Por Flavia Tomaello
Una de las grandes disyuntivas que históricamente han tenido los viajeros parece a punto de resolverse.
Siempre hubo una suerte de dos mundos imposibles de conciliar. En el primero, los hoteles de alta categoría, donde el huésped, en especial si se trata de una persona experimentada en este de recorrer diversas geografías, curiosa y con ganas de experiencias nuevas, puede llegar a sufrir la sensación de estar en un espacio frío, despersonalizado, totalmente ajeno a la naturaleza y a la aventura.
En el segundo universo, el camping, donde el aventurero, una vez dentro de su carpa (y, de nuevo, si se trata de un viajero experimentado y, en especial, con una serie de años vividos más allá de la adolescencia), puede pensar que en un determinado momento de la vida no viene nada mal un poco de confort.
El glamping es una tendencia emergente que viene a combinar lo mejor de ambos mundos: establecimientos con facilidades y comodidades de un hotel de buen nivel, pero en ámbitos aptos y con ambientaciones similares a los de la vida campestre. Ya su nombre es toda una revelación: glamping combina el glamour en sus primeras cuatro letras con el camping en las cuatro finales.
¿Cuál es la filosofía del glamping? Se apoya en premisas básicas, como el cuidado del medio ambiente, el uso eficiente de la energía y el agua, el control de la basura de sus huéspedes y las arquitecturas respetuosas del entorno. Son instalaciones prácticamente camufladas, diseñadas específicamente para no alterar el paisaje: el impacto sobre la naturaleza debe ser ínfimo.
El modelo de alojamiento clásico en este tipo de lugares es el domo: una suerte de carpa amplia, con camas confortables y otras comodidades. Además, como suelen ubicarse en paraísos naturales (bosques, zonas de playa, montañas), complementan la propuesta con actividades que aprovechan las características del lugar: deportes de aventura, kayak, escalamiento, pesca con mosca, trekking… En líneas generales, cuentan con guías locales especializados, también con un gran nivel de conciencia sobre el cuidado del lugar que habitan.
El glamping privilegia el paisaje a la infraestructura, pero sin descartar a esta última. Dormir en un domo geodésico representa, en este sentido, una inmersión con el ambiente. A pesar de que podría considerarse que es más incómodo y limitado que una habitación de un hotel de lujo, cada vez más huéspedes se inclinan a elegirlos. ¿No hay señal del celular? No importa. ¿No existe el wi-fi? Apenas un detalle. Este nuevo viajero, que tiene un perfil de ingreso alto y que está dispuesto a pagar por experiencias genuinas, eligió el destino, entre otras cosas, por este nivel de desconexión. Además, a diferencia del viajero all-inclusive, logra un "contacto con la naturaleza" real e inmersivo. No desde la ventanilla de un micro durante un tour prepautado.
Vida silvestre con glam
Como ocurre con cualquier tendencia, hay que estar muy cuidadosos para no caer en la trampa de muchos operadores turísticos que comienzan a llamar "glamping" a cualquier emprendimiento hotelero ubicado en un sitio alejado de los centros urbanos. El concepto se está poniendo de moda, por lo que son muchísimos los lugares que usan ese nombre, pero lo cierto es que para considerarse tal debe cumplir las otras condiciones fundamentales: cuidado del medio ambiente, alternativa natural para el huésped, compromiso con el sitio donde está radicado.
En la Argentina, de geografía amplia y generosa en paisajes, el glamping tiene muchísimo espacio de desarrollo. Un ejemplo se ve en el Parque Nacional Los Alerces, un área protegida de la provincia de Chubut, donde El Aura Lodge instaló domos con los que logró establecer un diseño que se funde con el bosque virgen que lo circunda. Producen una sensación bellamente ambigua: la de estar en contacto directo con la naturaleza y, al mismo tiempo, inmersos en una absoluta intimidad. Los domos ofrecen comodidad y confort en contacto directo con la naturaleza, un espacio confortable, de bajo impacto para el medioambiente, que brinda una integración perfecta con el entorno. Se trata de una alternativa excepcional para disfrutar de un alojamiento distinto en el corazón del bosque virgen.
