Una particular isla del Caribe ofrece sus mejores postales en apenas 87 kilómetros cuadrados. Aguas templadas y transparentes, arena clara y fina, palmeras playeras e imponentes atardecer. Una isla pequeña pero con mucho para ofrecer, dividida política y socialmente en dos lados: al sur, la holandesa Sint Maarten y al norte, la francesa Saint Martin. Un solo viaje, dos destinos.
El paso de una jurisdicción a otra no tiene restricciones. Cada sector tiene su identidad propia con su capital, moneda, idioma oficial y hasta corriente eléctrica.
Para trasladarse por Saint Martin-Sint Maarten es importante contar con un auto para poder descubrir a través de su ruta cada uno de sus espectaculares puntos. Desde su naturaleza selvática hasta sus casitas coloridas en las laderas.
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Sus propuesta también son diferentes. En el territorio francés, un estilo de vida más europeo y tranquilo, con las mejores playas, en el holandés, la zona más turística y comercial con movimiento todo el año.
Con un amplia oferta de playas, una selección de las 5 paradas obligatorias
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Maho Beach es la parada obligatoria, con una gran convocatoria de turistas, esta pequeña playa reúne a un centenar de curiosos por día -sobre todo entre las 11 y las 16 horas- para ver los aterrizajes bien de cerca. No hay photoshop ni montajes: los aviones pasan a metros ya que una angosta calle separa la arena de la pista del Aeropuerto Internacional Princess Juliana .
Por otra parte el famoso Sunset Bar comparte los horarios de arribo y salida de las diversas aerolíneas para no perderse la imponente postal. Los mejores atardeceres se disfrutan desde este ángulo.
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Bordeando el aeropuerto se encuentra la extensa Simpson Bay, otra parada inolvidable donde el lujo y el aire del Caribe se complementan de manera perfecta. Uno de los mejores sitios para hospedarse ya que se puede acceder a pie a la capital holandesa: Philipsburg.
Saint Martin es distinta, quizá por no recibir a diario cruceros, y refleja otra mística. Allí la oferta gastronómica internacional es superadora, con gran despliegue de cocina gourmet en la famosa calle de Grand Case.
La playa mejor rankeada de la isla –Orient Bay– también se encuentra de este lado. Conocida como la Saint Tropez del Caribe es pública y sin prejuicios. Allí funciona un club naturista para los que cultores de esta práctica.
También hay espacio para los más conservadores con una diversa oferta de paradadores con una carta de espumantes únicos, los mejores platos con un toque europeo, repostería francesa, reposeras y sombrillas. Claro, todo con un costo extra.
De 'espaldas' a Orient bay se esconde Anse Marcel, una de las 36 playas del Caribe situada en el lado francés de la isla. Ubicada entre dos bahías, su mar es tranquilo y relajado, un sitio ideal para disfrutar de los atardeceres del destino de lujo.
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De 10 a 16 horas todos los días un taxi lancha traslada a un grupo de turistas a la exótica Pinel Island con dos bares, servicio de snorkling y una reserva natural para conectarse aún más con la naturaleza.
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