Conocer un lugar distinto y apasionante siempre es bueno. Es genial, en realidad. Tener buenas ideas es algo que no tiene precio y viajando uno se encuentra con un sinfín, literalmente interminable, de buenas ideas.
Es lo que ocurre cuando uno visita el Local Market en St. Petersburg en la Costa del Golfo en la Florida, Estados Unidos.
Un lugar en el centro de la ciudad, rodeado de tiendas y lugares para caminar y visitar, que concentra una especie de combinación de mercado, supermercado gourmet, almacén de barrio, restaurante con decenas de estaciones de comida diferentes, bar, música, especias, dulces, sales de todos los mares del mundo, carnes, frutos de mar, panadería, fiambres, quesos de todo el mundo, vinos de los países más renombrados (incluida la Argentina), salsas para carnes, condimentos, libros de cocina, sushi, pollo asado, pizzas, sándwiches cubanos, libros de recetas, leña para el asado… En fin, la lista es interminable.
El lugar está ambientado en una atmósfera europea; uno podría comer en el piso si quisiera… Hay pastas, aguas minerales de cualquier lugar del planeta, pescados. Y todo es fresco. La comida se hace con los productos que también están a la venta. Es como si en un almacén del barrio uno pudiera comer al mismo tiempo que compra.
El Local Market tiene un staff impresionante por el número y por la atención: están allí para servirlo a uno como si uno fuera el único cliente.
La verdad es que la primera sensación que uno tiene es la de querer llevarse todo; pedir que le envuelvan todo y llevárselo. "¿Pero a qué se refiere señor?" "A todo: envuélvame el negocio entero que me lo llevo".
Una de las cosas que impacta es la variedad de productos y la cantidad que hay por rubro: son cientos de cervezas, cientos de salsas para carnes, cientos de quesos, cientos de botellas de vino, cientos de condimentos.
Es difícil probar la comida de todas las estaciones porque literalmente uno volaría por los aires, por la cantidad que hay. Hay que ser selectivo. Pero cuesta.
Para los amantes del sushi, la preparación ya entra por los ojos, en una especie de bandejas que simulan pequeños barquitos de madera. Las heladeras de fiambres y quesos lo dejan a uno con los ojos abiertos: quesos franceses, jamones españoles e italianos… En fin, una exhibición.
El lugar no es caro y se puede disfrutar de día o de noche por igual. Al salir uno puede caminar por los negocios que rodean la plaza o poner el Google Maps en el teléfono y volver caminando al hotel bordeando la Bay Shore Drive con la marina, repleta de veleros, mientras se va comentando con la familia o con los amigos la experiencia que acaba de vivir.
Obviamente, el Local Market no es el único lugar de su tipo en el mundo. El concepto es bien conocido en Europa y, sin ir más lejos, no lejos de "St. Pete", en Miami, está Epicure, un lugar gourmet para comprar y comer pero que no alcanza en magnitud, tamaño y diversidad al que tiene éste en la Costa del Golfo.
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