Los domos para cuatro personas de 25 m2 están equipados con cuatro camas individuales, piso de madera, ropa de cama y desayuno. Los que son para dos personas, de 16 m2 tienen una cama matrimonial. Están en un espacio de una hectárea sobre la costa de Lago Verde y están rodeados por bosque de arrayanes.
Toda la puesta se desarrollo con estrictas normas de cuidado ambiental. Su arquitectura, integrada al entorno, fusiona un sofisticado diseño con el bosque virgen, energía hidroeléctrica, alojamiento con capacidad térmica y tratamiento de efluentes.
Vecino de allí, Río Arrayanes Glamping incorpora elementos como mesas de luz con lámparas LED recargables. Nació con el objetivo de "crear o recrear los vínculos entre el hombre y la naturaleza en el respeto mutuo", según declaran sus propios creadores, funciona de octubre a marzo y tiene un domo adicional que opera como comedor. No menos paradisíaco es Adventure Domes, ubicado cerca del Parque Nacional Los Glaciares y de su hito más famoso, el glaciar Perito Moreno. A la hora de definir este modelo de hacer turismo, sus creadores sostienen: "Es una manera diferente de viajar: la mejor, sin dudas".
Experiencias de alto cielo
En Chile destacan Elqui Domos y Patagonia Camp. El primero tiene observatorios astronómicos. El hotel cuenta con restaurante, zonas de estar interiores y exteriores, observatorio astronómico, piscina exterior y 11 habitaciones con aire acondicionado y calefacción, divididas en 7 domos geodésicos y 4 cabañas tipo observatorio.
Los domos cuentan con baño privado, un estar en primera planta y la cama principal en el altillo, donde se puede descubrir el techo y contemplar el cielo.
El segundo es pionero en la actividad en ese país, con la majestuosidad de Torres del Paine como escenario de fondo. Es un proyecto que se desarrolló desde el inicio siguiendo principios sustentables. Es por eso que la construcción y operación de Patagonia Camp se desarrollan de forma ecoamigable, siendo lo más respetuosos posible con el medio ambiente. Sus domos se llaman yurts y permiten estar en contacto íntimo con la naturaleza, sintiendo el sonido del viento o de la lluvia y ver las estrellas a través de la cúpula central desde la cama. El diseño del concepto invita a encontrarse con uno de los paisajes más hermosos del mundo desde su ventana, y cada vez que se sale del yurt el visitante se internará en un bello y aromático bosque nativo, donde podrá disfrutar observando y escuchando alguna de las tantas especies de la fauna que viven allí.
En Perú, el imperdible es Inkaterra Reserva Amazónica. Establecida en 1975, es pionera del ecoturismo y el desarrollo sostenible en Perú. Ha dedicado las últimas cuatro décadas a diseñar auténticas experiencias de viaje, con el objetivo de preservar la biodiversidad y las culturas locales. Un albergue de lujo ecológico frente al río Madre de Dios, Inkaterra Reserva Amazónica tiene 35 cabañas de madera inspiradas en la cultura Ese'Eja. 540 especies de aves han sido registradas dentro de la propiedad, en el corazón del bosque lluvioso. Fue elegido por la revista National Geographic Traveler entre los 25 mejores eco-lodges del mundo.
Kenoa, en Alagoas, Brasil cuenta con su propia playa exclusiva, un santuario privado, con tranquilidad y equilibrio, definido como un eco-chic diseño resort. Abrazado al norte por el panorama resplandeciente de kilómetros de selva virgen y al poniente por el encantamiento del azul turquesa del océano.
Por su parte, el boliviano Colibrí ofrece desconexión total a sólo 30 minutos de la capital La Paz, en la comunidad de Jupapina. Fue diseñado y construido por la familia propietaria y un equipo de voluntarios, utilizando materiales reciclados y fuentes de energía renovable. Han montado tipis, carpas tradicionales locales, para acampara sin erigir la propia tienda.
Esta es una tendencia que ya tiene propiedades en todos los rincones del mundo. Un buen punto de partida para conocer las diferentes propuestas y hasta reservar un lugar es el sitio web glamping.com.
El viajero que se instala por la noche en su domo y mira el cielo comprende que en ningún hotel tendrá tantas estrellas a su disposición.
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