Rocky Mountain National Park, un ícono de las reservas de los Estados Unidos

Este increíble parque nacional se ubica en el centro-norte del estado de Colorado. Un recorrido por la belleza natural entre lagos, bosques y montañas

Rocky Mountain National Park, una maravilla natural de Colorado (Getty)

El Rocky Mountain National Park fue establecido en 1915 por el entonces presidente Woodrow Wilson y desde entonces se ha convertido en un ícono de las reservas de los Estados Unidos y en el tercer parque más visitado del país.

A continuación, un recorrido para preparar la imaginación para un viaje alucinante por esta belleza natural en el estado norteamericano de Colorado.

Un recorrido único por las bellezas de Rocky Mountains (Getty)

Primera parada: Winter Park

Los pueblos de Winter Park y Fraser, ubicados en Grand Country están bien alto en las montañas a más de 3000 metros de altura. El valle está rodeado por el Arapaho National Forest, el centro de ski de temporada más prolongada del estado y por tres áreas de bosques vírgenes.

Bien arriba, el Winter Park Resort ofrece vistas impresionantes desde donde salen los equipos de elevación para que, en plena temporada, miles y miles de personas disfruten de las impresionantes pistas de esquí.

Si hay un lugar para pasar la noche en Winter Park ese lugar es el Devil's Thumb Ranch Resort & Spa. El lugar es francamente alucinante. Desparramado en un amplio territorio, que incluye un edificio principal (que solo para darle una palabra se le puede llamar "edificio", porque en realidad es como si fuera una gran casa de montaña, toda en madera, con un hogar a leña impresionante en el espacio que funciona como restaurante, un lobby que parece más un living) y varias cottages situadas en pleno parque, el Devil's Thumb enamora desde que uno ingresa.

Segunda parada: entrada al parque y Estes Park

La entrada directa al parque esta a tres horas de auto de Winter Park y la base ideal para parar es Estes Park. Con un paisaje similar al de Bariloche (aunque con menos lagos) Estes Park es una mezcla impresionante de imágenes de vida salvaje, bosques densos, montañas nevadas imponentes, rápidos rocosos y cascadas cargadas de agua poderosa cuando se producen los deshielos en las altas cumbres.

Se puede hacer hiking por un sendero ascendente hasta las Alberta Falls. Son tres kilómetros ida y vuelta y el paisaje es increíble. Siempre costeando el curso de agua, furioso, lleno de rocas, hasta llegar a la boca misma de la cascada a la que se puede casi tocar con las manos desde las rocas rojas que forman su garganta.

Desde allí se puede salir a andar a caballo por el medio de un bosque cerrado, sintiéndose todo un cowboy, o ir a pecar con mosca o -también aquí- lanzarse en tirolesa en un recorrido de casi un kilómetro, o tomar un tour divertido en motos con sidecars.

Después de una cena temprana se puede salir a un safari fotográfico para ver la puesta del sol y apostar a ver la salida a la vida de animales salvajes como alces, renos, ciervos todos entre alturas que van desde los 2000 a los 4000 metros de altura.

Tercera parada: Loveland

Después de desayunar en un delicioso café del centro de Estes Park -el Kind Coffee- situado al lado de los rápidos que bajan torrentosos de las montañas, se puede emprender el camino hacia Loveland, la ciudad del amor en los Estados Unidos.

Situada a 45 minutos al norte de Denver, Loveland es una comunidad placentera con un parque, el Benson Sculpture Garden, que contiene más de trescientas esculturas de distintos artistas de los Estados Unidos y del mundo y que están expuestas allí desde 1985.

Pero si uno quiere tener una auténtica expresión del Oeste norteamericano, de sentirse un cowboy de verdad, aunque sea por un par de horas, debe ir al Sylvan Dale Guest Ranch, una propiedad increíble que permite tomar un paseo a caballo por un sendero ascendente hasta una de las cúspides que rodean este valle, ataviado con un auténtico sombrero de cowboy para llegar y comer un verdadero barbecue hecho por asadores al estilo americano.

Al bajar se pueden visitar las instalaciones del rancho que disponen de cabañas para pasar la noche en medio de un paisaje soñado.

Cuarta parada: Breckenridge, Frisco y Vail

Finalmente hacia el sur del parque los centros de esquí de Breckenridge, Frisco y Vail reúnen todo lo que uno imagina de los pueblos salidos de los cuentos: callejuelas plagadas de negocios y cafés, las montañas nevadas de fondo, el frío (que puede llegar con alguna nevisca incluso en las vísperas del verano boreal) y destellos de paisajes inolvidables hacia los cuatro puntos cardinales.

El camino hacia los tres lugares también es algo para disfrutar en sí mismo porque se atraviesan altas montañas, nieves eternas, ríos caudalosos, rápidos furiosos y todos los ingredientes de estos paisajes encantados.

En cualquiera de estos pueblos, depende de la hora a la que se llegue, se puede comer, desayunar, merendar o tomar un trago en lugares deliciosos que tienen la característica común de abrigar a cualquiera que llegue allí para sentarse y pasarla bien.

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