"Mi hijo es ése, el que está en el arco", dijo Miriam, la única persona del siglo pasado que estaba en las inmediaciones de la cancha. Jugaban un grupo de jóvenes argentinos y uruguayos un partido de fútbol. Lo hacían una tarde de sol en la playa Montoya, una de las más convocantes de la zona de La Barra, en Punta del Este. El paisaje era evidente: el balneario es el centro de reunión de los adolescentes, los llamados centennials, la franja etaria que nuclea a niños y jóvenes de hasta 18 años.
Montoya está gobernada por ellos. La playa se mueve a su ritmo. Miriam está hace diez días y siempre baja a la costa en este parador, guiada por sus dos hijos adolescentes. "Hoy me tuve que traer a otros cinco en el auto", reveló. Es que la dinámica de los jóvenes es ésa: ir a Montoya cada día de playa sin convocatoria previa, sencillamente porque saben que allí encontrarán más gente de su edad.
La cancha de fútbol vive colapsada. En ella juegan dos equipos y afuera esperan otros tantos. Ninguno es mayor de 18 años y todos están, en apariencia, solos. Uno pasó pidiéndole a otro si podía dejar su mochila donde estuviesen parando sus padres. Hay adultos fiscalizando todo desde el perímetro. En la cancha, los varones que van desde 13 a 18 años. En los médanos, grupitos de chicos de doce años corren aventurosos. Como a veces los más pequeños son desplazados por los más grandes, se juntan en la Desembocadura, la primera playa de la zona de La Barra, siempre llevados por sus padres.
En Montoya abundan las actividades recreativas. Los que no están en el mar (revoltoso y compacto: una pequeña franja delimita la zona en la que las olas no son peligrosas), están jugando o charlando en grupos. La playa no tiene música ni venta de tragos. No es Bikini, la playa contigua en el corredor oceánico de arenas que termina en José Ignacio. El guardavidas del lugar bien lo describió: "Esta es una playa a la que suelen venir chicos de hasta 18 años, los más grandes van hacia Bikini, más hacia el este. Es como si hubiesen egresado".
En 2012, adquirió fama internacional cuando el periodista Richard Green publicó en el diario británico The Sunday Times un listado con las diez mejores playas del mundo. Eligió a Montoya en el decálogo y describió: "Esta ciudad de vacaciones para el jet set, a 45 minutos de vuelo desde Buenos Aires, es el lugar donde la 'gente linda' de Argentina viene a demostrar qué hermosos son. En las arenas blancas de Montoya, verá pasar a los nadadores frente a usted, a surfistas corriendo olas en otro lado, y el encanto de lo 'precario' de los locales de La Barra, a sólo un paso más allá".
Es una playa extensa con una característica particular: su mar peligroso y sus grandes olas. La calidad del oleaje oceánico le permite celebrar durante buena parte del año y no solamente en temporada de verano certámenes de surf y otros deportes acuáticos. Explota, en definitiva, una faceta joven y deportiva que le da vitalidad y mucho movimiento al balneario.
Por eso, Montoya es desde hace unos años la playa elegida por el grueso de los adolescentes que veranean en Punta del Este. Es su lugar de encuentro en la costa esteña, donde se divierten y planifican la noche. Ya cuando cumplan los 18 años sentirán que su lugar estará dos kilómetros más hacia el este, en Bikini Beach.
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