El Pantanal de Brasil, un santuario natural en el corazón de Sudamérica rodeado de amenazas

Aproximadamente el 62% del humedal más grande del mundo se encuentra en los estados de Mato Grosso y Mato Grosso do Sul. La importancia medioambiental de un atractivo turístico único que fue reconocido en 2000 como Reserva de la Biósfera por la Unesco

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El Pantanal de Brasil, reconocido
El Pantanal de Brasil, reconocido como Reserva de la Biósfera por la Unesco(Shutterstock)

Describir el Pantanal y la importancia que tiene a nivel medioambiental podría llevar horas. Se podría comenzar diciendo que es el humedal más grande del planeta, y uno de los ecosistemas más prístinos de la Tierra. Su riqueza biológica y su diversidad son simplemente arrebatadoras.

Reconocido como Reserva de la Biósfera por la Unesco y santuario de una riquísima fauna nativa, posee una extensión superior a 170.500 km2, según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). Aproximadamente el 62% del Pantanal se encuentra en el centro-oeste de Brasil, en los estados de Mato Grosso y Mato Grosso do Sul. También se extiende por el norte de Paraguay (20%) y el este de Bolivia (18%), donde se lo conoce como el Chaco.

Los humedales son ecosistemas influenciados por las inundaciones. Los ríos de la región inundan cada año el 80% del Pantanal. El proceso comienza en octubre con el inicio de la época lluviosa. Este sistema crea una enorme concentración de vida animal. Los peces retenidos en lagunas y áreas inundadas atraen una gran variedad de aves.

Según WWF, el Pantanal alberga 656 especies de aves, 159 de mamíferos, 325 especies de peces, 98 de reptiles, 53 de anfibios y más de 3.500 de plantas. Muchas especies amenazadas en otras regiones de Brasil se hallan en número considerable en el Pantanal, como el pájaro gigante jabirú, también llamado tuyuyu.

A pesar de la expansión de la ganadería, que tiene más de 200 años en esta región, el Pantanal mantiene más de 85% de su cobertura vegetal nativa, con influencia de sabana y muy frondosa en áreas junto al río.

Turismo en crecimiento

Poco a poco gana espacio un turismo interesado en la observación de la fauna y de sus riquezas naturales. Turistas de todo el mundo acuden allí para realizar safaris fotográficos y capturar momentos únicos de la naturaleza en todo su esplendor.

Posee una extensión superior a
Posee una extensión superior a 170.500 km2, según el Fondo Mundial para la Naturaleza (Shutterstock)

La mejor época para conocer el Pantanal es desde los meses de abril y mayo hasta septiembre u octubre. Una vez que las lluvias disminuyen o se detienen, resulta más fácil navegar o circular por la región.

Hay varias recomendaciones que los viajeros deben tener en cuenta antes de aventurarse por los húmedos rincones del Pantanal, como llevar lentes de sol, protector solar, prendas claras y ligeras y repelente.

De jaguares y anacondas

Por sus características, el Pantanal atrae un enorme número de aves y animales y es más fácil de observar la fauna silvestre que en cualquier otro lugar de Brasil, incluida la Amazonía, especialmente en la época seca, de julio a octubre, porque las especies se congregan en las lagunas que se forman tras las inundaciones.

Algunos animales del Pantanal:

– Jaguar (Panthera onca): es el mayor felino de las Américas, en peligro de extinción. Se considera que el jaguar del Pantanal llega a pesar 200 kilos, se alimenta de 85 especies de este ecosistema, donde se estima que hay una mayor concentración de jaguares. Suele habitar en los márgenes del río Paraguay, donde se tornó un excelente nadador.

– Anaconda Amarilla (Eunectes notaeus): llega a medir 4,5 metros, se alimenta de aves, peces y pequeños mamíferos.

– Jabirú o tuyuyu (Jabiru mycteria): ave símbolo del Pantanal, con hasta 1,5 m de altura.

– Nutria gigante, (Pteronura brasiliensis): puede llegar a pesar 30 kilos. Se estima que en el Pantanal hay 10% de la población total de estas nutrias presentes en Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana Francesa, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam y Venezuela.

– Surubí pintado (Pseudoplatystoma coruscans): de hasta un metro, uno de los peces favoritos de los pescadores en el Pantanal.

– Capibara (Hydrochoerus hydrochaeris): el roedor de mayor tamaño del mundo, vive cerca del agua, principalmente en grupos.

– Caimán del Pantanal (Caiman yacare): mide hasta 2,5 metros, se alimenta de peces, aves y pequeños mamíferos.

Las amenazas a las que se enfrenta

El Pantanal es frágil porque depende de un ciclo hidrológico regular. Cualquier alteración, incluso a miles de kilómetros donde nacen los ríos que lo alimentan, altera su biodiversidad.

Las principales amenazas derivan de la actividad humana: la expansión de la agricultura en áreas cercanas a sus ríos y el uso de pesticidas, de actividad agropecuaria no sostenible, la multiplicación de proyectos de infraestructura (hidroeléctricas, hidrovías), deforestación e incendios.

Pese a ser el bioma brasileño mejor preservado, la erosión del suelo en la región de las nacientes de los ríos que bañan el Pantanal, así como los proyectos de hidrovías y de decenas de hidroeléctricas amenazan su subsistencia, alertan científicos y activistas.

La región de las llamadas "cabeceras" del Pantanal ya ha sido deforestada en 55%, apunta un estudio de WWF.

La deforestación para monocultivos como la soja erosiona los suelos e impide la absorción del agua de lluvias. Ésta acaba escurriéndose hacia los ríos y arrastrando sedimentos que engrosan sus lechos, lo que disminuye la calidad del agua y por consiguiente afecta la vida de peces y plantas subacuáticas.

"Esta región está en riesgo y si no se hace nada para que esto cambie, a lo largo de los próximos años veremos al Pantanal entrando en colapso", afirma Julio César Sampaio, coordinador del programa Cerrado-Pantanal de WWF.

Según datos de esta ONG, 391.000 hectáreas de la región de las llamadas "cabeceras" del río Paraguay todavía no cuentan con la protección legal necesaria.

Un proyecto de ley que se tramita en el Congreso pretende mitigar los impactos de la actividad humana sobre el Pantanal, pero de poco servirá si no se incluyen en él las nacientes de los ríos, sostiene WWF.

Con información de AFP

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