El nombre popular que recibió lo dice casi todo: "Piscina del diablo" o "Pileta del diablo". Se encuentra en una intersección entre Zambia y Zimbabue, en un punto altísimo de las cataratas Victoria. Tan solo con mirar hacia abajo uno se estremece: los 108 metros que separan a la pileta del río Zambeze del fondo.
A cada minuto, millones y millones de litros de agua caen en cascada. La posibilidad que ofrece el terreno la convirtió en una atracción sin igual en África. Sin embargo, los riesgos son múltiples. El abismo se abre a escasos centímetros de los bañeros que se atreven a ingresar.
Debido a los peligros que atañe, su ingreso presenta restricciones. En primer lugar, solo se puede ingresar desde septiembre hasta diciembre de cada año. Es que es el único período en el que los turistas pueden nadar sin temor a una caída porque el nivel del agua está más bajo.
Sin embargo, el peligro persiste. Incluso en esos cuatro meses el caudal del río puede crecer más de un metro en pocos minutos y sin previo aviso. Por más que aparente un día calmo, una lluvia que irrumpe a cientos de kilómetros puede desatar la furia de la piscina.
Por ello, todas las visitas deben ser con un guía que controle la experiencia. Los interesados deben llegar hasta isla Livingstone en Zambia para obtener la entrada que les permita ingresar. Dentro de esos servicios, se incluye un guía conocedor de los vaivenes del agua que supervisa los baños.
Más allá de las advertencias recurrentes, los turistas se aventuran por demás y menosprecian los riesgos que atañe "La pileta del diablo". Las medidas de seguridad no pudieron evitar que se produjeran algunas muertes por caídas al vacío. De hecho, la empresa que presta el servicio se asegura de que los turistas firmen un contrato que los exime de responsabilidad ante un accidente.
Todo riesgo tiene su premio. Los bañistas que se arriesgan a posarse cerca de los límites de la pileta logran fotografías inigualables, que muestran un paisaje imponente detrás y revelan la adrenalina en los rostros de los entusiastas.
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