El crucerismo es una nueva manera de entender los viajes de vacaciones. Las variantes son tantas que abarcan todos los gustos, edades y combinaciones de preferencias posibles. En la Argentina se trata de un mercado cada vez más dinámico y en constante crecimiento porque además permite abaratar significativamente los costos de las vacaciones ya que la enorme mayoría de la diversión a bordo del barco está incluida en el precio del pasaje y desde ya todas las comidas, incluidas las propinas.
Se calcula que en el país el mercado crucerista asciende hoy a 180000 personas que han hecho de la navegación combinada con la visita a distintos puertos de destino, su manera preferida de vacacionar.
La compañía Norwegian Cruise Line reúne tres marcas importantes del mercado, la que lleva su propio nombre, Oceania y Regent Seven Seas. Tiene una flota de 26 barcos y espera sumar otros once (es decir casi doblar la flota actual) antes de 2027. NCL controla aproximadamente el 10% del mercado global de cruceros y ha mostrado un dinamismo y una creatividad que la destacado como una de las más innovadoras del mundo.
Recientemente, por ejemplo, ha producido una renovación completa de su buque "Joy", que hasta ahora servía básicamente el mercado chino, para traerlo a nuestro continente y comenzar a navegar las aguas del Pacífico con cruceros de 7 noches a Alaska durante el verano boreal y de la misma duración por la Riviera Mexicana en el invierno.
Infobae participó del crucero inaugural en aguas americanas del Joy en un viaje que cubrió la ruta Vancouver-Los Ángeles en tres noches/cuatro días de navegación. La experiencia permitió comprobar los beneficios de un concepto diseñado por NCL conocido como "Freestyle", que consiste básicamente en entregar una amplia libertad de elección al pasajero en cuanto a los horarios para la diversión, las comidas y demás actividades dentro del barco.
Es muy común en la industria que, especialmente para los salones de almuerzo y cena, los pasajeros queden divididos en grupos con horarios preasignados para almorzar y cenar. Eso restringe notoriamente la agenda que cada uno quiera armarse apara su propia diversión. Además agolpa en los distintos horarios a mucha gente en los restaurantes y de alguna manera obliga al pasajero a elegir de un determinado menú que, a lo mejor, no es el que su estómago o su paladar preferiría ese día.
NCL ha terminado con eso con la implementación del "freestyle". Con una simple reserva hecha desde la pantalla del camarote o de las múltiples terminales LED dispuestas de lo largo del buque uno puede comer donde quiera el día que quiera. O ir todos los días al mismo restaurante si es que así se le antoja.
El Joy tiene varias opciones para elegir: Taste, Savor, The Manhattan Room, The Haven Restaurant, The Local, Ocean Blue, Teppanyaki, American Diner, Cagney's Steakhouse, Food Republic, La Cucina, Le Bistro, Q, Starbucks y por supuesto el servicio a la habitación.
El Garden Café, ubicado en el deck 16, es un deleite de varias gastronomías internacionales con sistema buffet y una variedad impresionante de comidas, dulces, postres, frutas, pizzas, pastas, hamburguesas, en fin, de todo. Por supuesto también se sirve el desayuno con la misma variedad de elección.
Los primeros cinco están incluidos en el precio del pasaje (en el caso de The Haven, para los pasajeros de esa clase, a que luego nos referiremos). Los demás tienen precios a la carta.
El buque además cuenta con una serie de bares y salones para disfrutar de un buen trago en buena compañía. El Observation Lounge, con bar con servicio completo y una espectacular vista panorámica de 180° abierto para todos los huéspedes y especialmente diseñado para ver los impresionantes paisajes de Alaska.
Para los que disfrutan de fumar un buen habano, el salón The Humidor Cigar permite combinar su whisky favorito con un puro en cómodas sillas de cuero y un humidificador bien abastecido. Es el lugar ideal para relajarse y conectar con amigos, nuevos y viejos.
En el Skyline Bar hay más de una forma de ganar el premio mayor. Este salón permite tomar un cóctel antes de comer, reunirse con amigos después de un espectáculo o simplemente probar su suerte con las pantallas de póquer de la barra.
Entre los restaurantes Taste y Savor se encuentra el Mixx Bar con un piano en vivo y para degustar un trago antes o después de comer.
En el Vibe Beach Club los pasajeros pueden desconectarse de todo y disfrutar al mismo tiempo de la mejor vista del mar. Es exclusivo para mayores de 18 años y tiene una cantidad limitada de pases que se pueden comprar en la Oficina de Servicios a Huéspedes.
Inspirado en las famosas fiestas de verano en la playa de la isla de Ibiza, Spice H20 es una escapada solo para adultos. De día, puedes bañarte en una gran tina de hidromasaje o tomar cócteles fríos desde una reposera. De noche es algo completamente diferente: a soltarse y bailar bajo las estrellas.
En el área de las piscinas uno puede relajarse en Waves, un bar informal al aire libre con una gran vista también.
En materia de diversión el Joy, como su nombre lo indica, hace punta en el mercado. ¿Pueden creer ustedes que el barco tenga una pista de carreras abordo? Si, si: una pista de carreras de kartings (y nada corta por cierto) que opera en el piso 17 del buque y que permite despuntar el vicio de la velocidad y de las habilidades para manejar y sentirse todo un piloto. Es realmente un hallazgo fascinante.
