"Creemos un museo sobre nosotras" fue la iniciativa que dio origen al Gender Museum, una exposición en Ucrania que propone observar al mundo a través de una perspectiva femenina. Es un espacio dedicado a relatar la historia de la mujer y su lucha a través de los tiempos. Su liberación y sus sufrimientos. El movimiento feminista y sus ramificaciones. Es el primero y único en Europa del Este, y está a punto de desaparecer. A menos que una campaña global logre salvarlo.
María Sánchez es una artista española al frente del movimiento #SaveGenderMuseum, una iniciativa nacida en enero del 2015 con el urgente y relevante propósito de evitar el cierre del único museo de género de Ucrania, ubicado en la ciudad de Járkov, a 800 kilómetros de Kiev, la capital del país. El objetivo de la institución es captar la atención de la gente para que se informe y eduque sobre problemas por los que atraviesan las mujeres; para facilitar el afianzamiento de las conexiones culturales entre Ucrania y el resto del planeta, y para que se consolide de una vez por todas, con naturalidad y sin prejuicios, el movimiento feminista a nivel internacional.
#SaveGenderMuseum es un proyecto dentro del marco de su Servicio de Voluntariado Europeo que la artista está realizando en Ucrania, en colaboración directa con el equipo del Museo de Género de Járkov: Тatiana Isaeva (directora del museo) y Mariya Chorna (diseñadora), junto con muchas otras personas que voluntariamente están prestando su ayuda para el desarrollo de esta iniciativa.
Cuando Sánchez arribó al país en el año 2014, poco después del terrible Jueves Negro en Kiev -el Euromaidán, una serie de protestas y manifestaciones nacionalistas que terminaron con la caída del presidente electo Víktor Yanukóvich-. Se encontró frente a frente con una situación más que complicada. La tensión era palpable. Trabajó en ese tiempo en galerías de arte y centros de la zona, y luego le tocó un papel para el que no se había imaginado: clausurar para siempre el Gender Museum.
Es que la guerra y la tremenda crisis por la que estaba transitando Ucrania había provocado que esta pequeña institución ubicada en una antigua residencia soviética de 55 metros cuadrados pasara de recibir un promedio de 500 visitantes al día durante el 2013 y 2014 a que ni un alma se acerque a su umbral. No les alcanzaba para pagar las cuentas de luz ni afrontar los gastos de mantenimiento necesarios para mantenerlo en pie.
Así era la situación del museo hasta que Sánchez decidió en vez de cerrarlo hacer todo lo posible para salvarlo, ya que se dio cuenta inmediatamente de su gran importancia, no sólo para el movimiento feminista, sino para que las mujeres aprendan su historia, y para que la sociedad en general logre darse cuenta de la relevancia de resaltar los conflictos y las problemáticas de género a través de los tiempos, que permanecen hoy más fuertes que nunca.
Se encontró entonces en una encrucijada: ¿Debía hacer su trabajo, embalar los más de 3 mil objetos parte de la amplia colección de la institución y cerrar las puertas del museo para siempre? ¿O debía en cambio cerrar los ojos y escaparle al conflicto, deshacerse de la culpa y seguir su camino por otro lado? Ninguna de estas opciones estaba escrita en el destino de Sánchez.
Estaba en una ciudad extraña, en el medio de uno de los conflictos bélicos más graves de la historia reciente. Pero decidió que eso no la iba a detener. "Lo único que hacía era pensar en cómo podía sacar adelante todo aquello", reconoció en una entrevista con un medio de su país. "En un contexto de guerra las ciudades tienen que seguir su vida".
#SaveGenderMuseum llega además en un momento peculiar. Debido a las últimas guerras por las que pasaron los países ex soviéticos, Ucrania perdió cerca de un 80% de su población masculina. El país posee un 50% más de mujeres que de hombres. Es por eso que es importante hoy más que nunca educarlas sobre su historia y tratar de eliminar los estereotipos de género.
Sánchez creó esta campaña para rescatar a este museo y para que la gente puede participar activamente para su salvaguarda. Pero ella misma, al darse cuenta de la necesidad de este lugar, aportó dinero de su propio bolsillo para que pueda mantenerse en pie. En torno a este ideal, ya hay varias personas trabajando incansablemente y por ninguna recompensa monetaria. Hay patrocinadores y padrinos que colaboran día a día para que este pequeño museo continúe existiendo. Está diseñado para que el Museo reciba ayuda internacional de cualquier persona, asociación, colectivo o grupo, que puedan apoyarlo económicamente para poder reunir la cuantía del alquiler mensual y así poder mantener su espacio físico sin perder todo el material que posee.
Y sus salvadores no dudan en destacar su importancia: "Consideramos de absoluta importancia educar en la igualdad a la sociedad ucraniana más aún en un momento de grandes dificultades, donde es esencial apostar por la equidad de derechos para todos los géneros. La lucha dentro de este conflicto bélico ha de abordar todos los frentes y, la educación de la población que está buscando el cambio, necesita unas bases educativas mínimas para poder construir un futuro".