A menos de 100 kilómetros de Capital Federal -en la localidad de Lobos- se erige un ecléctico castillo de impronta francesa que atrae por su belleza y su historia a cada uno de sus visitantes. El amor de un apareja dio el nombre a esta propiedad del siglo XIX, pionera en el turismo rural: La Candelaria.
Don Oreste Piñeiro –médico farmacéutico– y Candelaria del Mármol fueron los fundadores de este campo cuando la zona era apenas un pequeño pueblo sin desarrollo, boticario a mediados del siglo XIX, incursionó en labores agropecuarios para hacerse de tierras. Visionario y con un empuje hacia el progreso el campo fue creciendo. Creció ganado, ovejas.
La única hija del matrimonio, Rebeca, se casa con Manuel Fraga, quien trae muchas ideas al manejo del campo al casco original -colonial-. En su viaje de luna de miel a Europa fue motivo de inspiración para darle vida al icónico castillo, que décadas más tarde se convertiría en la primera estancia argentina abierta al turismo.
Se pueden realizar paseos en sulkys, disfrutar de shows de danza y destreza criolla, y también clases y exhibición de polo. O degustar la gastronomía criolla con la internacional, así como lo hicieron figuras de la realeza como Máxima Zorreguieta y el príncipe Harry o personalidades de Hollywood como Tommy Lee Jones, Lola León, y Los Rolling Stones.
Más allá del gusto personal, la construcción del edificio cumplía una función social: "Servía como mensaje a los visitantes. Con la edificación se daba la idea de linaje y poder económico", explicó a Infobae Francisco Soler, gerente comercial de La Candelaría.
La estancia fue fundada en 1840 y es la única de su tipo que cuenta con un castillo francés de finales del siglo XIX. La Candelaria había sido proyectada como una edificio con fines sociales. La construcción del castillo se llevó a cabo entre 1890 y 1894. Fue una obra íntegramente diseñada por el arquitecto francés Alberto Favre.
La casa combina elementos arquitectónicos góticos, y sigue los lineamientos de la arquitectura neorrenacentista francesa, por lo que su estilo pertenece al movimiento arquitectónico del eclecticismo.
Los puntos fuertes son la fachada, el salón dorado, antiguamente sala de juegos y comedor. Un pórtico gótico y la torre almenada contrasta con los detalles barrocos.
Apenas se abre la puerta, todo llama la atención. Era parte de la idea original generar un impacto a los invitados. Un comedor renacentista italiano que se conecta, living hall con detalles de estilo ecléctico.
El castillo romántico está compuesto por cuatro niveles, los dos últimos a los que no se tiene acceso eran para el personal doméstico, guardado de blanco y tanto la planta baja y primer piso para áreas sociales y alojamiento para la familia e invitados. Allí se distribuyen las 8 habitaciones, dos de ellas en suite.
Cada habitación mantiene un estilo que la hace única, combinando el encanto de lo antiguo con las comodidades modernas. En el primer piso dispone de la suite real, que estaba destinada a recibir a los huéspedes ilustres.
El mobiliario Luis XV que remite a épocas pasadas embellece cada rincón. Todas las piezas fueron traídas de Europa, testigos de un estilo de vida que se perdió en la historia, explicó Francisco Soler.
En la planta baja, la suite Candelaria es la más distintiva. Lleva el nombre de la madre de Rebeca: techos altos, marcos decorativos, pisos de madera y mobiliario de época. "El edificio tiene una rareza: la gran cantidad de sala de baños que tenía para la época: dos. Se sabía que los visitantes que se hospedaban necesitaban privacidad", resaltó Soler.
Exigente y decidido, Manuel Fraga contrató a Carlos Thays para que se haga cargo de la obra de los jardines: el diseño original refleja su estilo francés. Hay 282 árboles: centenarias araucarias, palmeras, casuarinas, cedros, pinos y ombúes embellecen aún más a la estancia.
El jardín en L abraza al singular castillo. "La magnitud del edificio hace que Thays aconseje a sus propietarios a diseñar una forestación para darle marco. En total son 100 hectáreas con más de 200 especies de plantas", detalló Soler.
El diseño se completa con senderos para poder recorrerlos dibujando así una especie de paseo. "En el medio del bosque es posible ir descubriendo estatuas escondidas a modo decorativo", agregó.
La Capilla Panteón, ubicada en un amplio claro, es la segunda construcción que capta la vista. Su construcción finalizó en 1937, a pedido de Rebeca Piñeiro del Mármol de Fraga, con el objetivo de que sus antepasados descansen en la estancia. Actualmente, es uno de los escenarios elegidos por parejas a la hora de casarse como lo hizo Nicole Neumann con su primer marido.
La Candelaria -con casi más de un centenar de años de historia- también sirvió como escenografía de producciones audiovisuales como la telenovela Perla Negra, el film Embrujo de amor, y, más recientemente, Sin hijos.
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