En los diversos rankings que se realizan a través de los años que evalúan la felicidad de los habitantes de distintos países, Canadá siempre hace su aparición estelar. Con sus calles limpias, sus ciudades inclusivas y su indiscutido bienestar, no extraña que su población siempre se encuentre entre las más felices.
De acuerdo con la edición 2018 del World Happiness Report -estudio realizado por investigadores independientes de universidades, pero utilizado principalmente por las Naciones Unidas (ONU)-, Canadá ocupa el séptimo lugar en una lista de 156 países analizados. Es superado por países europeos, principalmente de la región nórdica como Suiza y Finlandia, que ocupan legendariamente los primeros puestos.
El reporte mide niveles de aceptación y felicidad de los habitantes encuestados en cada país. Algunos de los factores que posicionan a Canadá en el séptimo puesto tienen que ver principalmente con la salud, la educación, la seguridad y los ingresos salariales. No obstante, el análisis destaca un factor muy importante de este país que lo diferencia rotundamente de Estados Unidos -especialmente debido a las últimas políticas del gobierno de Donald Trump-: el trato a los inmigrantes.
En el 2016, Canadá tenía un total de 35 millones de habitantes, un 20,7% de ellos inmigrantes. Y es que según el reporte, este país posee un sistema de ayuda al que también los extranjeros con residencia pueden acceder. La llegada al poder de Justin Trudeau avaló y flexibilizó muchas políticas migratorias. Un ejemplo de ello es que los países latinoamericanos ya no requieren visa para ingresar.
El sistema de apoyos que se menciona abarca desde servicios de salud gratuito hasta transporte o facilidades para adquirir un hogar estable
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) establece al país canadiense como la décima economía mundial y parte del éxito se debe a los inmigrantes, ya que desde inicios del siglo XXI, el 31% de esta población económicamente activa posee grados académicos.
Andrew Griffin, director general del Instituto Multicultural del gobierno canadiense, contribuyó entre los años 2007 y 2011 a la buena adaptación de los inmigrantes, y a la creciente aceptación por parte de los habitantes, que hoy los reciben con los brazos abiertos.
Al contrario de Estados Unidos, Canadá se siente orgulloso de su espíritu inclusivo y diverso, producto de su cultura francoinglesa, que le permite desde hace siglos identificarse y alegrarse de que su país fuera construido por inmigrantes.
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