Arena de Verona, el coliseo que se convirtió en el centro neurálgico de la expresión artística

Nació como una especie de réplica del Coliseo romano, pero nunca experimentó prácticas similares. Allí la actividad ha sido, desde la época del imperio, totalmente abocada al arte. Luego de años de abandono, fue recuperado y se transformó hoy en un clásico de toda Europa. Su historia

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(Getty)
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Por Flavia Tomaello

Cuando se habla del Véneto, inmediatamente viene a la mente Venecia. Pero la región está repleta de sorpresas y Verona es, sin dudas, una de ellas. Es la segunda ciudad en tamaño poblacional de la región que se ha desarrollado a la vera del río Adige. Aunque su celebridad se debe, en parte, a la obra de William Shakespeare Romeo y Julieta, no sería justo pensar que sólo se limita a ello.

Verona reúne una historia de arte y cultura, atravesada por la decenas de propuesta conservadas con ahínco con estilos que se acoplan de manera armoniosa: monumentos románticos, góticos y renacentistas. Es amigable para el turista, deslumbra a cada paso, cuenta con numerosos atractivos desde gastronómicos a culturales, monumentos, callecitas y el imperdible circo romano que hoy es centro de los espectáculos líricos de Europa: la Arena.

El lugar se encuentra abierto
El lugar se encuentra abierto durante todo el año para ser visitado y recorrido, incluso es posible hacerlo en horario reducido los días mismos de función

Allí la actividad ha sido, desde la época del imperio, totalmente artística. Luego de años de abandono, fue recuperado y se transformó en un clásico visitado anualmente como en una peregrinación por alemanes, nórdicos, italianos de otras ciudades, franceses, belgas, austríacos, suizos, polacos y españoles.

Verona inicia su historia en el siglo I a.C. Se trató de un punto estratégico, rodeada de valles ricos y fértiles. Posee una serie de rastros de la presencia romana que son dignos de recorrerse como la Puerta de los Leones, el Arco dei Gavi, la Puerta Borsari y el inigualable Teatro, comparable con el Coliseo de Roma.

Una buena mirada para escuchar

El "ojo de Verona" es el segundo anfiteatro más grande de Italia con una capacidad para 22.000 espectadores, con 44 gradas. De la construcción original (que data del siglo I), solo queda un muro exterior. Fue renovado y reforzado sucesivamente desde que fue erigido.

Uno de los ingresos se
Uno de los ingresos se veda al público para los movimientos de las escenografías y la troup de artistas que suele superar el centenar por puesta

Para el siglo XI era el centro neurálgico de la ciudad. En sus alrededores se concentraban la mayor parte de las viviendas y el comercio.

Nunca fue utilizado del mismo modo que su colega, el romano. Siempre estuvo más cerca de las actividades artísticas. Esa fue la herencia que se retomó para principios del siglo XX cuando el 10 de agosto de 1913 con la representación de la ópera Aida, se inauguró la trayectoria que lo convertiría en uno de los teatros líricos más importantes del planeta. En aquella primera función se encontraban las más importantes figuras de la época, tales como Puccini, Kafka o Máximo Gorki.

"Mi padre estaba sentado en una mesa en la Löwenbrau -relató en diálogo con Infobae Nina Zenatello Consolaro, hija del tenor Giovanni de Zenatello-, junto con el Maestro Tullio Serafin, Ferruccio Cusinati, Ottone Rovato y la cantante María Gay hablaban de música, por supuesto, de música de ópera y de Giuseppe Verdi. De repente, mi padre señaló la arena". El tenor Zenatello y el empresario teatral Ottone Rovato asumieron el riesgo financiero de la promoción de una gran representación de ópera en el Arena para conmemorar el centenario del nacimiento de Giuseppe Verdi y así comenzó la historia. El éxito fue sensacional y decretado por un público que participó de todas partes del mundo.

Las escenografías representan un desafío
Las escenografías representan un desafío para los profesionales: la inexistencia de escenario en los planos y medidas habituales convierte a la idea en un lienzo blanco para crear desde cero

Con ese evento, la Arena de Verona se convirtió en la primera casa de ópera al aire libre en Italia, y la más grande del mundo: un registro que aún conserva en la actualidad. La cultura italiana e internacional se ha enriquecido con la representación de las artes, una característica que ha contribuido a que Verona sea una de las capitales europeas de la música de ópera.

