Aproximadamente 900 especies de mariposas vuelan en las selvas del noreste argentino. Azul, rojo, amarillo y un sinfín de frágiles tonalidades metálicas colorean la selva paranaense. Sin embargo, son el polvo rojo de sus tierras y la agradable brisa de sus cascadas los que abruman a los turistas a donde van.
Las Cataratas del Iguazú son reconocidas a nivel mundial por su majestuosidad y por ser una de las Siete Maravillas Naturales del Mundo. Este sitio al que concurren millones de turistas al año tiene una serie de datos que son reconocidos por muchos, como por ejemplo: están conformadas por 275 saltos de agua que caen desde las más diversas alturas y la más alta – de unos 80 metros-, es la famosa Garganta del Diablo.
Sin embargo, la increíble fama de las Cataratas esconde el hecho de que existen otras rutas turísticas asombrosas, más primitivas y sin dudas menos desarrolladas, que acercan al viajero a la naturaleza más agreste y salvaje de la selva misionera. Un viaje al centro de la selva misionera para descansar, cargar energías y renovar el espíritu.
Más de cien saltos de agua están distribuidos a lo largo y ancho de la provincia, y, a diferencia de lo que ocurre en el Parque Nacional Iguazú, la experiencia de recorrerlos permite al viajero un contacto con el entorno más directo y lo sumerge de manera literal bajo sus prodigiosas vertientes.
"Aunque la gente quede muy encapsulada en Iguazú por el atractivo de las Cataratas, si se comienzan a hacer visibles otras atracciones, por ejemplo el Salto Encantado, se darán cuenta que lo que sucedió en Cataratas no es una cuestión aleatoria, sino que está basada en un sistema geográfico. Hay que entender a Misiones como parte de un sistema que tiene muchas oportunidades para el desarrollo", indicó en diálogo con Infobae Juan Manuel Zorraquín, consultor hotelero a cargo del varias veces premiado Don Moconá Virgin Lodge.
La tierra colorada se encuentra salpicada por una cantidad infinita de pequeños ríos y arroyos, muchos de los cuales forman saltos a lo largo de su recorrido. Estos pequeños cursos de agua que muchas veces nacen en ríos secundarios al Paraná o al Uruguay se alimentan de las abundantes lluvias que recibe a diario la provincia de Misiones.
Además de ser uno de nuestros principales destinos del país, (en el 2018 superó el millón de turistas en tiempo récord, y en lo que va del año ya más de 1.300.000 viajeros las visitaron), en el 2018, desde la Secretaría de Turismo de la Nación, dieron a conocer un dato no tan difundido: por los iones negativos que se producen en su gran caudal de agua, las Cataratas son una de las mayores fuentes de energía del mundo.
En un entorno natural autóctono y muy cercana a las imponentes Cataratas, la ciudad de Puerto Iguazú se presenta como escenario de paseos nocturnos a la luz de la luna y almuerzos en medio de la selva misionera para maravillar al viajero expectante por conectar con lo más profundo de las raíces de la naturaleza argentina.
Las Cataratas son un espectáculo que nadie se debería perder. Fueron reconocidas como una de las nuevas siete maravillas naturales del mundo y también como Patrimonio Natural Mundial por la Unesco. Su imponente paisaje combina la selva más frondosa con las famosas caídas de agua y promete convertirse en uno de los destinos preferidos por los argentinos.
Al destino llegan un total de 16 vuelos semanales que conectan con el país y el mundo. Esto permite estimar que en los próximos meses el ingreso de turistas crecerá en aproximadamente un 7% respecto del año anterior en el periodo diciembre-febrero.
Las Cataratas se reparten a lo largo de acantilados e islotes en medio de la vegetación, y las vistas panorámicas desde las pasarelas y los miradores atraen a visitantes de todas partes del mundo. También está la opción de recorrer la selva con el tren ecológico y, las noches de la luna llena, hay paseos que invitan a sentir la majestuosidad de las Cataratas alumbrados por la luz de la luna misionera.
"La selva es sin dudas lo más místico que tiene la provincia. Es particular y especial aunque a veces cueste entenderla. El turista se sorprende cuando llega porque cuando le hablan de la Argentina lo asocia con el sur o la Patagonia, las extensiones eternas, el horizonte o La Pampa. Y de repente vienen acá, observan la exuberancia de una selva muy amena, a escala humana y les llama muchísimo la atención", añadió el experto.
