Los viajeros buscan experiencias. Ya no se trata solamente de ir a un destino, el traslado es una parte fundamental del trayecto. La península arábiga se convirtió en el epicentro de la disputa muy reñida por dominar el cielo. Con millones de inversión e innovación opulenta, varias aerolíneas locales se pelean por ganar clientes, por lo que avocan a propuestas ambiciosas, originales y con oportunidades imperdibles para seducir a los viajeros.
La máxima expresión de ello se aprecia para todo el público en las publicidades de televisión que con sólo unos segundos pueden mostrar muchas de las posibilidades en un vuelo exclusivo, alejado de lo tradicional. La oferta es única, inigualable. Infobae se sumó a la experiencia. Uno de los viajes imperdibles es el que ofrece la aerolínea Emirates en el tramo que une Buenos Aires y Río de Janeiro. A bordo del Boeing 777-300ER, ubicarse en uno de los 354 asientos disponibles -contabilizando los de primera clase, ejecutiva y económica- es simplemente increíble.
Desde la vestimenta de las azafatas hasta el envoltorio con el que se preservan los escarbadientes, el estilo árabe está impregnado en cada rincón. Lo primero que se advierte es un punto de vital relevancia para la gente en la actualidad: hay WiFi. El servicio "Aeromovile" permite a cada pasajero utilizar el teléfono móvil durante el vuelo y no permanecer desconectados.
Con filas de siete asientos, los 42 viajeros de ejecutiva pueden elegir entre las más de 300 películas disponibles -varias todavía en cartelera de cines, como La La Land o Moonlight- para disfrutar en una pantalla de 19 pulgadas. Son en total 2.500 programas de entretenimiento, tomando en consideración los filmes, canales de televisión, canciones y videos juegos. Esta vez la música quedó de lado. Para esta ocasión se eligió una película de acción, "Captain América Civil War".
El asiento -como todos los de business- se hace cama horizontal, llegando hasta los dos metros de largo. Por medio de una tablet portátil y/o de un control remoto se manejan todos los comandos, pudiendo ajustar el lugar de reposo de acuerdo al las propias preferencias. Además, para quienes deseen usar computadoras u otros artefactos tecnológicos, cada uno dispone de un toma corriente para cargar la batería.
Diseñada especialmente por un chef, la comida constituye otro de los puntos sobresalientes. La gastronomía excede las expectativas de los abordantes. La carta de bebidas alcohólicas incluye champagne de marca y vinos de renombre de regiones europeas, oceánicas, Sudáfrica y California. El menú elegido: filet de res con corteza crujiente de hierbas acompañado de tomates a la provenzal, brócolis en manteca y puré de batatas con rábanos picantes. Para tomar, jugo natural de naranja, mientras que el postre fue un tiramisú de chocolate blanco. De yapa, dos bombones de chocolate negro.
Pasada la hora llega un momento ideado para el relax. Apagadas las tenues lámparas de colores, se encienden en el techo decenas de luces que simulan una noche estrellada, una idea pensada para reducir los efectos del jet lag, más allá del sistema de diez puntos de masajes también disponible.
Para la clase económica las bondades también dan el presente. Al igual que en las otras categorías, disponen de las toallas calientes para la higiene personal, la comunicación online y el paquete de entretenimiento tecnológico. Los asientos son muy espaciosos. En tanto, la primera es un mundo aparte: los cubículos independientes son la comodidad en su máxima expresión.
Habiendo partido apenas pasadas las 21.30 del Aeropuerto de Ezeiza, se arribó a destino brasileño veinte minutos superada la medianoche. La lluvia y la pesadez en el ambiente carioca dificultan aún más una tarea de por sí muy compleja por el hecho de ya no pertenecer: tener que bajarse.
Los lujos de la Primera Clase del A380 son aún mayores. Un suite privada con ducha y spa propios, una "cápsula" que se cierra para mayor privacidad y un exclusivo lounge para socializar con los demás pasajeros. Una sofisticación en el aire.
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