Lo más habitual al arribar a una playa durante las vacaciones -sin importar el clima o las pocas horas de sueño- es tirarse sobre la arena para comenzar a disfrutar y conectarse con el paisaje. En la Isla de Cleopatra, al suroeste de Turquía, ocurre todo lo contrario, porque la belleza paraliza: se la puede contemplar desde todos y cada uno de sus ángulos y el resultado es el mismo.
Es también conocida como Isla Sedir y se encuentra situada en la provincia de Antalya, en la costa de Ula, muy cerca del casco histórico del lugar. Los especialistas de Lonely Planet recomiendan hacer una excursión desde Marmaris (se va en barco por el equivalente de 800 pesos), en Grecia. Solo ocupa tres de los trece kilómetros de las playas de ese país, pero es extremadamente especial, y hay una clara razón.
Varias son las leyendas que cuentan que Cleopatra y su amante Marco Antonio nadaron en las aguas de estas playas en más de una oportunidad. Tal era el amor que el general romano sentía por la mujer más importante de Egipto, que como muestra de afecto y cariño le habría regalado este sitio. Una isla entera para Cleopatra.
Fue elegida por la Revista Forbes como el balneario más bello del mundo
También varias historias afirman que la isla está compuesta por piedras egipcias, ya que la última reina del Antiguo Egipto no aceptaba caminar sobre otra tierra que no fuese la suya. El general habría ordenado entonces transportar tierra egipcia hasta la isla para que su amada Cleopatra pudiese visitarla.
Por eso, la zona es considerada sagrada para muchos de sus habitantes: existen reglas muy estrictas según las cuales toda aquella persona que esté en ese sitio debe bañarse en duchas instaladas en la misma, para que la arena sea devuelta a su lugar de origen. Además, está terminantemente prohibido llevarse arena de este sitio, ya que es parte del patrimonio del país.
Actualmente esta pequeña isla en el Golfo de Gökova se convirtió en la parada más popular de los cruceros y safaris en jeep que salen desde Marmaris. Por eso, es un lugar ideal para quienes tienen un espíritu aventurero y aman las excursiones, los recorridos y sobre todo la historia.
Hay varios puntos de interés para conocer, pero los dos más visitados son:
– La cueva del Fósforo: esta caverna marítima está muy cerca de Damlataş y su suelo brilla como un fósforo debido a los reflejos de la luz lunar. De allí proviene el nombre del lugar.
– La Cueva de Suluin: es la gruta más profunda de Asia y posee una "boca de entrada" de 80 metros. En el año 1955 un equipo de investigación subacuática realizó una exploración de buceo y llegaron a 122 metros de profundidad, pero perdieron la vida sin poder llegar al final de la cueva misteriosa, por eso aconsejan no intentar bañarse allí.
Para los fanáticos de los deportes acuáticos, Isla Cleopatra también es una buena alternativa para practicar cualquier tipo de actividad en el agua: esquí, submarinismo o vela son las tres opciones más populares.
Lo que más se recomienda es contratar los servicios de algún especialista en el área para que se encargue de guiar a los más amateur. Sin embargo, los más experimentados solo necesitarán trazar una hoja de ruta para diagramar un paseo divertido y sin peligros.
Otro de los lugares imperdibles y que hay que visitar son el casco histórico de Alanya, sitio donde está emplazada esa playa. Es una de las ciudades turísticas más importantes del sur de Turquía y se encuentra entre los conocidos Montes Tauros y mar Mediterráneo, en donde es posible conocer lugares como:
– El Castillo de Alanya: está en el casco antiguo de la ciudad y fue construido en la época medieval, más precisamente en el siglo XIII. En el centro hay una pequeña iglesia pero lo más hermoso es la forma en la que está integrado al paisaje.
– La Torre Roja: es uno de los símbolos que identifican Alanya y está en la propia fortaleza de la ciudad. Mide aproximadamente 30 metros de altura. Además se la conoce como la Torre Roja porque está hecha con piedras y ladrillos de ese color.
– El Hamamlr Kasir: son los baños antiguos de esa ciudad. Algunos aún conservan figuras en sus frescos, para muchos, las primeras en el arte turco de la zona de Anatolia.
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