Las vacaciones empiezan desde el momento que se ponen los pies arriba del barco. Un breve check-in, sin retrasos ni imprevistos y listo, la aventura en alta mar comienza. La ruta propuesta es interesante 18 días: embarque en Buenos Aires, luego paradas en Río de Janeiro, Salvador, Maceió, Barcelona, Tenerife hasta llegar a Savona, Italia. Aunque la premisa del viaje no sea sólo recorrer los atractivos destinos, sino que el traslado se vuelve en gran protagonista.
Una vez dentro del imponente embarcación –306 metros de eslora, una altura de 62 metros desde la línea del agua, con 1508 camarotes distribuidos en 13 pisos– la primera impresión es abrumadora. "Es una ciudad flotante luminosa ", se oye decir entre los pasajeros que van embarcando. E instantáneamente como acto seguido comienza una ola de fotos, porque cada rincón se vuelve registrable.
"Benvenuti, Bienvenidos, Welcome…" así la tripulación en su mayoría italiana – pero integrada por otras 30 nacionalidades- recibe a los nuevos huéspedes. Y rápidamente llega el primer evento a bordo, la invitación a participar del 'sunset party' una de la múltiples actividades que ofrece el grupo de entretenimiento del Costa Fascinosa. Antes de eso, una parada indispensable por la cabina asignada.
Aquí las dimensiones también son generosas, no es una habitación cualquiera más bien una suite de 35 metros con cama king, sillón, escritorio, un dressoire conectado al baño con jacuzzi incluído. Pero todo eso pierde relevancia, ya que se oye el suave sonido de las olas. Al correr las cortinas, un balcón al mar Atlántico el vecino ideal por el resto de los días.
Viajar en un crucero como éste, resuelve cualquier cuestión desde la rutina deportiva – con gimnasio, cancha de básquet, recreativas -4 piletas, con tobogán incluido, cine 4 D biblioteca y un teatro para 1100 personas- pasando por un recorrido de sabores – con 7 restaurantes-13 bares. La joya del lugar: un spa de 6000 metros cuadrados con vista al mar.
Para la próxima temporada 2018/2019, Costa Cruceros presenta nuevos itinerarios, con embarques en Buenos Aires y Montevideo. Con beneficios exclusivos por compra anticipada y crédito de regalo para consumir a bordo, en reservas realizadas antes del 30 de abril.
La característica más notable de cualquier crucero se reduce a la amplia oferta gastronómica. Cada día, hacen gala de menús de lujo que se adaptan a los paladares más exigentes. Costa Cruceros, cuenta con una propuesta ideada por el reconocido chef estrella italiano Bruno Barbieri, inspirada en las cuatro regiones de Italia, detalla el director Andrea Lopasio. "La comida aquí no puede faltar. Tenemos el desafío de complacer las preferencias multiculturale de cada pasajero pero nuestro fuerte es la culinaria italiana".
Comenzando por el desayuno, luego el almuerzo, los bocadillos de la tarde y la cena de 4 pasos a la carta."Más de 20 mil platos por día se preparan para un viaje de más de 3 mil pasajeros, pero hay un claro programa estricto para evitar el desperdicio de alimentos", agrega Lopasio. Los números reflejan la tarea poco sencilla que tiene el personal.
Una ciudad flotante guarda sus secretos que lo convierten en espacial. Una panadería de 300 metros cuadrados en alta mar, donde se elaboran todos los días 900 panes cada 25 minutos: ciabattas,focaccia, baguettes y pizza, todo vale la pena degustar.
Las cantidades toman dimensiones descomunales entre tantos pasajeros. Se consumen por semana unos 7000 kg de carne, 20000 huevos frescos, 4800 kg de helado y la infaltable cerveza 4500L. Dicen que el aire de mar "abre el apetito". …Para los 'moderados' las sesiones de gym o el sector delimitado para caminatas en el piso 13 son una manera de compensar ante tantas tentaciones.
"El entretenimiento es nuestro fuerte, sobre todos los días de navegación", explica Simona Cruise Director del Costa Fascinosa"los pasajeros demandan actividades a toda hora, en especial los latinos".
Hay una actividad que se encuentra fuera de la famosos ' diarios a bordo' que se disponen todos los días una parada obligatoria en la travesía, los atardeceres. Son las 6 de la tarde y el sol empieza a caer, y la cubierta del piso 10 ubicada en popa es el lugar perfecto para contemplar una puesta de sol idílica.
"Reservate un lugar María, ahí al lado de la baranda, quiero registrar cada una de las puestas, esa bola de fuego que desaparece con la estela", le dice Eugenio a su esposa minutos antes del atardecer, toda una ceremonia a bordo. Ellos viajan por primera vez en un crucero y no quieren perderse ni un solo instante. Bueno, casi nadie, porque rápidamente esa baranda se convirtió en una una platea colmada de espectadores, donde la naturaleza es la estrella.
El viaje continúa camino a Río de Janeiro, la primera parada. La travesía fue más que agitada, mañana será otro día, aún lejos de tierra firme.
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