Por Susana Mitchell
Puede ser a bordo de un tuk, tuk, de un micro turístico, a pie o en bicicleta. Pasear por esta calle emblemática de Madrid requiere de varias horas y mucha atención para no perderse de nada.
Empieza en la calle de Alcalá y termina en la Plaza de España. Algunos trayectos de la Gran Vía forman parte de la oferta de teatro y musicales de la ciudad y otros despliegan numerosas tiendas internacionales de marcas de moda y no tanto. No faltan los buenos restaurantes y los bares de tapas para descansar un rato y recobrar el aliento, además de emblemáticos edificios del siglo pasado. Buen lugar para aprovechar rebajas y hacer compras de todo tipo.
Muy cerca de allí se encuentra la plaza más famosa de la ciudad: La Puerta del Sol. Es muy común ver turistas y locales tomándose fotos con el Oso y el Madroño. La estatua fue realizada por el escultor Antonio Navarro Santa Fe y representa los símbolos del escudo de la ciudad. En la misma plaza se encuentra la estatua ecuestre de Carlos III, esculpida en bronce, y el Reloj de la Casa de Correos, del año 1930, donde madrileños y turistas despiden el año viejo con el ritual de las doce uvas.
A pocos metros está la Plaza Mayor, con su Casa de la Panadería del año 1500, el Arco de Cuchilleros, la puerta más famosa de los nueve accesos que tiene la plaza y la estatua de Felipe III, creada en el 1600, regalo del Duque de Florencia. En Navidad la plaza se viste de fiesta, repleta de puestos navideños que ofrecen objetos relacionados a esa época del año y disfraces de Papá Noel.
El arte como sello
Hay al menos dos museos de Madrid que no pueden faltar en el recorrido: uno es el Museo del Prado, que este año celebra sus primeros doscientos años. Alberga las obras de los principales artistas españoles, así como también de importantes pintores y escultores italianos y flamencos. Goya, El Greco, Velázquez, Rembrandt, Tiziano y Rafael son solo algunos de los pinceles más destacados. Lo que hay que ver: La Maja Desnuda, Las Meninas, El Caballero de la Mano en el Pecho, El Cristo Crucificado y Los Fusilamientos, entre otros.
El segundo es el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, conocido por conservar importantes obras de arte del siglo XX y contemporáneo. Situado en la zona de Atocha, este bello edificio de estilo neoclásico supo ser el antiguo Hospital General de Madrid. Picasso, Dalí y Miró son las grandes luminarias que han transformado a este faro del arte, en uno de los lugares más visitados del mundo. El Guernica de Picasso es sin duda la obra más importante que posee el museo actualmente pero hay mucho más para ver y conocer. Por ejemplo la colección del artista Juan Gris es muy visitada y ponderada por el público local y extranjero al igual que las pinturas de Dalí. De este último, una de las obras más populares es Figura en la ventana, pintada por el artista en 1925.
Delicias y tentaciones
Son muchas y variadas. Pero todas, todas las opciones hay que probarlas porque si hay algo que Madrid ofrece es un enorme festival de sabores de primer nivel: vinos exquisitos, platos típicos y especialidades en pescados y mariscos. Para un tapeo de calidad hay que visitar el Mercado San Miguel. Con más de un siglo, es uno de los centros de gastronomía española más famoso del mundo. Los puestos de comida y bebida suman algo más de una veintena y permiten degustar desde jamón ibérico, mariscos, arroces y quesos hasta tortilla, empanadas y algún que otro plato de oriente. Acompañar con una copa de exquisito tempranillo de la zona riojana es muy recomendable.
Y si se trata de saborear el tradicional asado de cordero o cochinillo, ícono de la cocina castellana, la familia González, en su tercera generación, promete la mejor de las experiencias. El lugar El sobrino de Botín, fundado en 1725, considerado el restaurante más antiguo del mundo y referente de la cocina tradicional española por el libro Guiness World Record. La carta es extensa y sexy y la atención encantadora. Dicen por ahí que por sus trescientos años de existencia han pasado comensales célebres tales como Francisco de Goya o Truman Capote. Pero eso es parte del anecdotario del lugar.
Segovia y Toledo
Todavía queda un día en Madrid. Las recomendaciones y consejos son muchos pero varios coinciden en que tomar la excursión a Segovia y Toledo, por 47 euros, es lo mejor. El paseo dura todo el día y sale a las 7:45 de la plaza de toros que está frente a la estación de subte Las Ventas.
Primero se hace parada en Toledo, Patrimonio de la Humanidad (UNESCO) y conocida como la ciudad de las tres culturas. Hebreos, musulmanes y cristianos dejaron allí su huella durante siglos y así lo demuestran sus construcciones, calles, plazas y jardines.
La Catedral de Toledo, que se empezó a construir en 1226, con piedra blanca de Olihuelas y en estilo gótico, es uno de los puntos de interés en esta antigua ciudad española. Vale la pena ver el Monasterio de San Juan de los Reyes, por haber sido este el lugar elegido por los Reyes Católicos para su descanso eterno. También y recorriendo las callejuelas de adoquín que suben y bajan, se encuentran las casas que comercializan el mazapán, que según cuenta la leyenda toledana, fueron las monjas del convento de San Clemente quienes, para hacer frente a la hambruna, cuando la ciudad fue sitiada por los árabes, hicieron un pan con azúcar y almendras, machacado con una maza, que se llamó pan de maza, actual mazapán, típico de esta localidad.
Si la intención es llevarse algún recuerdo, los comercios abren entre las 10 y las 10:30 de la mañana y son muy vistosos y completos. El damasquinado (el arte de incrustar oro y plata en metales de menor envergadura) y la espadería son dos especialidades en esta región. Gran parte de los objetos que ofrecen, son verdaderas obras de arte, realizadas de generación en generación, por auténticos artesanos locales.
Al finalizar la visita a Toledo, el bus sigue hasta Segovia. También declarada Patrimonio de la Humanidad por UNESCO, esta ciudad medieval despliega- a cada paso- el encanto de épocas pasadas. Allí se almuerza- recomiendan comer el cochinillo asado- para luego continuar con la visita al Acueducto, la Catedral de Segovia y el Alcázar.
El reconocido acueducto es uno de los monumentos mejor conservados, de los tantos que han dejado los romanos en la península ibérica. Su construcción se remonta al siglo II A.C. Lo más asombroso de este acueducto no es que abastecía de agua a toda la ciudad en esa época sino que está construido con grandes bloques de granito sin mezcla de unión entre ellos. Es decir que cada bloque de piedra está colocado uno sobre otro sin nada que los una entre sí.
A pocos metros se puede visitar la Catedral de Segovia, por solo 3 euros, y contemplar la "Dama de las Catedrales" en todo su esplendor. Fue construida entre los siglos XVI y XVIII y su estilo es gótico con algunos detalles renacentistas. Desde el acueducto el camino lleva por la Real Calle Medieval para tomar fotografías de las vistas en el Mirador de la Canaleja hasta la Plaza Mayor. El final de la excursión conduce al bello Alcázar de Segovia. Este palacio medieval, funcionó, en sus inicios, como una fortaleza. Luego fue la residencia fortificada de los Reyes de España. Con los años pasó a ser la prisión de Estado, el Real Colegio de Artillería y finalmente Archivo Histórico Nacional. Hoy recorrer el Alcázar por dentro cuesta 8 euros pero las excursiones suelen incluir la entrada gratuita. Vale la pena.
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