La visita al Parque Nacional Iguazú es un paseo que demanda un día completo, y se trata de un recorrido diseñado entre diferentes niveles que permite visualizar los distintos saltos. Además, incluye un traslado en tren ecológico para llegar a uno de los atractivos más buscados: la Garganta del Diablo. Durante Nochebuena, y si el tiempo lo permite, se habilita la excursión nocturna bajo la luz de la luna, un recorrido corto que llega a la Garganta del Diablo, limitado a un cupo de visitantes por lo que es preciso reservarlo con anticipación.
Aunque Brasil ofrece una vista panorámica inigualable y sin interrupciones de las 275 cascadas individuales que se estrellan sobre un acantilado de 80 metros, es el lado argentino el que lo pone en contacto directo con el inmenso poder de este sitio del Patrimonio Mundial de la Unesco. Con pasillos de metal y madera bien construidos, similares a los del glaciar Perito Moreno, se puede pasear por el bosque lluvioso esmeralda, cruzar el apresurado Río Iguazú y admirar los miradores justo al borde del precipicio.
Pero la emoción viene de la mano de la famosa Gran Aventura, que combina recorrido en un móvil por la selva, un trayecto embarcado en una lancha por el Río Iguazú con aproximaciones a los saltos; emoción, naturaleza y mucha adrenalina en un paseo que se transforma en un imperdible. Los que saben recomiendan realizar el paseo por la Garganta del Diablo por la tarde, con la caída del sol.
A tan solo 15 minutos del Parque Nacional y armoniosamente sumergido en la selva subtropical Iryapú, se encuentra el mini-hotel La Cantera Lodge de Selva by DON. Cuidadosamente construidas, las 3 hectáreas de las instalaciones cuenta con árboles de cassia de más de 400 años de antigüedad y otros que están protegidos porque son especies en peligro de extinción. Ideal para vacaciones, viajes románticos, lunas de miel, descansos corporativos, el lodge se presenta como una propuesta innovadora y exclusiva para proporcionar servicios de primera clase. Todo el entorno y la ubicación invitan a adentrarse y descubrir la selva recorriendo los senderos peatonales -claramente marcados- que se extienden por los alrededores.
Un recorrido por la tradición guaraní
Conocer la historia y costumbres de los guaraníes es una actividad que bajo el nombre "Experiencia en una aldea guaraní" propone el hotel La Cantera Lodge de Selva. A través de un recorrido que atraviesa los secretos de las plantas medicinales de la selva, las trampas para cazar animales y las artesanías tradicionales, enseñadas de generación en generación, los visitantes aprecian la máxima expresión de su cultura.
Gabriel Silva -aunque su nombre real es Kuarahy, "hijo del sol" en guaraní- es uno de los guías nativos que lideran el paseo. Y si bien no es guía profesional, se considera "un maestro de la cultura". Nació y fue criado en la selva y sin conocer la ciudad ni a los yuruá (hombres blancos en guaraní), cuando tenía diez años sus padres lo introdujeron a la civilización para entrar en la escuela. En su comunidad, reconoce, no sabían lo que eran los horarios, los tiempos, ni los días. De hecho, no conoce su edad exacta ni la fecha en que nació.
"En la actualidad, -explicó Silva en diálogo con este medio- existen en la zona aproximadamente 109 comunidades guaraníes. De las 109 hay solo una que vive aislada y dentro de la selva, que vive de la naturaleza y que casi no tiene contacto con 'los de afuera'".
A menudo, las comunidades mbya guaraní Itá Poty Mirí, Yryapú, Yasy Porá y Tupá Mbaé que habitan las 600 Hectáreas de Puerto Iguazú, permanecen en alerta ante el avasallamiento de empresarios inmobiliarios sobre sus derechos básicos como tierras, educación, salud, medio ambiente que forman parte de su cultura ancestral.
En un recorrido por la selva Yryapú, el maestro asegura que las primeras comunidades vivían de la casería, de la pesca y de la recolección de fruta, pero que hoy eso ha cambiado mucho. "Aunque ahora un poco más modernizadas, las comunidades mantenemos la cultura, la tradición y el idioma dialecto. Contamos con luz eléctrica y tanques de agua en nuestros hogares, y las construcciones son de chapa. La cultura se pasa de generación en generación y para mí hacerlo con ustedes mantiene mi historia viva", reconoció.
La mágica Reserva de Biósfera Yabotí
Practicar deportes de aventura, respirar aire puro, degustar sabores autóctonos y vivir experiencias en pleno contacto con la naturaleza, son algunas de las claves para contemplar las maravillas de los Saltos del Moconá, sus inmediaciones y cielos estrellados.
