los anfitriones y donde los visitantes viven experiencias participando en actividades tradicionales, conociendo los recursos del entorno, disfrutando de paisajes, costumbres y manifestaciones culturales, gastronomía, observando flora, fauna y demás de posibilidades que le brindan las familias de la comunidad.
Según la Red de Turismo Rural Comunitario Sostenible de América Latina (REDTURS), el turismo rural comunitario es “toda actividad turística que se desarrolla en el medio rural, de manera planificada y sostenible, basada en la participación de las poblaciones locales organizadas para beneficio de la comunidad, siendo la cultura rural un componente clave del producto”.
En este contexto, con el objetivo de generar un espacio de encuentro, debate, reflexión, profundización y actualización de saberes y prácticas acerca del turismo rural comunitario, y frente a los desafíos que plantean los nuevos escenarios, se llevó a cabo de manera virtual el Encuentro Latinoamericano de Turismo Rural Comunitario. La propuesta, organizada por el Ministerio de Cultura y Turismo de Jujuy y la Universidad Nacional de Jujuy (UNJu), se presentó como una oportunidad de compartir experiencias con las comunidades más representativas de la región, las que lograron operar rápidos cambios en su presente para reinventarse dentro de las nuevas condiciones exigidas por un turismo más responsable, sustentable y basado en destinos seguros.
“El turismo comunitario indígena surge de la posibilidad de generar modelos de desarrollo que respeten la identidad, que sean una oportunidad de vínculo de respeto por la naturaleza y que le dé oportunidades de desarrollo a las comunidades que han sido pobres pero que tienen un potencial identitario. A pesar de todo, los pueblos indígenas han mantenido esta forma filosófica de vivir basada en el respeto a la identidad, han mantenido ese vínculo con la naturaleza y por supuesto los saberes y conocimientos secretos asociados al combate del cambio climático, que saque el lugar de los pueblos indígenas como piezas de museo y ponga a los hombres y mujeres a los jóvenes como actores sujeto de cambio”, manifestó en la conferencia inaugural del encuentro Natalia Sarapura, líder indígena del pueblo Kolla, Provincia de Jujuy, y Ministra de Desarrollo Humano de la Provincia.
Su lucha por la causa indígena comenzó desde los 14 años, primero sirviendo el té a los comuneros y después redactando las actas de las asambleas. Sarapura condujo la Coordinación del Consejo de Organizaciones Aborígenes de Jujuy (COAJ) y fue vicepresidenta del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe (FILAC). Ante la falta de una formación profesional para los pueblos indígenas, creó el primer instituto de nivel superior para Pueblos Indígenas en la Argentina: el Instituto de Educación Superior Intercultural “Campinta Guazu Gloria Perez”. En reconocimiento a su lucha por la causa indígena, recibió el premio a la Defensora de la Paz en Alemania.
“El turismo comunitario ha brindado la oportunidad de revivir, de resignificar y revalorizar la identidad y la cultura. También, ha sido una posibilidad de generar crecimiento y de empoderamientos comunitarios a la luz de poder organizar y de poder definir lo que se quiere compartir. Con esa planificación y ese diseño que realiza la comunidad cada vez que habla y desarrolla la propuesta turística es posible dar a conocer y compartir desde un lugar distinto: el de sujeto derecho y no de objeto de estudio”, añadió Sarapura, quien también ocupó cargos en la función pública, como el de la Dirección de la Mujer y la Juventud del municipio de San Salvador de Jujuy, y el de Diputada Provincial (la más joven que tuvo la provincia de Jujuy).
La Organización Mundial del Turismo (OMT) entiende al turismo rural como “un tipo de actividad turística en el que la experiencia del visitante está relacionada con un amplio espectro de productos vinculados por lo general con las actividades de naturaleza, la agricultura, las formas de vida y las culturas rurales”. “La innovación, tecnología y digitalización, son algunas de las nuevas oportunidades para el turismo y el desarrollo rural”, aseveraron en el marco del evento Patricia Carmona, especialista del departamento de Inteligencia de Mercados Turísticos y Competitividad de la OMT, y María Soledad Gaido, especialista del departamento de Proyectos y Eventos de la organización.
Cada vez son más las comunidades indígenas y rurales que se han organizado para ofrecer al viajero la posibilidad de conocer sus paisajes y sus recursos naturales, sus diferentes expresiones culturales o actividades productivas tradicionales vinculadas a la agricultura, la ganadería, la pesca o la producción artesanal.
En Argentina, existe la Red Argentina de Turismo Rural Comunitario (RATURC) que lleva 10 años nucleando emprendimientos comunitarios. Se trata de un proyecto turístico nacional que “promueve la inclusión de los pueblos indígenas y sus descendientes como sujetos activos en la cadena de valor turística, fortaleciendo y difundiendo el turismo rural comunitario como un producto turístico innovador, basado en un intercambio cultural genuino y una relación responsable entre lugareños y viajeros”, según señalan desde el Ministerio de Turismo de la Nación.
“Nuestra misión es impulsar el papel del turismo en la valoración y salvaguarda de los pueblos rurales junto con sus paisajes asociados, sus sistemas de conocimientos, su diversidad biológica y cultural, valores y actividades locales”, concluyeron Carmona y Gaido.
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