Venecia secreta, entre yachts, hoteles, postales y gastronomía de lujo

El que se queda con la plaza San Marco o la recorrida en góndola por los canales de la ciudad italiana se queda con una postal acotada de la Serenissima. Venecia es mucho más que eso, está llena de secretos y experiencias para disfrutar, descubrir y vivir

Venecia, conocida como la ciudad de los canales, por la Piazza San Marco, por su Catedral pero que tiene mucho más para ofrecer. (Getty Images)

Por Flavia Tomaello

De pronto, en medio del otoño europeo, llega el Gran Premio de la Ciudad de Venecia, el Venice Hospitality Challenge. La deportividad, el lujo y el estilo de vida son las áreas de referencia de esta competencia en la que participan once Maxi Yachts, que han firmado páginas inolvidables en la historia de la navegación combinadas con la alta hotelería veneciana.

Los participantes son liderados por equipos de renombre internacional que compiten por el codiciado sombrero del Dux creado específicamente por la histórica fábrica de vidrio de Murano, F. B. Signoretti.

"La peculiaridad de esta regata consiste en traer barcos con una longitud mínima de 60 pies en un circuito extremadamente espectacular -subraya Mirko Sguario, creador y organizador del evento y presidente de Yacht Club Venezia– y es por eso que ahora podemos considerar al Venice Hospitality Challenge como un homólogo al Grand Prix de Mónaco para la Fórmula 1. Una opción que atrae cada año a un gran número de socios prestigiosos, una señal de que la ciudad cree en este evento, considerando la combinación de deporte y hospitalidad como una razón para convocar no solo a los entusiastas de la navegación, sino también a todos los visitantes de la Serenissima".

La regata puede ser la excusa ideal para descubrir otra Venecia, lejos de las fotografías típicas (Matteo Bertolin)

Bajo las máscaras

La ciudad es el agua, las góndolas, el cristal de Murano, el carnaval, las palomas y gaviotas de San Marco… pero también es su archipiélago, los conventos, las islas remotas, las viñas, los jardines secretos, el perfume, las cocinas típicas, los barrios de locales y la caminata incesante entre las pequeñas calles.

Empezar por el aroma puede ser una buena alternativa. Descubrir la historia envolvente de las fragancias venecianas en el Museo del Perfume, en un palacio restaurado que transporta al siglo XIX. Allí es posible ingresar al laboratorio para evocar los blends exclusivos del "Mercader de Venecia" y aprender la historia detrás de las esencias más actuales, como la de Rosa Mecánica que se huele en el hall del Belmond Cipriani.

Los jardines escondidos deparan sorpresas como la única pileta olímpica del archipiélago, propiedad del Cipriani

Mientras otros museos cierran, el Querini Stampalia se abre sólo para experiencias exclusivas. Una de las mejores casas restauradas del mundo permite un approach a su jardín zen diseñado por el aclamado arquitecto Carlo Scarpa. Dentro se pueden descubrir muebles y tapices, porcelanas de Sevres, bustos de mármol y magníficas pinturas, además de una biblioteca que reúne más de 40 mil ejemplares con hasta 700 años de antigüedad.

En Corte Bottera, en tanto, se puede tener el privilegio de acceder a un jardín medieval, casa de Ricardo Guaraldi, hacedor y restaurador de violines. Escuchar sus historias sobre su interesante trabajo precede a la posibilidad de asistir a una demostración con uno de sus soberbios instrumentos.

Si las puestas de sol son siempre formidables, los colores de Venecia en la caída del astro rey sobre la laguna tiñe de tonalidades únicas que varían de acuerdo a la época del año

Tomarse un recreo indulgente en la célebre chocolatería Vizio Virtú es San Polo es toda una experiencia. Las modernas recetas están combinadas con ingredientes tradicionales, junto a especias exóticas, nueces y frutas secas para crear joyas sabrosas. Es posible, además, aprender sobre el arte de hacer chocolate desde los granos y hacer una degustación de las especialidades.

Palacio Ca'Bernardo es poco conocido, aunque se trata de un sitio casi siempre cerrado, pero con guía de los expertos del Belmond Cipriani. Fue diseñado por la familia Bernardo en el siglo XVI. Cuenta con elegantes interiores, seda y muebles de inspiración damacena. Está lleno de lámparas de cristal de murano realizadas a mano. Con vistas al Gran Canal, se puede optar por relajarse en alguno de los sillones antiguos y dejarse hipnotizar por las góndolas.

