Montreal: siete paseos imperdibles de la ciudad más europea de Canadá

Con su casco antiguo, su propia Notre Dame y una “pequeña Italia”, la ciudad captura la esencia del Viejo Continente y sorprende, a su vez, por su modernidad

El paisaje es como salido de un cuento: uno no sabe realmente para donde mirar, y en otoño los colores toman protagonismo (Shutterstock)

Si el viajero parte desde Nueva York en dirección norte por la Interstate 87, ingresa en una de las rutas escénicas más impresionantes de Norteamérica. Esta autopista une la Gran Manzana con Montreal, en Canadá, a través de un denso bosque de coníferas bordeado hacia el oeste por el Parque Nacional Adirondack. El paisaje es como salido de un cuento: uno no sabe realmente hacia dónde mirar, y en otoño los colores toman protagonismo.

Algunos de los destacados para visitar en esta maravillosa ciudad canadiense:

La Catedral

La Catedral de Notre Dame de Montreal es un hito (Shutterstock)

La Catedral de Notre Dame de Montreal es un hito, y el lugar ideal para empezar el viaje: sus tallas, sus vitrales, la forma como penetra y se dispersa la luz es impresionante, es un lugar al cual hay que dedicarle tiempo y pensamiento. Aquí hay gente de todas partes, todas buscando la mejor imagen para una foto. A diferencia de su homónima de París esta Basílica tiene una mejor escala, es más "visitable" y no deja de tener su majestuosidad y su belleza artística. El retablo, las pinturas murales, la fachada y sus bóvedas pintadas de azul y estrellas en oro la hacen única en Norteamérica.

La Notre Dame canadiense, nada que envidiarle a su homónima parisina (Shuttersotck)

El Viejo Montreal

La conservación del patrimonio es una dura tarea para los pueblos. Aquí se combinan la educación de los residentes y la capacidad administrativa y de gestión de gobierno local para darle limpieza y mantenimiento a la ciudad vieja. En ella es posible observar la arquitectura de diversas épocas desde el Chateau Ramezay -una sólida construcción de piedra del siglo XVIII ocupada por el gobernador francés en 1705- hasta otras que nos muestran los cambios en el diseño, siglo tras siglo.

Old Montreal es un lugar vital, donde uno puede pasarse horas caminando o simplemente admirando la belleza de las construcciones (Shutterstock)

Además es la oportunidad de disfrutar de una oferta variada de comidas y recuerdos. Este sector de la ciudad es tal como uno lo espera: antiguo, afrancesado en su arquitectura, gastronómico y turístico. La zona está llena de restaurantes y bares de una onda increíble. Old Montreal es un lugar vital, donde uno puede pasarse horas caminando o simplemente admirando la belleza de las construcciones. La Rue St-Paul es su calle más representativa.

Museo de Bellas Artes

Este museo es una obra de arte en sí mismo y un importante exponente de arquitectura moderna que se conecta con un gran espacio clásico bajo la avenida. La luz del atrio de entrada es un regalo visual. Muy bien organizada, la muestra comprende los movimientos contemporáneos, el periodo clásico con influencia francesa y mucho de arte universal: Renoir, Rodin, Cezanne, Monet, Degas, Dalí y Picasso. Con colecciones permanentes de autores canadienses y americanos. Hasta un Jesús Soto de Venezuela se alberga en su colección de cinetismo (obras en las que las imágenes parecen tener movimiento) y abstracción. La exhibición especial de esta temporada es una muestra sobre Pompeya, y otra de artículos personales de Napoleón Bonaparte. Ambas mostradas con una curaduría minuciosa.

Rue St. Catherine

Esta calle plenamente comercial es atravesada por la mezcla arquitectónica típica de Montreal. Recorre gran parte de la ciudad aunque, sin embargo, la parte turística es aproximadamente de 3 kms. En St Catherine se encuentran tiendas y restaurantes de todo tipo y para todos los presupuestos. Aquí se posiciona la biblioteca de la ciudad, que es enorme, con dos pisos y un pequeño Starbucks adentro. Hay varios accesos a las estaciones de metro a lo largo de la calle. St Catherine se cruza con otras calles principales por lo que uno se puede transportar fácilmente desde y hacia cualquier parte.

Montreal es una especie de simbiosis espectacular en pleno corazón americano (Shutterstock)

Mercado Jean-Talon

Ubicado dentro del distrito de la "pequeña Italia" este mercado es encantador y muy bien provisto. Es un lugar excelente para comprar frutas, verduras, carnes y pescado a relativo buen precio y calidad. Hay también varios lugares para comer o tomar un café. Es muy recomendable ir a visitarlo sin apuros. Está abierto todos los días de la semana y también pueden comprarse productos típicos canadienses como el Almíbar de Arce y almorzar en cualquiera de sus restaurantes.

Ciudad subterránea

Una ciudad subterránea es una red de túneles que conectan edificios, normalmente del área central de una ciudad. Este tipo de estructura es especialmente importante en lugares con un clima frío, ya que permite a sus ciudadanos disfrutar de los servicios del centro sin tener en cuenta los problemas del clima.

El frío suele ser desolador, por lo que la ciudad posee la red de refugios más grande del mundo (Shuttersotck)
Montreal es una especie de simbiosis espectacular en pleno corazón americano

La ciudad subterránea más conocida y transitada del mundo está en Montreal, Canadá. Los carteles indicadores la llaman RESO, en la que 32 km de túneles conectan siete estaciones céntricas de metro, siete grandes hoteles y muchos edificios de oficinas y centros comerciales en 41 manzanas (12 km²). Es la mayor ciudad subterránea del mundo y se construyó a causa de los gélidos inviernos.

Laurentian Mountains

En Laurentian Mountains uno encuentra la naturaleza en todo su esplendor y concentrada a sólo una hora de la ciudad. Es un lugar excelente lugar para tomar fotos y para caminar al aire libre. Se puede llegar en autobús o también en bici para los que se animen. Alrededor hay pequeños pueblos muy pintorescos (Val David, Sainte A Gath, Mont Tremblant y Val Morin) y hay muchos resorts de ski.

Montreal es una especie de simbiosis espectacular en pleno corazón americano. Una perla europea que prueba la tolerancia y la perfección que se logra cuando se combinan ambos mundos.