El avión es el medio de transporte más seguro que existe y las estadísticas lo comprueban. En el 2018 hubo 12 accidentes aéreos comerciales con un saldo de 556 víctimas fatales, el peor promedio de los últimos cinco años, pero, aun así, el número de víctimas es menor que el de los que sufrieron accidentes en auto, según la Organización Mundial de la Salud, ya que 3.500 personas fallecen cada día por este motivo.
Lo cierto es que los aviones poseen una infraestructura sin igual. Nada puede ser dejado al azar en esos gigantes que se elevan en el cielo. Luego de años de investigación y diseño en cada uno de sus elementos -las puertas, las ventanas, los materiales con los que se confecciona cada parte del avión, la ventilación apropiada, entre otras características- todo fue correctamente analizado en conjunto con los avances tecnológicos que consiguieron aumentar la probabilidad de supervivencia en caso de accidentes.
Y si de seguridad en los aviones se habla, uno de los elementos principales son los asientos, que deben cumplir con los estándares de seguridad: soportar 16 veces la fuerza de la gravedad y, además, deben estar hechos con telas incombustible y con un material que no emita humos tóxicos.
Además de las especificaciones que deben tener los asientos, hay una que aún no se implementó y es que, según una investigación, si se colocaran los asientos mirando hacia atrás, aumentaría la probabilidad de supervivencia en el caso de un accidente.
Entre todas las medidas de mejora y fiabilidad con respecto al espacio de los pasajeros, ésta todavía no se ha implementado.
Fue en 1983 que el investigador y científico estadounidense Richard Snyder elaboró el informe titulado Protección contra impactos en el diseño de asientos de pasajeros de transporte aéreo, en donde afirmaba que los datos parecen demostrar de manera abrumadora que el ocupante sentado puede tolerar fuerzas de choque mucho más altas cuando está orientado en la posición hacia atrás.
De acuerdo a la investigación, si los asientos estuvieran en la disposición inversa serían más seguros en caso de choque, ya que las fuerzas de la desaceleración se distribuyen a lo largo de la columna vertebral, la cual descansa sobre el respaldo del asiento que absorbe uniformemente el impacto en lugar del cinturón de seguridad, y ni el cuello, ni la propia columna, ni los órganos internos son sometidos a fuerzas tan altas.
David Learmount, ex piloto de vuelo e instructor de vuelo de la Real Fuerza Área Británica, (RAF) y editor de operaciones y seguridad en el sitio web de noticias de aviación FlightGlobal.com, estuvo de acuerdo en que, en caso de un accidente, los asientos orientados hacia atrás son más seguros, pero dijo que es poco probable que las aerolíneas apoyen dichos cambios debido a los costos y la preferencia del cliente.
"Se ha investigado mucho y la Real Fuerza Aérea Británica tiene asientos orientados hacia atrás en su avión de transporte porque se ha demostrado que es más segura", dijo a Telegraph Travel. Además el especialista dijo que los costos serían elevadísimos para las aerolíneas, ya que durante un impacto, el centro de gravedad del pasajero sería más alto y el asiento tomaría más presión, por lo tanto, el asiento en sí, los accesorios y el piso de la aeronave necesitaría ser reforzado. Eso aumentaría el peso de la aeronave, lo que aumentaría también el consumo de combustible y habría que rediseñar los asientos de seguridad.
Sin embargo, son los mismos pasajeros los que pueden percibir de forma negativa la disposición de los asientos ya que muchos pueden asociar el mareo con los nuevos asientos. "En un avión, sin embargo, no hay un movimiento real notable una vez que el avión está a la altitud de crucero", escribió Brian Dunlap, un piloto, en respuesta a las inquietudes de usuarios en Quora. De este modo, el único momento en que los pasajeros pueden experimentar mareos por movimiento hacia atrás es en taxi, despegue y aterrizaje.
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