Don Mocona Virgin Lodge es el único emprendimiento situado dentro la Reserva de Biósfera Yabotí, con una extensión de 253.000 hectáreas, en las que se disfruta de senderos, cascadas naturales, arroyos y una piscina rodeada de árboles y plantas nativas. Su deck privado y vista panorámica desde las habitaciones permiten observar desde cerca la belleza de la reserva.
El lodge opera en base a un estricto estudio de impacto ambiental que incluye: el cuidado del agua, la preservación de la tierra y el respeto por la cultura local. "Estamos comprometidos con el presente y el futuro; por eso nuestro principal objetivo es generar conciencia ecológica y compromiso social. Buscamos fomentar, enseñar y transmitir nuestras prácticas sostenibles a los huéspedes con el fin de continuar preservando la selva paranaense con sus cascadas naturales, arroyos, árboles, plantas nativas y fauna típica de la zona", explican los expertos de las mágicas y rústicas instalaciones.
El objetivo de su Programa de Responsabilidad Social-Ambiental es garantizar que sus servicios cumplan con los estándares de calidad ambiental y sociocultural para desarrollar el turismo sostenible. Siguiendo este criterio, obtuvo la certificación Rain Forest Alliance, que asegura que el hotel cumple con normas sociales, ambientales y económicas que conservan los recursos naturales, protegen la vida silvestre y ayudan a que las comunidades locales prosperen.
Cocina autóctona y de primer nivel
Por último, pero no por eso menos importante, su variedad gastronómica basada en la frescura de los productos se suma a la lista de factores que convierten al destino en mágico y predilecto. Dada la cercanía con los pequeños productores y la técnica que desde hace años vienen trabajando no solamente los hoteles en sus restaurantes sino los establecimientos gastronómicos de la ciudad, en Puerto Iguazú se come rico, fresco y natural.
La ciudad forma parte de la triple frontera que marca la unión de Argentina, Brasil y Paraguay; por este motivo se ofrece una amplia oferta gastronómica para todos los gustos. Sentarse en una mesa de un restaurante permite conocer el lugar, la cultura, la geografía y la historia de sus productos. Y es factible armar un circuito gastronómico con restaurantes especializados en platos característicos de la zona, elaborados con materias primas regionales (pescados de río, mandioca, yerba, té, quesos, miel de caña o abejas, maíz, palmito, maracuyá, mamón, palta, guayabas).
“Misiones es una provincia que es un crisol de razas, de influencia europea, brasileña y paraguaya. El uso de la mandioca es uno de los usos particulares,y es casi sustitutiva al trigo. En el chipa y en el mbeyú, una especie de tortilla de almidón de mandioca y queso fresco, se come hervida y frita. El chipa guasú, la sopa paraguaya y el borí borí, son paraguayos y también parte de la cultura misionera”, explicó Zorraquín.
Algunos de los platos más famosos de Puerto Iguazú son los elaborados con pescados de la zona. Algunos de los pescados más apetecidos son el dorado, el surubí, el pacú, el paty y el manguruyú. La forma más común de preparación de los pescados es a la parrilla, al horno o en milanesa.
"Con la pesca, hay una gran posibilidad para generar un nuevo tipo de mercado. El pescador es todo un nicho de mercado enorme, muy fiel al destino una vez que se consolida, pero que Misiones todavía no lo tiene muy desarrollado. En el Paraná se pesca muy bien, aunque fue muy afectado por las represas, tiene dos grandes bloques: abajo de Posadas en Ituzaingó con el Yaciretá y acá al norte con Itaipú y eso cortó un poco la dinámica de los peces. Según cuentan los viejos pescadores antes había mucho mejor pesca que ahora", aseveró el experto.
Alejandro Romero, es chef y encargado de cocina del Don Moconá Virgin Lodge, uno de los hoteles más prestigiosos de la zona. Para él, "la mandioca es mejor que la papa, tiene almidón y es más fibrosa".
Si tuviera que sorprender a un comensal, Romero prepararía un auténtico surubí a la plancha con salsa de hongos de pino acompañado con mandioca frita y una salsa criolla. "Hace un par de años que hay más elaboración en las creaciones misioneras. Muchos de los platos que hacemos fusionan la cocina regional con la cocina gourmet. Acá, la gente viene a probar la comida típica como el mamón el almíbar con queso, es misionero, y crece cerca del río. La clave es dejaron reposar en en cal para que se ablande", concluyó el cocinero.
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