Europa, tierra de cultura y de historia. Aquel continente que suele encabezar la lista de cualquier viajero, con destinos soñados y ciudades eternas. El "viejo mundo" recibe más turistas que cualquier otra región del planeta Tierra, según datos de la Organización Mundial de Turismo de las Naciones Unidas. En el 2016, 616 millones de personas visitaron el continente.
Elegir qué lugares de Europa visitar en un solo viaje es siempre una tarea complicada. Francia fue el país más visitado, con 82,6 millones de turistas extranjeros (en el 2015 habían llegado 84,5 millones, y la disminución se debe a los últimos ataques terroristas). España recibió 75,6 millones, mientras que Italia le dio la bienvenida a 52,4 millones de viajeros.
Sin embargo, hay rincones del continente que no tienen esta suerte. En el año 2016, el país menos visitado fue San Marino, el tercero más pequeño de Europa luego de la Ciudad del Vaticano y Mónaco. Este microestado parece ser solo un pequeño puntito, casi imperceptible en el mapamundi, pero su historia y su geografía lo convierten en un destino único digno de conocer.
La Serenísima República de San Marino es el Estado soberano más antiguo del mundo. La historia borró las fronteras de Venecia y Milán, pero mantuvo a San Marino en el tiempo, incrustado en la Italia moderna ubicado a más de 10 kilómetros de la costa adriática y a 150 kilómetros al este de Florencia. No pertenece a la Unión Europea, pero sigue utilizando el euro y sus habitantes se comunican en italiano.
Su punto más alto es el hermoso Monte Titano -parte de los Apeninos-, de 739 metros de altura. Con un poco más de 30 mil habitantes y 61 kilómetros cuadrados de superficie -que se asemejan al tamaño de la isla de Manhattan en Nueva York-, la pequeña república de San Marino está fuera del radar de la mayoría de los viajeros, y es hora de que esto cambie.
Este país fue fundado en el siglo IV y fue nombrado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, por su layout medieval y tres increíbles fortalezas que son testigos del paso del tiempo. Es que en Monte Titano hay tres picos, y en cada uno se erige una fortaleza: la primera se llama Rocca o Guaita y es quizás la más reconocible; la segunda, Cesta o Fratta y la tercera Montale.
La Fortaleza de Guaita la que más impacta, y ofrece algunas de las mejores vistas tanto de Italia como del mar Adriático. La más antigua de las tres torres del Monte Titano fue construida en el siglo XI, y por un tiempo funcionó como prisión. Junto con sus hermanas, forma parte de la bandera y del escudo de armas de San Marino, como símbolo de su espíritu e identidad.
Los visitantes que arriben a San Marino podrán viajar en el tiempo gracias a su histórica estructura, con conventos que datan del siglo XIV, el Teatro Titano del siglo XVIII y su increíble basílica, erigida en el siglo XIX. Su obra maestra: el majestuoso Palazzo Pubblico. Además, a pesar de no ser parte de la Unión Europea, posee un acuerdo con Italia por lo que se puede pasar libremente de un país al otro si el turista se queda menos de 10 días. Una gran opción es también ir solo a pasar el día y volver a la noche a la ciudad de estadía como pueden serlo Florencia o Boloña, que se encuentran a menos de tres horas.
La gastronomía es otro punto a favor para los viajeros amantes de las artes culinarias, o simplemente los turistas que sepan apreciar el buen comer. Con una larga tradición en la realización de quesos, la cocina de San Marino se caracteriza por sus pastas, y sus sabores son tan puros y frescos como la materia prima que utilizan. La piadina es uno de sus platos más requeridos, que importa de la región de Emilia-Romaña de su país vecino. Se trata de un pan plano elaborado con harina de trigo generalmente relleno con diferentes delicias.
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