Los mejores cantantes de ópera del siglo XX se pasearon por sus temporadas, comenzando con el debut de la muy joven María Callas en el papel de Mona Lisa en la ópera del mismo nombre de Ponchielli, en la tarde del 2 de agosto de 1947.

Casi 100 años cantando a las nubes

Hasta el momento se han realizado 95 temporadas, las únicas interrupciones se dieron durante las dos guerras mundiales. Giuseppe Verdi es el autor principal en el escenario de la Arena, con óperas que son particularmente adecuados para el anfiteatro, no sólo por su gran epopeya y la importancia histórica, como Nabucco y Aida (de los cuales ya se han hecho 650 actuaciones), sino que también el escenario particular que la Arena ofrece la hace ideal para La Traviata, Otello, Rigoletto.

Aída es una de las
Aída es una de las obras preferidas por los espectadores de la Arena. Con ella se inauguró como espacio de ópera para 1913

Pero la magia no se limita a la experiencia en el escenario: el anfiteatro propone un espectáculo en sí mismo, una actuación dentro de un espectáculo, comenzando con el ritual de encierro de hechizos que precede al inicio de cada actuación, una costumbre que se concibió por primera vez en la Arena y que ahora se ha exportado a todos los lugares donde se realizan espectáculos al aire libre.

La apertura del Festival de Ópera se realizó a finales de junio, un importante evento cultural para la ciudad de Verona que comprende todo un desafío. Después de la recordada versión de Carmen de Franco Zeffirelli que tuvo su estreno en el teatro en 1995 y que marcó el inicio de un vínculo entre artista y escenario que perduró mucho más allá de esta obra, llega una propuesta novedosa de mano de un argentino.

"Esta nueva producción de Carmen de Georges Bizet, que reemplaza a la de 1995 -explica la superintendente de la Fondazione Arena Cecilia Gasdia- llega firmada por Hugo de Ana, en el triple papel de director, escenógrafo y diseñador de vestuario y abre el 96º Festival operístico". Tiene funciones disponibles durante todo julio y agosto.

El público accede a la
El público accede a la arena propiamente dicha, donde se coloca la platea. La vista de la capacidad a pleno resulta conmovedora

El director argentino optó por transponer la historia a los años treinta del siglo XX, un período histórico significativo, para enfatizar la investigación del protagonista hacia su independencia y libertad: "En la década de 1920 todo se funde en el arte y las nuevas vanguardias artísticas significan que el personaje es una mujer revolucionaria, que puede coexistir armoniosamente incluso con otra más tradicional. Esta Carmen se convierte casi en un personaje "secular" al punto de transformarse y representar el símbolo de la lucha republicana durante la guerra civil de 1936 a 1939″.

La puesta sumará coros, mimos, extras y bailarines, lo que involucra a más de 300 personas, "divididas en tres niveles visuales diferentes, que moveré a lo largo del escenario como una especie de cinemascope", indicó la coreógrafa Leda Lojodice.

La vista del coliseo en
La vista del coliseo en plena función es una puesta en sí misma, más allá de aquello que se represente en sus gradas

Además de esta Carmen renovada, fresca y rehecha con ojos argentinos, la Arena espera la Aida de Giuseppe Verdi, con una recuperación de la puesta de Franco Zeffirelli, y también Turandot de Giacomo Puccini. Tras el éxito del año pasado se repondrá Nabucco de Giuseppe Verdi dirigida por Arnaud Bernard y trajes y escenas de Alexander House. El Barbero de Sevilla cierra la temporada con la puesta de 2007 del propio Hugo de Ana.

La Arena ofrece una majestuosidad que incluye el desafío de las puestas sin techo, en enormes superficies y una coordinación espeluznante porque todo está a la vista. La experiencia en Verona no se limita a lo que sucede dentro de su "ojo", sino que los alrededores se tiñen de experiencias operísticas como un Lollapalooza del medioevo.

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