El Laser Tag es una actividad muy divertida que se juega por grupos (el azul y el rojo) de por lo menos 8 personas (cuatro por grupo). El juego consiste en disparar unas pistolas láser a los miembros del equipo contrario. Los impactos suman puntos cuando dan en el arma o en el cinturón que la sostiene por los hombros. Obviamente el equipo que más puntos obtiene gana la competencia. La escenografía del lugar (en el deck 20) consiste en una serie de recovecos donde uno puede esconderse para "disparar" sin ser a su vez alcanzado por los rayos contrarios. Muy divertido y relajante.
También en el deck 20 por encima del Observation Lounge y la pista de kartings hay un minigolf de nueve hoyos para practicar putting y divertirse un rato.
En el Galaxy Pavillion uno recupera el alma de niño. Son un montón de juegos de realidad virtual, uno más apasionante que otro. Hay un auto verdadero de Fórmula Uno en cuyo cockpit uno se monta para manejarlo desde una pantalla de realidad virtual que da acceso a un circuito profesional. Aceleración, cambios de marcha, freno, curvas cerradas, rectas para darle a fondo, en fin una experiencia de la que uno sale sintiéndose Schumacher.
También hay simuladores de parapentes, coloridas fantasías en 3D en Wonder Wall o el juego envolvente Dark Ride 7D. También se pueden encestar pelotas de básquet para medir la habilidad de cada uno y ver cuantas pelotas se encestan en el menor tiempo posible.
El Aqua Park incluye una intricada red de toboganes acuáticos que por supuesto terminan en las piscinas pero que en su recorrido atraviesan porciones transparentes suspendidas directamente arriba del mar: impresionante. También hay una versión infantil de toboganes en el parque acuático para los chicos.
El Joy tiene un fitness center -Pulse- completamente equipado y un spinning center con un profesor que lleva la clase. Máquinas, bicicletas fijas, y todo para los que prefieren hacer una rutina propia, están disponibles en un gran salón con vista al mar. El barco también tiene, en el deck 17, un track de 1,5 kilómetros por vuelta para caminar o trotar.
Para los que quieren mimarse un poco el Mandara Spa & Salon invita a la relajación y a descontracturarse.
Los chicos la pasan muy bien en Splash Academy, donde pueden disfrutar de juegos creativos, deportes y más. De actividades temáticas a fiestas, el personal está especialmente entrenado para la tarea de atenderlos y divertirlos. También se pueden dejar los chicos al cuidado de estos especialistas mientras los padres tienen una salida a solas.
En The Waterfront se puede disfrutar verdaderamente del mundo que rodea el buque. En este paseo, de unos cuatrocientos metros frente al mar, uno puede conectarse con el océano y disfrutar algunos de los restaurantes característicos de Norwegian. Restaurantes, bares, vistas bellísimas. ¿Qué podría ser mejor?
El Joy tiene también un club para adolescentes, el Entourage. Películas, arte, música, videojuegos, fiestas y baile. Un lugar de entretenimiento para adolescentes que buscan divertirse y conocer gente de su edad. Una cosa es segura: definitivamente, y sin lugar a dudas, no se permiten padres.
Para los nostálgicos un lugar que no pueden perderse es la recreación de The Cavern el pub de Liverpool donde nacieron The Beatles. En el deck 8, The Cavern presenta 2 funciones diarias de un grupo réplica de los 4 fantásticos que recrean en tres días las tres etapas del grupo: los primeros años, "the middle ages" y el final. Todo ambientado con sillas, paredes de ladrillos y un bar fantástico que le dan al lugar la onda que la propia gente le agrega.
En el Joy Theater, se presentan dos espectáculos a nivel de Hollywood. "Elements" un show de acrobacias, bailes, magia e ilusionismo que no tiene nada que envidiarle al Cirque du Soleil y que juega con los cuatro elementos de la naturaleza: el agua, el fuego, el aire y la tierra.
Y también "Footloose" la obra que recrea el éxito de Hollywood en donde un grupo de estudiantes secundarios se rebela contra la prohibición de bailar que regía en un pequeño pueblo conservador norteamericano.
En el Social Comedy and Night Club se puede comenzar la noche viendo dos talentosos comediantes de stand-up que sacan una carcajada tras otra. Después está la opción de soltarse en la pista de baile al ritmo de las canciones favoritas hasta bien entrada la noche.
Todos estos espectáculos son gratis. Para los que quieran gastar U$S 24,50 está Wine Lovers The Musical. Aclamado como la "mejor salida nocturna" por el New York Post, Wine Lovers (el primer musical de cata de vinos en el mundo) trae mucha diversión y brindis. Allí se pueden catar vinos sensacionales y disfrutar de un delicioso almuerzo, mientras se ve una divertida comedia musical sobre los placeres del vino y el amor.
Para los que quieran ingresar en un crucero especial dentro del propio crucero, Joy organizó un área entera del buque, The Haven, con una atención personalizada, acceso privilegiado a restaurantes, piscinas y salones especiales del buque, camarotes para familias con dos habitaciones y un living… En fin, un paraíso que cuesta menos que una vacación de una semana en tierra pagando los hoteles, las comidas y las salidas que aquí están todas incluidas.
Por supuesto en un viaje no puede faltar el shopping. Y el Joy ofrece posibilidades de comprar sin impuestos desde ropa, hasta joyas, relojes, cuadros, souvenirs, recuerdos, vinos, licores, cosméticos, en fin, una gama de posibilidades para poder irse a casa con un buen recuerdo de un viaje inolvidable.
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