Al sur de Italia se encuentra Alberobello, un pueblo muy pequeño y extraordinario que tiene una particularidad única: su arquitectura. Es que fueron sus peculiares estructuras -los trulli o trullos, en español- las que llevaron a que fuera declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Pero, ¿qué las hace tan especiales?
Los trulli son casas que tienen como característica principal una forma cilíndrica y techo cónico de procedencia milenaria. Están construidas con bloques de piedra superpuestos, formando muros gruesos para defenderse del calor. Pero su característica principal es que las piedras no están unidas con ningún otro medio de soporte o de enlace. A este método sin ningún tipo de mortero se lo conoce como "a la piedra seca".
El origen de la característica de la ciudad
Fue en el siglo XV que los campesinos comenzaron a construir sus casas de esta manera, ya que eran fáciles de derribar en caso de que llegue la inspección de impuestos especiales para cobrar por cada asentamiento urbano. De este modo, al no tener ningún soporte se podían destruir como si fueran de arena cuando llegaban los inspectores del Rey, y luego volver a construir fácilmente.
Hoy en día, algunas de las casas -que en sus peculiares techos llevan símbolos de todo tipo- se remontan a la época de la evasión de impuestos y siguen teniendo las marcas en el techado del dueño original.
Otra característica peculiar de los trulli tiene que ver con los símbolos que se encuentran en los techos. Las decoraciones son símbolos con pinturas blancas hechas a mano con cal que no tienen ninguna explicación lógica, aunque muchos los atribuyen a los dioses en los que creían los habitantes de la antigüedad.
La ciudad hoy
El turista que llega a esta mágica localidad puede conocerla a pie, caminando por sus calles empedradas y empinadas y admirando la belleza de estas casas cilíndricas. La experiencia es sin dudas única.
Hay dos de estas edificaciones que son las más conocidas y que funcionan actualmente como museos en el pueblo: el Trullo Siamés y el Trullo Soberano, el más grande de todos, construido en dos planos alrededor de doce conos y una gran cúpula de 14 metros en el centro. Actualmente es un museo que muestra cómo es vivir en los trulli y permite conocer a fondo cómo era la vida en aquella época.
La iglesia de San Antonio también tiene la misma estructura y preside la colina del barrio Monti, el rincón más turístico del destino donde se concentran casi 1.000 de estas casitas.
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