Tragos de Casanova

El Bellini es uno de los clásicos tragos Venecianos. Imperdible en el Harry’s Bar y reversionado en el Belmond Hotel Cipriani

Un recorrido de bares y barras es una ruta que no sólo sumerge entre los climas propios de la ciudad , sino que abre la puerta a adquirir una pseudo ciudadanía local. La tradición del encuentro nació el 29 de diciembre de 1720 de la mano de Floriano Francesconi quien, bajo el nombre de "Alla Venezia Trionfante" abrió el primer bar de Europa, el mismo que hoy, en su homenaje, brilla en la Piazza San Marco, el corazón mismo del área más turística de la urbe, el "Florián".

Compite codo a codo con el Gran Caffé Quadri que llegaría medio siglo más tarde y se convertiría en el lugar de encuentro de los personajes de la cultura y generaría un polo de atracción hasta nuestros días basado en la Mostra, el Festival de Cine de la ciudad. Hoy acaba de estrenar una plena renovación que lo coloca en la mejor categoría de la ciudad.

El Harry's Bar abrió el 13 de mayo de 1931 y se convirtió en el ícono moderno de las barras venecianas. En él nace el Bellini, uno de los cócteles más famosos de la región, elaborado con Prosecco y duraznos blancos en puré (succo di pesca). Fue inventado en 1948 por el propio dueño del lugar: Giuseppe Cipriani.

El Quadri es una de las más nuevas actualizaciones de los clásicos. Su menú degustación de los hermanos Alajmo es Venecia en el plato

Cuando Roberto Naccari empuña la coctelera y diseña un trago permite a su auditorio ser miembro de una cierta nobleza veneciana en pleno siglo XXI. La tradición de crear es una regla en la vorágine de la Serenissima. En sus manos estuvo la invención del trago estrella del Danieli, el Góndola.

El bacaro tour

Otra brillante recomendación llega de la mano de los expertos del Belmond Cipriani. Sumergirse en una de las tradiciones más auténticas del véneto es la visita a los bacari. Se trata de una especie de bar donde se consume en pie, al que los locales concurren a refrescarse con un vino autóctono, llamado sombra, y degustan cicchetti, una versión veneciana de las tapas españolas, servido en mesas de madera comunitarias donde el encuentro vale tanto como el consumo.

Do Mori, a pasitos del puente del Rialto, escondido en una calle poco transitada que lleva su nombre, es el más antiguo de la ciudad. Abrió sus puertas 30 años antes de que Colón llegara a América. Se cuenta que era la cicchetteria que frecuentaba Casanova.

Los baccari esperan con propuestas por pocos euros. Aunque para los venecianos es el lugar del aperitivo, se puede comer como local y muy económico

Se entra por un lado y se sale por el otro en la calle paralela. Uno de sus clásicos es el "francobollo" (sello de correo), un sándwich pequeño, cuadrado, que preparan con varios rellenos. Pero su oferta es múltiple y en su cocina se cuece todo el día. Nervios con cebolla, porotos guisados, sepia a la plancha, pulpo, anchoas marinadas, sardinas o calabaza en saor, anguilas marinadas, arenque, medio huevo con anchoas, crutones de polenta con bacalao a la crema, tortilla con radicchio di Treviso, las albóndigas y las anchoas fritas en este momento.

Una película veneciana

La ciudad es escenario seguro para cualquier creación. Aunque, en verdad, ha sido locación de famosos films. Es posible encarar un recorrido apto para cinéfilos comenzando por la Plaza San Marco para hacer foco en la producción de Otelo de Orson Wells que tuvo lugar en 1962. En el mismo sitio se pueden detectar los pasos de dos películas del agente 007, De Rusia con Amor y Moonraker.

Los sitios memorables que inmortalizaron decenas de películas son un circuito posible que recorre enclaves imperdibles (Matthew Shaw)

El mencionado café Florián fue protagonistas de Summertime en 1955 protagonizada por Katharine Hepburn, y en 1999 en la película protagonizada por Matt Damon, El talentoso señor Ripley.

En Campo Santa María de Giglio se descubre el lugar donde Woody Allen sigue a Julia Roberts en su musical Todo dicen te quiero. Entrar al hall de La Fenice, la célebre ópera de Venecia, permite recordar la mítica escena de Luchino Visconti en Senso de 1954 El circuito puede continuar por los escenarios de El mercader de Venecia protagonizada por Al Pacino y Jeremy Irons.

Por último, se puede crear un escenario propio llegando hasta el Arsenal, habitual escenario de la Bienal d' Venecia, justo para acomodarse en la confitería frente a la laguna, al fin de la tarde y dejar que el sol se ponga, tan rojo como la propia Venecia, frente a los ojos extasiados del paseante.

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